Diay, maes, cuando uno cree que ya lo ha visto todo en la novela de la política gringa, sale Donald Trump y se jala una torta que, sinceramente, ya no se sabe si da cólera o risa. Resulta que el mae, en medio de un discurso para anunciar que va a poner orden en Washington D.C. con la Guardia Nacional y todo el show, tuvo la ocurrencia de meternos en el saco de las capitales “peores del mundo” por inseguridad. Así, sin vaselina. Puso a nuestra querida San José en una lista junto a Bogotá, Ciudad de México y Lima. ¡Qué despiche! O sea, ¿hola? ¿En qué momento Chepe se volvió el villano en la película de Trump?
Seamos brutalmente honestos: San José no es Suiza. A nadie aquí le vamos a vender el cuento de que uno puede andar a las 2 a.m. por la Avenida Segunda con el celular en la mano y cantando una de Malpaís sin que le pase nada. Claro que tenemos nuestros problemas, y bien serios. La inseguridad es un tema que nos come vivos en las noticias y en las conversaciones del cafecito. Pero de ahí a que el presidente de Estados Unidos nos use como el ejemplo del apocalipsis para justificar su propio desmadre político en casa... hay un trecho que huele a pura manipulación. La vara es que el mae necesita un enemigo, un “coco” para asustar a su gente, y diay, qué sal que nos tocó a nosotros ser parte del elenco esta vez.
Lo más irónico de todo este asunto es el contexto. Trump suelta esta bomba sobre San José mientras describe su propia capital, Washington D.C., como una zona de guerra que necesita ser “liberada” y “limpiada” de “pandillas violentas”. ¡Va a mandar 800 efectivos de la Guardia Nacional para empezar! O sea, el mae está hablando de una situación que él mismo califica de “total anarquía” en su propio patio, una ciudad que según su propio gobierno está en el top 15 con más personas sin hogar en EE. UU., y para ilustrar el peligro, ¿nos señala a nosotros? Es como si un vecino que tiene la casa incendiándose te gritara por la ventana que cuides el zacate porque se te está secando. ¡No tiene ningún sentido!
Aquí es donde uno se da cuenta de que este chunche no tiene nada que ver con Costa Rica. Como bien dijo una manifestante gringa citada en la misma noticia: “Todo es un espectáculo. Es solo un gran teatro”. Trump está en plena campaña, jugando para su público. Necesita verse como el tipo duro que restaura “la ley y el orden”. Para eso, se inventa o exagera demonios, ya sea la inmigración, los manifestantes o, ahora parece, las capitales latinoamericanas que probablemente ni sepa ubicar bien en un mapa. Nos usó de utilería, de simple argumento retórico en su brete de venderse como el salvador de una nación que, según él, está al borde del colapso.
Al final, esta mención nos deja en una posición incómoda. Por un lado, da un colerón tremendo que nos manoseen el nombre de esta forma tan descarada y con fines puramente politiqueros. Pero por otro, quizás nos sirve de espejo. ¿Estamos tan bien como para que la crítica nos resbale por completo? Probablemente no. La declaración de Trump es una exageración ridícula, pero nace de una percepción de inseguridad en la región que, lamentablemente, no es del todo inventada. Es una mezcla de ninguneo, ignorancia y una pizca de una verdad que nos duele. Más allá del personaje de Trump, la vara nos debería poner a pensar un poquito.
Así que abro el debate, maes: ¿Esto es solo una hablada de paja más del circo de Trump que deberíamos ignorar? ¿O es un estatequieto que, aunque venga del mae menos indicado, debería obligarnos a ver con más seriedad el despiche de seguridad que sí tenemos en Chepe? ¿O simplemente nos reímos del ridículo y seguimos con nuestro día? Los leo.
Seamos brutalmente honestos: San José no es Suiza. A nadie aquí le vamos a vender el cuento de que uno puede andar a las 2 a.m. por la Avenida Segunda con el celular en la mano y cantando una de Malpaís sin que le pase nada. Claro que tenemos nuestros problemas, y bien serios. La inseguridad es un tema que nos come vivos en las noticias y en las conversaciones del cafecito. Pero de ahí a que el presidente de Estados Unidos nos use como el ejemplo del apocalipsis para justificar su propio desmadre político en casa... hay un trecho que huele a pura manipulación. La vara es que el mae necesita un enemigo, un “coco” para asustar a su gente, y diay, qué sal que nos tocó a nosotros ser parte del elenco esta vez.
Lo más irónico de todo este asunto es el contexto. Trump suelta esta bomba sobre San José mientras describe su propia capital, Washington D.C., como una zona de guerra que necesita ser “liberada” y “limpiada” de “pandillas violentas”. ¡Va a mandar 800 efectivos de la Guardia Nacional para empezar! O sea, el mae está hablando de una situación que él mismo califica de “total anarquía” en su propio patio, una ciudad que según su propio gobierno está en el top 15 con más personas sin hogar en EE. UU., y para ilustrar el peligro, ¿nos señala a nosotros? Es como si un vecino que tiene la casa incendiándose te gritara por la ventana que cuides el zacate porque se te está secando. ¡No tiene ningún sentido!
Aquí es donde uno se da cuenta de que este chunche no tiene nada que ver con Costa Rica. Como bien dijo una manifestante gringa citada en la misma noticia: “Todo es un espectáculo. Es solo un gran teatro”. Trump está en plena campaña, jugando para su público. Necesita verse como el tipo duro que restaura “la ley y el orden”. Para eso, se inventa o exagera demonios, ya sea la inmigración, los manifestantes o, ahora parece, las capitales latinoamericanas que probablemente ni sepa ubicar bien en un mapa. Nos usó de utilería, de simple argumento retórico en su brete de venderse como el salvador de una nación que, según él, está al borde del colapso.
Al final, esta mención nos deja en una posición incómoda. Por un lado, da un colerón tremendo que nos manoseen el nombre de esta forma tan descarada y con fines puramente politiqueros. Pero por otro, quizás nos sirve de espejo. ¿Estamos tan bien como para que la crítica nos resbale por completo? Probablemente no. La declaración de Trump es una exageración ridícula, pero nace de una percepción de inseguridad en la región que, lamentablemente, no es del todo inventada. Es una mezcla de ninguneo, ignorancia y una pizca de una verdad que nos duele. Más allá del personaje de Trump, la vara nos debería poner a pensar un poquito.
Así que abro el debate, maes: ¿Esto es solo una hablada de paja más del circo de Trump que deberíamos ignorar? ¿O es un estatequieto que, aunque venga del mae menos indicado, debería obligarnos a ver con más seriedad el despiche de seguridad que sí tenemos en Chepe? ¿O simplemente nos reímos del ridículo y seguimos con nuestro día? Los leo.
