Maes, a veces uno lee las noticias y no sabe si reír, llorar o prepararse un cafecito bien cargado para aguantar la que se viene. La última vara con el presi, Rodrigo Chaves, es el ejemplo perfecto. Todo empezó por un supuesto video de Donald Trump que, según Chaves, los medios de aquí usaron para armar un zafarrancho, insinuando que el gringo nos estaba tirando por el suelo en temas de seguridad. El presidente brincó, y como ya es su estilo, salió a repartir a todo lado, asegurando que su gobierno ha hecho todo lo que la ley le permite para frenar el despiche que tenemos en las calles.
Según Chaves, la vara con Trump fue una malinterpretación con mala leche. Dice que el expresidente gringo hablaba de Washington D.C. y que usar eso para criticar a Costa Rica es una “insinuación mezquina”. Pero diay, ese fue solo el calentamiento. El plato fuerte vino después, cuando reconoció que aquí la cosa está color de hormiga con los homicidios y el crimen organizado. Eso sí, rápido sacó su lista de logros: que si siete delegaciones nuevas, que si vienen 40 más, los famosos escáneres que ya son como una leyenda urbana, drones, chalecos, y más de 2.000 nuevos policías en la calle. Hasta les subió el salario y les dio pólizas. Un checklist completo para decir “vieran que sí estamos haciendo el brete”.
Pero aquí es donde la puerca tuerce el rabo. Después de presentar sus credenciales, Chaves hizo lo que mejor sabe hacer: apuntar a los otros poderes. Le tiró durísimo al Poder Judicial y a la Asamblea Legislativa, básicamente diciéndoles que de nada sirve poner más policías si las leyes son un chiste y los jueces sueltan a los malos más rápido de lo que uno dice “upe”. La frase “no chineo, no abrazos para los que pegan balazos” retumbó con fuerza, y hasta le mandó un filazo directo a la magistrada Patricia Solano, acusándola de ver los toros desde la barrera de un “Olimpo Judicial” mientras defiende los derechos de los delincuentes. ¡Qué torta de pleito!
Y este es el meollo del asunto, el verdadero despiche. Mientras el Ejecutivo saca pecho con sus escáneres y sus nuevos oficiales, y le tira la pelota a los otros poderes, la gente de a pie sigue con el Jesús en la boca. Uno escucha al presidente y parece que estamos a un paso de ser Suiza, pero luego sale a la calle, lee sobre otro asesinato en pleno San José, y se da cuenta de que la percepción es otra. El pleito entre Zapote, Cuesta de Moras y la Corte Suprema se siente como una novela donde los protagonistas se tiran chunches y se acusan mutuamente, pero el guion de la vida real, el de la seguridad en nuestros barrios, no cambia mucho.
Al final, Chaves cierra diciendo que la situación es “vergonzosa para la nación” y que los otros poderes deberían estar “avergonzados”. Es un discurso fuerte, de eso no hay duda, pero deja una pregunta flotando en el aire que es imposible de ignorar. Todo este esfuerzo, toda esta inversión y todo este pleito político, ¿de verdad se está traduciendo en más paz para nosotros? O como dirían en el pueblo, ¿es un cambio real o solo estamos escuchando mucha bulla y viendo pocas nueces? El debate está abierto.
Maes, más allá de la hablada y el pleito con los otros poderes, ¿ustedes de verdad sienten que la vara de la seguridad ha mejorado en su día a día? ¿O es pura bulla y seguimos en las mismas?
Según Chaves, la vara con Trump fue una malinterpretación con mala leche. Dice que el expresidente gringo hablaba de Washington D.C. y que usar eso para criticar a Costa Rica es una “insinuación mezquina”. Pero diay, ese fue solo el calentamiento. El plato fuerte vino después, cuando reconoció que aquí la cosa está color de hormiga con los homicidios y el crimen organizado. Eso sí, rápido sacó su lista de logros: que si siete delegaciones nuevas, que si vienen 40 más, los famosos escáneres que ya son como una leyenda urbana, drones, chalecos, y más de 2.000 nuevos policías en la calle. Hasta les subió el salario y les dio pólizas. Un checklist completo para decir “vieran que sí estamos haciendo el brete”.
Pero aquí es donde la puerca tuerce el rabo. Después de presentar sus credenciales, Chaves hizo lo que mejor sabe hacer: apuntar a los otros poderes. Le tiró durísimo al Poder Judicial y a la Asamblea Legislativa, básicamente diciéndoles que de nada sirve poner más policías si las leyes son un chiste y los jueces sueltan a los malos más rápido de lo que uno dice “upe”. La frase “no chineo, no abrazos para los que pegan balazos” retumbó con fuerza, y hasta le mandó un filazo directo a la magistrada Patricia Solano, acusándola de ver los toros desde la barrera de un “Olimpo Judicial” mientras defiende los derechos de los delincuentes. ¡Qué torta de pleito!
Y este es el meollo del asunto, el verdadero despiche. Mientras el Ejecutivo saca pecho con sus escáneres y sus nuevos oficiales, y le tira la pelota a los otros poderes, la gente de a pie sigue con el Jesús en la boca. Uno escucha al presidente y parece que estamos a un paso de ser Suiza, pero luego sale a la calle, lee sobre otro asesinato en pleno San José, y se da cuenta de que la percepción es otra. El pleito entre Zapote, Cuesta de Moras y la Corte Suprema se siente como una novela donde los protagonistas se tiran chunches y se acusan mutuamente, pero el guion de la vida real, el de la seguridad en nuestros barrios, no cambia mucho.
Al final, Chaves cierra diciendo que la situación es “vergonzosa para la nación” y que los otros poderes deberían estar “avergonzados”. Es un discurso fuerte, de eso no hay duda, pero deja una pregunta flotando en el aire que es imposible de ignorar. Todo este esfuerzo, toda esta inversión y todo este pleito político, ¿de verdad se está traduciendo en más paz para nosotros? O como dirían en el pueblo, ¿es un cambio real o solo estamos escuchando mucha bulla y viendo pocas nueces? El debate está abierto.
Maes, más allá de la hablada y el pleito con los otros poderes, ¿ustedes de verdad sienten que la vara de la seguridad ha mejorado en su día a día? ¿O es pura bulla y seguimos en las mismas?