¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con temas que nos dan vueltas en la cabeza. Resulta que el Consejo de Promoción de la Competitividad (CPC), esos señores que siempre tienen datos raritos, sacaron un informe nuevo. Dicen que Costa Rica necesita espabilarse si quiere llegar a competir con los países vecinos. Pero, sinceramente, ¿qué tan realista es todo esto?
Según el reporte, nuestro puntaje de competitividad en 2025 quedó en un flojo 56,2. No es que sea terrible, pero tampoco para echarle flores. Mideplan, el ministerio encargado de planificar, tiene unas metas ambiciosísimas: 61,2 para 2030 y ¡agarren se! 72,1 para el lejano 2050. Uno se queda pensando si para entonces todavía estaremos usando celulares con botón o ya tendremos teletransportación.
Andrés Fernández, el economista del CPC, soltó unas verdades: “Necesitamos una agenda de competitividad, pasar de la medición a la acción”. Suena lindo, pero ejecutar esas acciones es otro cuento. Él dice que hay que enfocarse en seguridad, salud, educación, telecomunicaciones... ¡parece lista de compras del supermercado! Y añadió que en algunos casos hasta tenemos que recuperar niveles que ya tuvimos en el pasado, porque ahora andamos salados en ciertos aspectos. ¡Qué pena!
Lo que más me preocupa es cómo esto afectará al día a día de nosotros, los ticos. Porque claro, la competitividad suena bien en los papeles, pero si eso significa subir impuestos, quitarle beneficios a la gente o privatizar servicios básicos, pues ahí sí que se arma la torta. Ya basta de medidas que nos dejan en la friend zone, necesitamos soluciones reales que nos mejoren la vida.
Fernández insistió en que las metas son “factibles” y que dependen del próximo gobierno. Ahí es donde viene el verdadero brete, ¿verdad? Porque a veces parece que los políticos hablan chino y cuando entran al palacio, cambian de parecer rapidísimo. Necesitamos un líder que realmente le ponga el corazón a este asunto y que no se deje influenciar por intereses económicos turbios. ¡Que alguien les recuerde que trabajamos para ellos, no al revés!
Y ojo, que según el CPC, no se trata solo de economía y exportaciones. También cuentan los indicadores sociales, como la calidad de vida, la igualdad de oportunidades y el acceso a la cultura. Eso sí que es importante. Porque no podemos tener un país rico pero con gente miserable. Un buen ejemplo de esto es nuestra salud pública, que anda patética últimamente. Ya ni te atreves a ir al hospital público porque te pasas más tiempo esperando que atendido. ¡Qué desastre!
Ahora, hablemos de educación. Nuestros hijos merecen una escuela digna, con maestros bien pagados y recursos suficientes. No podemos seguir recortando presupuestos y dejando que las aulas estén abarrotadas. Además, necesitamos fomentar la innovación y el emprendimiento desde temprana edad. Que los jóvenes tengan las herramientas para crear sus propios empleos y no dependan tanto del Estado. Ese es el camino para salir adelante, chunches.
En fin, la verdad es que este informe del CPC nos deja muchas cosas en qué pensar. Tenemos un gran potencial, pero también muchísimos desafíos por delante. ¿Será posible alcanzar estas metas de competitividad o simplemente nos vamos a jalar una torta como siempre? Y aquí va mi pregunta para ustedes, compañeros foristas: ¿Qué medidas concretas cree usted que debería tomar el próximo gobierno para mejorar la competitividad de Costa Rica sin afectar negativamente el bienestar social?
Según el reporte, nuestro puntaje de competitividad en 2025 quedó en un flojo 56,2. No es que sea terrible, pero tampoco para echarle flores. Mideplan, el ministerio encargado de planificar, tiene unas metas ambiciosísimas: 61,2 para 2030 y ¡agarren se! 72,1 para el lejano 2050. Uno se queda pensando si para entonces todavía estaremos usando celulares con botón o ya tendremos teletransportación.
Andrés Fernández, el economista del CPC, soltó unas verdades: “Necesitamos una agenda de competitividad, pasar de la medición a la acción”. Suena lindo, pero ejecutar esas acciones es otro cuento. Él dice que hay que enfocarse en seguridad, salud, educación, telecomunicaciones... ¡parece lista de compras del supermercado! Y añadió que en algunos casos hasta tenemos que recuperar niveles que ya tuvimos en el pasado, porque ahora andamos salados en ciertos aspectos. ¡Qué pena!
Lo que más me preocupa es cómo esto afectará al día a día de nosotros, los ticos. Porque claro, la competitividad suena bien en los papeles, pero si eso significa subir impuestos, quitarle beneficios a la gente o privatizar servicios básicos, pues ahí sí que se arma la torta. Ya basta de medidas que nos dejan en la friend zone, necesitamos soluciones reales que nos mejoren la vida.
Fernández insistió en que las metas son “factibles” y que dependen del próximo gobierno. Ahí es donde viene el verdadero brete, ¿verdad? Porque a veces parece que los políticos hablan chino y cuando entran al palacio, cambian de parecer rapidísimo. Necesitamos un líder que realmente le ponga el corazón a este asunto y que no se deje influenciar por intereses económicos turbios. ¡Que alguien les recuerde que trabajamos para ellos, no al revés!
Y ojo, que según el CPC, no se trata solo de economía y exportaciones. También cuentan los indicadores sociales, como la calidad de vida, la igualdad de oportunidades y el acceso a la cultura. Eso sí que es importante. Porque no podemos tener un país rico pero con gente miserable. Un buen ejemplo de esto es nuestra salud pública, que anda patética últimamente. Ya ni te atreves a ir al hospital público porque te pasas más tiempo esperando que atendido. ¡Qué desastre!
Ahora, hablemos de educación. Nuestros hijos merecen una escuela digna, con maestros bien pagados y recursos suficientes. No podemos seguir recortando presupuestos y dejando que las aulas estén abarrotadas. Además, necesitamos fomentar la innovación y el emprendimiento desde temprana edad. Que los jóvenes tengan las herramientas para crear sus propios empleos y no dependan tanto del Estado. Ese es el camino para salir adelante, chunches.
En fin, la verdad es que este informe del CPC nos deja muchas cosas en qué pensar. Tenemos un gran potencial, pero también muchísimos desafíos por delante. ¿Será posible alcanzar estas metas de competitividad o simplemente nos vamos a jalar una torta como siempre? Y aquí va mi pregunta para ustedes, compañeros foristas: ¿Qué medidas concretas cree usted que debería tomar el próximo gobierno para mejorar la competitividad de Costa Rica sin afectar negativamente el bienestar social?