¡Ay, Dios mío! Esto del país se pone cada vez más chinche... Resulta que la Cruz Roja, esos hacedores de bien que siempre ahí están cuando uno más lo necesita, andan con el agua al cuello porque gente irresponsable anda haciendo bromitas pesadas y llamando por diversión.
La última de ellas, que dio para mucho, ocurrió allá en Barbacoas de Puriscal. Un mae inventó que un nene de doce años se había caído en un pozo. Imagínate la movilización: ambulancias básicas, avanzadas, unidades de rescate, personal especializado… ¡Todo el batallón, diay! Estuvieron dos largas horas buscando al supuesto niño. Y, pa’ rematar, ¡era pura invención!
Y ojo, que esto no es un caso aislado, chunches. Según datos oficiales, desde el primero de noviembre ya van más de dos mil seiscientas llamadas falsas atendidas. Eso, multiplicado por los costos operativos, significa que la Cruz Roja ya ha gastado más de ciento veinte millones de colones. ¡Un brete eso! Dinero que podría estar usándose para comprar equipos nuevos, capacitar personal o ampliar los servicios a la comunidad, pero no, se va en atender tonterías.
Como bien explicó Luis Rodríguez Estrada, coordinador operativo nacional de la Cruz Roja, estas situaciones no solo afectan económicamente a la institución, sino que también comprometen la capacidad de respuesta ante emergencias reales. “En los últimos días hemos visto un aumento preocupante de estas llamadas. En momentos críticos, cuando realmente necesitamos estar disponibles, podemos vernos impedidos de ayudar porque estábamos respondiendo a una falsa alarma.”
Lo peor de todo es que, según Rodriguez, estos incidentes pueden tener consecuencias fatales. Mientras están movilizados atendiendo una llamada falsa, podrían estar demorando la asistencia a alguien que sí la necesita. ¿Se imaginan la torta que sería si alguien perdiera la vida por culpa de una broma barata?
La Cruz Roja, que atraviesa un momento económico bastante complicado, ha lanzado un llamado urgente a la población para que utilicen el sistema 9-1-1 con responsabilidad. Están pidiendo conciencia, maes, porque esto ya se salió de control. No crean que están jugando, porque están poniendo en riesgo vidas y vaciando las arcas de una institución vital para nuestra sociedad.
Además, Rodríguez advierte que la Cruz Roja no se quedará de brazos cruzados ante estas irresponsabilidades. Si logran identificar a las personas detrás de las falsas alarmas, podrían emprender acciones legales. Ya saben, el Código Penal no perdone, diay. Así que piénsenlo dos veces antes de llamar al 9-1-1 para gastarle una marroneta a la Cruz Roja.
En fin, señores, esta maraña nos deja pensando: ¿Cómo podemos crear una cultura de responsabilidad ciudadana para evitar seguir sobrecargando a la Cruz Roja con falsas emergencias y garantizar que tengan los recursos necesarios para salvar vidas de verdad? ¿Será necesaria una campaña masiva de concientización o medidas punitivas más severas para frenar esta tendencia preocupante?
La última de ellas, que dio para mucho, ocurrió allá en Barbacoas de Puriscal. Un mae inventó que un nene de doce años se había caído en un pozo. Imagínate la movilización: ambulancias básicas, avanzadas, unidades de rescate, personal especializado… ¡Todo el batallón, diay! Estuvieron dos largas horas buscando al supuesto niño. Y, pa’ rematar, ¡era pura invención!
Y ojo, que esto no es un caso aislado, chunches. Según datos oficiales, desde el primero de noviembre ya van más de dos mil seiscientas llamadas falsas atendidas. Eso, multiplicado por los costos operativos, significa que la Cruz Roja ya ha gastado más de ciento veinte millones de colones. ¡Un brete eso! Dinero que podría estar usándose para comprar equipos nuevos, capacitar personal o ampliar los servicios a la comunidad, pero no, se va en atender tonterías.
Como bien explicó Luis Rodríguez Estrada, coordinador operativo nacional de la Cruz Roja, estas situaciones no solo afectan económicamente a la institución, sino que también comprometen la capacidad de respuesta ante emergencias reales. “En los últimos días hemos visto un aumento preocupante de estas llamadas. En momentos críticos, cuando realmente necesitamos estar disponibles, podemos vernos impedidos de ayudar porque estábamos respondiendo a una falsa alarma.”
Lo peor de todo es que, según Rodriguez, estos incidentes pueden tener consecuencias fatales. Mientras están movilizados atendiendo una llamada falsa, podrían estar demorando la asistencia a alguien que sí la necesita. ¿Se imaginan la torta que sería si alguien perdiera la vida por culpa de una broma barata?
La Cruz Roja, que atraviesa un momento económico bastante complicado, ha lanzado un llamado urgente a la población para que utilicen el sistema 9-1-1 con responsabilidad. Están pidiendo conciencia, maes, porque esto ya se salió de control. No crean que están jugando, porque están poniendo en riesgo vidas y vaciando las arcas de una institución vital para nuestra sociedad.
Además, Rodríguez advierte que la Cruz Roja no se quedará de brazos cruzados ante estas irresponsabilidades. Si logran identificar a las personas detrás de las falsas alarmas, podrían emprender acciones legales. Ya saben, el Código Penal no perdone, diay. Así que piénsenlo dos veces antes de llamar al 9-1-1 para gastarle una marroneta a la Cruz Roja.
En fin, señores, esta maraña nos deja pensando: ¿Cómo podemos crear una cultura de responsabilidad ciudadana para evitar seguir sobrecargando a la Cruz Roja con falsas emergencias y garantizar que tengan los recursos necesarios para salvar vidas de verdad? ¿Será necesaria una campaña masiva de concientización o medidas punitivas más severas para frenar esta tendencia preocupante?