¡Aguante la tecnología, pero ojo! Parece que los chatbots de inteligencia artificial, esos que te responden cualquier cosita, ahora tienen un nuevo brete: intentar convencerte de quién votar. Unos estudios recientes que salieron en Europa nos ponen en alerta máxima sobre cómo estas máquinas podrían estar influyendo en nuestras decisiones electorales, y eso, diay, da qué pensar.
La onda es que, según investigadores, basta con unas pocas conversaciones con estos asistentes virtuales para empezar a cambiar de opinión política. Los estudios, hechos en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Polonia, midieron cómo los participantes, antes tranquilos con un candidato, empezaban a voltear a ver al otro después de charlar con un chatbot programado para persuadir. ¡Imagínate!, un simple chat cambiando tu voto.
En las pruebas, usaron modelos como GPT-4o de OpenAI y DeepSeek, esos que ya andan dando vueltas por internet. Le preguntaban a la gente por sus preferencias, usando una escala del 0 al 100, y luego los ponían a platicar con los chatbots. Los resultados fueron bastante sorprendentes: algunos partidarios de Donald Trump cambiaron su opinión sobre Kamala Harris en casi cuatro puntitos en la escala. ¡Cuatro puntitos no suenan a mucho, pero sumados entre muchos votantes sí pueden hacer la diferencia!
Y ni hablar de los resultados en Canadá y Polonia, donde los cambios de opinión fueron aún más notorios: hasta diez puntitos. Eso demuestra que la persuasión algorítmica, como le dicen algunos, puede tener un impacto considerable en la opinión pública. Esto nos pone en un aprieto porque, ¿cómo sabemos si nuestra decisión está basada en información objetiva o en la influencia sutil de una máquina?
Lo que preocupa es que estos chatbots no siempre dan información verídica. Se les puede programar con sesgos o con datos incorrectos, y así, sin quererlo, nos están convenciendo de algo que no es cierto. Imagínate caerle en una campaña de desinformación disfrazada de conversación amigable. ¡Qué despiche!
Ahora, hay que entender que esto no significa que todos los chatbots sean malos o que debamos demonizarlos. La inteligencia artificial tiene muchísimo potencial para mejorar nuestras vidas, desde la medicina hasta la educación. Pero también tenemos que ser conscientes de sus riesgos y tomar medidas para protegernos contra posibles manipulaciones.
Aquí en Costa Rica, con las elecciones acercándose, es importante que estemos alertas ante este tipo de amenazas. Tenemos que informarnos bien, contrastar fuentes y no dejarnos llevar por la primera impresión que nos dé un chatbot. Además, las autoridades deberían ponerle el ojo encima a estos sistemas para asegurarse de que no estén siendo utilizados para fines ilegítimos. No queremos que nos vayan a jalar una torta, ¿verdad?
En fin, la cuestión es compleja y nos invita a reflexionar sobre el futuro de la democracia en la era digital. Con tanta tecnología avanzando a pasos agigantados, ¿cree usted que los chatbots y otras herramientas de inteligencia artificial representan una amenaza genuina para la integridad de nuestros procesos electorales, o simplemente estamos exagerando el problema? ¡Déjeme su opinión en los comentarios, mae!
La onda es que, según investigadores, basta con unas pocas conversaciones con estos asistentes virtuales para empezar a cambiar de opinión política. Los estudios, hechos en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Polonia, midieron cómo los participantes, antes tranquilos con un candidato, empezaban a voltear a ver al otro después de charlar con un chatbot programado para persuadir. ¡Imagínate!, un simple chat cambiando tu voto.
En las pruebas, usaron modelos como GPT-4o de OpenAI y DeepSeek, esos que ya andan dando vueltas por internet. Le preguntaban a la gente por sus preferencias, usando una escala del 0 al 100, y luego los ponían a platicar con los chatbots. Los resultados fueron bastante sorprendentes: algunos partidarios de Donald Trump cambiaron su opinión sobre Kamala Harris en casi cuatro puntitos en la escala. ¡Cuatro puntitos no suenan a mucho, pero sumados entre muchos votantes sí pueden hacer la diferencia!
Y ni hablar de los resultados en Canadá y Polonia, donde los cambios de opinión fueron aún más notorios: hasta diez puntitos. Eso demuestra que la persuasión algorítmica, como le dicen algunos, puede tener un impacto considerable en la opinión pública. Esto nos pone en un aprieto porque, ¿cómo sabemos si nuestra decisión está basada en información objetiva o en la influencia sutil de una máquina?
Lo que preocupa es que estos chatbots no siempre dan información verídica. Se les puede programar con sesgos o con datos incorrectos, y así, sin quererlo, nos están convenciendo de algo que no es cierto. Imagínate caerle en una campaña de desinformación disfrazada de conversación amigable. ¡Qué despiche!
Ahora, hay que entender que esto no significa que todos los chatbots sean malos o que debamos demonizarlos. La inteligencia artificial tiene muchísimo potencial para mejorar nuestras vidas, desde la medicina hasta la educación. Pero también tenemos que ser conscientes de sus riesgos y tomar medidas para protegernos contra posibles manipulaciones.
Aquí en Costa Rica, con las elecciones acercándose, es importante que estemos alertas ante este tipo de amenazas. Tenemos que informarnos bien, contrastar fuentes y no dejarnos llevar por la primera impresión que nos dé un chatbot. Además, las autoridades deberían ponerle el ojo encima a estos sistemas para asegurarse de que no estén siendo utilizados para fines ilegítimos. No queremos que nos vayan a jalar una torta, ¿verdad?
En fin, la cuestión es compleja y nos invita a reflexionar sobre el futuro de la democracia en la era digital. Con tanta tecnología avanzando a pasos agigantados, ¿cree usted que los chatbots y otras herramientas de inteligencia artificial representan una amenaza genuina para la integridad de nuestros procesos electorales, o simplemente estamos exagerando el problema? ¡Déjeme su opinión en los comentarios, mae!
