¡Ay, Dios mío! La peña andaba tranquila disfrutando de un café chorreadito y unas galletas de sábila, cuando salió este bombazo. Parece que el Conavi, ese lugar donde se supone que cuidan nuestras carreteras, anda más perdido que chancho en pañales. Un informe de la Contraloría sacudió al país como terremoto en Limón, revelando una maraña de irregularidades que dan ganas de llorar… ¡y apretarle a alguien!
La cosa pinta fea, chavales. Según el reporte, casi todos los empleados del Conavi saben de cosas turbias, pero nadie quiere hablar porque le da cosita a represalias. ¡Imagínate!, prefieren guardar silencio que defender sus derechos. Esto ya no es falla administrativa, esto es puro colapso del Estado de Derecho, y eso sí que duele en el bolsillo de todos nosotros.
Y ni hablar de la magnitud del problema. Estamos hablando de manipulaciones de información, papeles fajados y hasta desvío de lana. ¡Pero eso no es todo! El Lanamme nos dice que algunas carreteras nuevas se están descomponiendo a velocidades supersónicas, literalmente antes de que cumplan dos años. Eso significa que nos estamos gastando la plata en obras que duran menos que un amor de Carnaval.
Lo que más me preocupa es que parece que hay un grupito de empresas constructoras que tienen el control total del negocio. Prácticamente se repartieron todos los contratos de conservación vial en 2024. ¡Una monopolización así huele raro, mi pana! No hay competencia, no hay incentivos para mejorar y el gobierno queda atorado entre cuatro paredes, preso de estos señores.
¿Y qué podemos esperar? Que la corrupción siga floreciendo mientras nuestros carros rechinan y los baches amenazan con tragarnos enteros. Es una vergüenza que tengamos que andar esquivando obstáculos en nuestras propias carreteras, cuando supuestamente tenemos instituciones encargadas de mantenerlas en buen estado. Ya bastante tenemos con el tráfico y el estrés diario, para encima lidiar con infraestructura deficiente.
Ahora bien, la pregunta que me hago es: ¿dónde quedó la transparencia? ¿Dónde quedó la rendición de cuentas? Prometen cambio, dicen que quieren mejorar las cosas, pero a la hora de la verdad, seguimos viendo lo mismo de siempre: negocios turbios, favoritismos y falta de supervisión. Nos han vendido caramelo largo tiempo y ya estamos cansados de lamerlo. Necesitamos acciones concretas, resultados tangibles y gente honesta dispuesta a limpiar la barnizada.
Este no es momento de echarles la culpa a otros países o a la coyuntura económica. Somos nosotros, los costarricenses, los que debemos exigir un alto al pillaje. Tenemos que levantar la voz y demostrar que no vamos a tolerar más abusos. Basta de mirar para otro lado, basta de justificar lo injustificable. ¡El pueblo unido jamás será vencido! (como decía mi abuela).
En fin, ¿ustedes creen que las autoridades realmente tomarán medidas drásticas para combatir la corrupción en el Conavi o seguiremos viendo lo mismo de siempre? ¿Será posible que alguna vez tengamos carreteras seguras y bien cuidadas, construidas con honestidad y transparencia? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlos!
La cosa pinta fea, chavales. Según el reporte, casi todos los empleados del Conavi saben de cosas turbias, pero nadie quiere hablar porque le da cosita a represalias. ¡Imagínate!, prefieren guardar silencio que defender sus derechos. Esto ya no es falla administrativa, esto es puro colapso del Estado de Derecho, y eso sí que duele en el bolsillo de todos nosotros.
Y ni hablar de la magnitud del problema. Estamos hablando de manipulaciones de información, papeles fajados y hasta desvío de lana. ¡Pero eso no es todo! El Lanamme nos dice que algunas carreteras nuevas se están descomponiendo a velocidades supersónicas, literalmente antes de que cumplan dos años. Eso significa que nos estamos gastando la plata en obras que duran menos que un amor de Carnaval.
Lo que más me preocupa es que parece que hay un grupito de empresas constructoras que tienen el control total del negocio. Prácticamente se repartieron todos los contratos de conservación vial en 2024. ¡Una monopolización así huele raro, mi pana! No hay competencia, no hay incentivos para mejorar y el gobierno queda atorado entre cuatro paredes, preso de estos señores.
¿Y qué podemos esperar? Que la corrupción siga floreciendo mientras nuestros carros rechinan y los baches amenazan con tragarnos enteros. Es una vergüenza que tengamos que andar esquivando obstáculos en nuestras propias carreteras, cuando supuestamente tenemos instituciones encargadas de mantenerlas en buen estado. Ya bastante tenemos con el tráfico y el estrés diario, para encima lidiar con infraestructura deficiente.
Ahora bien, la pregunta que me hago es: ¿dónde quedó la transparencia? ¿Dónde quedó la rendición de cuentas? Prometen cambio, dicen que quieren mejorar las cosas, pero a la hora de la verdad, seguimos viendo lo mismo de siempre: negocios turbios, favoritismos y falta de supervisión. Nos han vendido caramelo largo tiempo y ya estamos cansados de lamerlo. Necesitamos acciones concretas, resultados tangibles y gente honesta dispuesta a limpiar la barnizada.
Este no es momento de echarles la culpa a otros países o a la coyuntura económica. Somos nosotros, los costarricenses, los que debemos exigir un alto al pillaje. Tenemos que levantar la voz y demostrar que no vamos a tolerar más abusos. Basta de mirar para otro lado, basta de justificar lo injustificable. ¡El pueblo unido jamás será vencido! (como decía mi abuela).
En fin, ¿ustedes creen que las autoridades realmente tomarán medidas drásticas para combatir la corrupción en el Conavi o seguiremos viendo lo mismo de siempre? ¿Será posible que alguna vez tengamos carreteras seguras y bien cuidadas, construidas con honestidad y transparencia? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlos!
