¡Ay, Dios mío! Quién lo diría... Costa Rica, el país de la Pura Vida, ahora viviendo momentos de tensión que nadie esperaba. Las malas noticias siguen llegando y parece que la inseguridad se nos viene encima como un tren fuera de control. Las últimas cifras son escalofriantes, mi gente, y hasta el más optimista ya empieza a sentir un cosquilleo raro en la barriga.
Según el más reciente estudio del CIEP de la UCR, el 71% de los costarricenses cree que la seguridad ha empeorado en el último año. ¡Eso es casi la mitad del país! Y ni hablar de cómo venían las cosas hace unos meses, cuando todavía había esperanza de que las cosas pudieran mejorar. Parece que nos estamos agarrando de espinas porque el panorama pinta cada vez más oscuro. Setiembre ya daba que pensar, con un 67% preocupado, pero estos cuatro puntos porcentuales extra son la puntillada, diay.
Para ponerle un poco de contexto, este estudio se hizo entrevistando a 1,333 personas por teléfono entre el 6 y el 15 de octubre, con un margen de error de 2.7 puntos. Eso quiere decir que las cifras son bastante confiables. Pero lo que realmente duele es ver que nuestros números coinciden con las estadísticas del OIJ. Hasta el 22 de octubre, hemos superado los 701 homicidios de todo el año pasado. ¡Eso es una barbaridad!
Y si pensaban que la cosa estaba echando humo en otras provincias, piénsalo otra vez. San José lidera la lista con 246 asesinatos, seguido de Limón (144), Puntarenas (105) y Alajuela (81). O sea, no hay escapatoria, mi pana. La violencia se extiende por todo el territorio nacional. Parece que los maleantes no tienen fronteras y andan campante buscando a quién tocar. ¡Qué sal!
Lo peor de todo es que la mayoría de los crímenes se cometen con armas de fuego (574 casos) y el motivo principal sigue siendo el ajuste de cuentas. Eso me da un bajón tremendo, porque significa que hay rencores viejos que no quieren morir y que terminan truncando vidas jóvenes. De esos 478 casos confirmados, muchos son jóvenes entre 20 y 29 años (256 casos), ¡qué carga! Perder a tanta gente joven es como si le arrancaran el corazón a nuestra nación.
Pero no es solo eso. El OIJ también reporta un aumento en las llamadas víctimas colaterales, esas personas inocentes que caen en medio del fuego cruzado. Pasamos de 17 en 2024 a 28 en 2025. Imaginen el trauma que sufren estas familias, perdiendo a sus seres queridos sin haber hecho nada malo. Esto es más que preocupante; es desesperante. Y para rematar, la CICR dice que la inseguridad es el sexto obstáculo más grande para las empresas, afectando su competitividad. ¡Esto nos afecta a todos, maé!
Las autoridades hablan de estrategias y planes, pero a la gente ya no le sirven discursos vacíos. Queremos hechos, queremos seguridad, queremos sentirnos tranquilos en nuestras casas y en las calles. La verdad es que vivimos el año más violento de nuestra historia reciente, con bandas criminales expandiéndose y la impunidad campan a sus anchas. Ya nadie se atreve a caminar solo por la noche y los niños juegan encerrados. ¡Parece mentira que estemos hablando de Costa Rica, el país donde siempre hubo confianza y armonía! Este brete nos está costando caro.
Entonces, mi gente, dime tú: ¿crees que el Gobierno está haciendo lo suficiente para combatir la inseguridad? ¿O deberíamos exigir medidas más drásticas? ¿Cómo podemos recuperar la tranquilidad y la Pura Vida que tanto extrañamos?
Según el más reciente estudio del CIEP de la UCR, el 71% de los costarricenses cree que la seguridad ha empeorado en el último año. ¡Eso es casi la mitad del país! Y ni hablar de cómo venían las cosas hace unos meses, cuando todavía había esperanza de que las cosas pudieran mejorar. Parece que nos estamos agarrando de espinas porque el panorama pinta cada vez más oscuro. Setiembre ya daba que pensar, con un 67% preocupado, pero estos cuatro puntos porcentuales extra son la puntillada, diay.
Para ponerle un poco de contexto, este estudio se hizo entrevistando a 1,333 personas por teléfono entre el 6 y el 15 de octubre, con un margen de error de 2.7 puntos. Eso quiere decir que las cifras son bastante confiables. Pero lo que realmente duele es ver que nuestros números coinciden con las estadísticas del OIJ. Hasta el 22 de octubre, hemos superado los 701 homicidios de todo el año pasado. ¡Eso es una barbaridad!
Y si pensaban que la cosa estaba echando humo en otras provincias, piénsalo otra vez. San José lidera la lista con 246 asesinatos, seguido de Limón (144), Puntarenas (105) y Alajuela (81). O sea, no hay escapatoria, mi pana. La violencia se extiende por todo el territorio nacional. Parece que los maleantes no tienen fronteras y andan campante buscando a quién tocar. ¡Qué sal!
Lo peor de todo es que la mayoría de los crímenes se cometen con armas de fuego (574 casos) y el motivo principal sigue siendo el ajuste de cuentas. Eso me da un bajón tremendo, porque significa que hay rencores viejos que no quieren morir y que terminan truncando vidas jóvenes. De esos 478 casos confirmados, muchos son jóvenes entre 20 y 29 años (256 casos), ¡qué carga! Perder a tanta gente joven es como si le arrancaran el corazón a nuestra nación.
Pero no es solo eso. El OIJ también reporta un aumento en las llamadas víctimas colaterales, esas personas inocentes que caen en medio del fuego cruzado. Pasamos de 17 en 2024 a 28 en 2025. Imaginen el trauma que sufren estas familias, perdiendo a sus seres queridos sin haber hecho nada malo. Esto es más que preocupante; es desesperante. Y para rematar, la CICR dice que la inseguridad es el sexto obstáculo más grande para las empresas, afectando su competitividad. ¡Esto nos afecta a todos, maé!
Las autoridades hablan de estrategias y planes, pero a la gente ya no le sirven discursos vacíos. Queremos hechos, queremos seguridad, queremos sentirnos tranquilos en nuestras casas y en las calles. La verdad es que vivimos el año más violento de nuestra historia reciente, con bandas criminales expandiéndose y la impunidad campan a sus anchas. Ya nadie se atreve a caminar solo por la noche y los niños juegan encerrados. ¡Parece mentira que estemos hablando de Costa Rica, el país donde siempre hubo confianza y armonía! Este brete nos está costando caro.
Entonces, mi gente, dime tú: ¿crees que el Gobierno está haciendo lo suficiente para combatir la inseguridad? ¿O deberíamos exigir medidas más drásticas? ¿Cómo podemos recuperar la tranquilidad y la Pura Vida que tanto extrañamos?