¡Ay, Dios mío! Se armó un brete tremendo en el Congreso. Parece que la Comisión Investigadora de la presunta beligerancia del Presidente Chaves va a ir con todo. El PLN, liderando esta movida, busca aclarar si realmente hubo algo turbio con sus acciones durante el proceso electoral pasado. Ya saben, la fiscalía le estaba pisando los talones con el tema de la concusión, y ahora esto pinta aún más complicado.
Como les contábamos hace poquito, la diputada Alejandra Larios, quien preside la comisión, viene con toda la intención de hacer un trabajo ordenado, responsable e imparcial. Dice que van a cuidar las formas y respetar el marco legal costarricense, lo cual suena bien, pero todos sabemos cómo andan las cosas por estos lados. Junto a ella, tenemos a Rocío Alfaro, del Frente Amplio, y al oficialista Daniel Vargas, quienes ya tienen experiencia en comisiones similares, la verdad es que eso da cierta tranquilidad, aunque nadie está exento de caer en algún despiste.
Lo que está claro es que tienen un plazo de 20 días –¡y vaya plazo!– para analizar el caso y presentar un informe al Plenario. Si la cosa se pone muy complicada, pueden pedir una prórroga, pero ahí ya hay que estar pendientes porque cualquier extensión puede ser motivo de controversia. Paola Nájera, otra diputada oficialista, resaltó el trabajo previo de Vargas en una comisión parecida, alabando su capacidad para aportar “otros puntos de vista y criterios jurídicos”. Menudo elogio, diay…!
Lesly Bojorges intentó meterse en la Comisión pero no consiguió los votos necesarios. Una lástima para él, pero bueno, así es la política, no todo mundo entra en el pastel. Lo que sí es importante recordar es lo que significa esta acusación de beligerancia política. Según la ley, un funcionario público no puede usar su puesto para favorecer a un partido político ni meterse en actividades electorales de forma indebida. ¡Eso está clarito en la Constitución!
El artículo 102 de la Constitución asegura que nuestro voto debe ser libre, sin influencias externas, y el artículo 146 del Código Electoral prohíbe a los funcionarios del Estado participar en actos partidistas, presumir colores políticos en sus casas o carros, o aprovechar su posición para ayudar a una agrupación. ¡Menuda lista de prohibiciones, eh! Parece que algunos olvidan leerla.
Ahora, la gran incógnita es si la comisión logrará determinar si el TSE (Tribunal Supremo de Elecciones) puede seguir adelante con la investigación. Eso dependerá mucho del rigor con el que analicen las pruebas y testimonios. No será fácil, porque siempre hay intereses en juego y gente tratando de tapar el sol con la mano. Pero esperamos que hagan un buen trabajo y que la verdad salga a la luz. Al final, esto es por el bienestar de nuestra democracia, que ya anda un tanto golpeada, vamos a ser honestos.
Algunos expertos legales comentan que este caso podría sentar un precedente importante para futuras elecciones, estableciendo límites más claros sobre el papel de los funcionarios públicos en la vida política nacional. Otros, sin embargo, son más escépticos y creen que la comisión se verá obstaculizada por la polarización política y la presión mediática. Veremos qué pasa, pues, la vara está alta y el ojo avizor.
En fin, el futuro nos dirá si esta comisión logra esclarecer las acciones del Presidente Chaves y fortalecer nuestras instituciones democráticas. ¿Ustedes creen que la Comisión tendrá la independencia necesaria para llegar a conclusiones justas y objetivas, o la presión política jugará un papel determinante en este proceso? Compartan sus opiniones, ¡esta vara necesita de su criterio!
Como les contábamos hace poquito, la diputada Alejandra Larios, quien preside la comisión, viene con toda la intención de hacer un trabajo ordenado, responsable e imparcial. Dice que van a cuidar las formas y respetar el marco legal costarricense, lo cual suena bien, pero todos sabemos cómo andan las cosas por estos lados. Junto a ella, tenemos a Rocío Alfaro, del Frente Amplio, y al oficialista Daniel Vargas, quienes ya tienen experiencia en comisiones similares, la verdad es que eso da cierta tranquilidad, aunque nadie está exento de caer en algún despiste.
Lo que está claro es que tienen un plazo de 20 días –¡y vaya plazo!– para analizar el caso y presentar un informe al Plenario. Si la cosa se pone muy complicada, pueden pedir una prórroga, pero ahí ya hay que estar pendientes porque cualquier extensión puede ser motivo de controversia. Paola Nájera, otra diputada oficialista, resaltó el trabajo previo de Vargas en una comisión parecida, alabando su capacidad para aportar “otros puntos de vista y criterios jurídicos”. Menudo elogio, diay…!
Lesly Bojorges intentó meterse en la Comisión pero no consiguió los votos necesarios. Una lástima para él, pero bueno, así es la política, no todo mundo entra en el pastel. Lo que sí es importante recordar es lo que significa esta acusación de beligerancia política. Según la ley, un funcionario público no puede usar su puesto para favorecer a un partido político ni meterse en actividades electorales de forma indebida. ¡Eso está clarito en la Constitución!
El artículo 102 de la Constitución asegura que nuestro voto debe ser libre, sin influencias externas, y el artículo 146 del Código Electoral prohíbe a los funcionarios del Estado participar en actos partidistas, presumir colores políticos en sus casas o carros, o aprovechar su posición para ayudar a una agrupación. ¡Menuda lista de prohibiciones, eh! Parece que algunos olvidan leerla.
Ahora, la gran incógnita es si la comisión logrará determinar si el TSE (Tribunal Supremo de Elecciones) puede seguir adelante con la investigación. Eso dependerá mucho del rigor con el que analicen las pruebas y testimonios. No será fácil, porque siempre hay intereses en juego y gente tratando de tapar el sol con la mano. Pero esperamos que hagan un buen trabajo y que la verdad salga a la luz. Al final, esto es por el bienestar de nuestra democracia, que ya anda un tanto golpeada, vamos a ser honestos.
Algunos expertos legales comentan que este caso podría sentar un precedente importante para futuras elecciones, estableciendo límites más claros sobre el papel de los funcionarios públicos en la vida política nacional. Otros, sin embargo, son más escépticos y creen que la comisión se verá obstaculizada por la polarización política y la presión mediática. Veremos qué pasa, pues, la vara está alta y el ojo avizor.
En fin, el futuro nos dirá si esta comisión logra esclarecer las acciones del Presidente Chaves y fortalecer nuestras instituciones democráticas. ¿Ustedes creen que la Comisión tendrá la independencia necesaria para llegar a conclusiones justas y objetivas, o la presión política jugará un papel determinante en este proceso? Compartan sus opiniones, ¡esta vara necesita de su criterio!