Respuesta a los ticos
Oscar Flores
Retiro lo dicho. Me pongo de rodillas y les pido perdón a los cientos de aficionados ticos que se sintieron ofendidos por mi blog anterior.
Soy un perverso. Lo reconozco. Un tipo incendiario, sádico, violento. Disfruto cuando hay sangre. Por las noches me convierto en vampiro.
Pero las frases aleccionadoras y filosóficas que me llegaron desde Costa Rica han cambiado mi forma de ser. Y de actuar. Y de pensar.
¿Cómo no va a reflexionar uno si lo tratan de troglodita, animal, mono, golpista, indio, mal nacido y hasta hijo de puta?
Por eso me disculpo. Y les cuento que gasté la mitad de mi salario en rosas. Tengo de todos los colores: amarillas, rojas, blancas…
Cuando llegue la selección de Costa Rica a Honduras se las lanzaré a los pies de los jugadores. Espero que no los lastimen los pétalos.
¡ME PASÉ!
Pongo carita triste y me doy tres golpes en el pecho. ¡Perdón Señor por tener sentido del humor y por eso que escribí!
Tuve el atrevimiento de burlarme del país más culto de Centro América. Y por eso, más de quinientos ticos, educados y caballerosos, me han dicho imbécil, bananero, homosexual, retrasado mental y nazi.
(Y hasta apareció uno por allí diciendo que el general Morazán no era más que un maricón).
Pero yo soy el culpable. Yo lo empecé. Yo sugerí que les dieran carne de cerdo con ensalada a los seleccionados de ese país.
Fue idea mía que les dieran agua de la llave y que los metieran en un bus rapidito. Como decía don Ramón “Si serás, si serás”.
¿Quién me manda a bromear con gente que tiene la mente más estrecha que una caja de cereal?
Me declararon non grato. Eso explica que me haya conseguido una servilleta para secarme las lágrimas.
Ellos sí pueden lanzarles monedas a los visitantes, hacer sonidos de indios cuando entran los hondureños a sus estadios y silbar el himno nacional.
¿Y cómo no, si son tan educados? Nosotros no podemos hacer lo mismo, porque entonces es que somos analfabetos y atrasados.
Han hecho un escándalo sin sentido con el artículo de mi blog. Y me acusan de fanatismo, ellos, los que precisamente se comportan como desquiciados con sus correos.
JA, JA, JA…
Amo al fútbol desde que era un niño y detesto la violencia. Jamás se me ha cruzado por la cabeza que hay agredir a los aficionados visitantes.
Una curiosidad: ¿Cómo es que hablan de paz estas personas con corazones hasta el tope de odio? No lo entiendo. Pero allí están sus mensajes llenos de “cultura” como prueba.
Pero, ¿qué va a entender este pobre indio? Se me olvidaba. Si es gracias a la misericordia divina que no ando en taparrabos.
¡Que me crucifiquen los fariseos con sus clavos envenenados! Y que sigan mandando sus insultos, que yo no les censuro nada y se los publico.
He disfrutado con lo sucedido, al punto que una mañana se me salieron las lágrimas de tanto carcajearme.
Jamás imaginé que hasta periodistas ticos –no “periodista”, como ellos me llaman en sus diarios-, iban a entrevistarme. ¿Es que no tienen nada bueno de que escribir?
Hasta han mencionado que aquí hay una campaña de odio contra su selección. ¿Por un artículo? Sí que son exagerados.
Parece que soy el enemigo público número uno de los costarricenses. Uy, qué miedo.
Estoy a punto de tirarme del balcón de mi oficina, pues sus insultos me han provocado depresión. ¡Oh, vida cruel!
ACLARACIÓN
Sólo les aclaro a mis queridos hermanos hondureños que en ningún momento he pedido agresiones a los visitantes.
Hay que tratarlos con respeto y cortesía. Lo menos que queremos es que haya incidentes que lamentar.
Además, recuerden que en estos momentos no tenemos buena imagen a nivel mundial por culpa del golpe de Estado.
Pueden hacerles malas señas, insultarlos, silbar el himno, pero eso sí: ganemos o perdamos, tranquilos. Al final de cuentas es sólo un partido de fútbol. ¡Nada de violencia!
No está de más que se los pida, aunque sé que en Honduras somos más los que amamos la paz que los violentos e inadaptados.
Además, no les demos más motivos a nuestros vecinos para que sigan llorando.
Mencioné a Botswana, porque fue el primer país de África que se me vino a la cabeza. Nada más. Espero que no me vayan a acusar de racista.
Pero no será por quinientos ticos que me insultaron que me haré un mal concepto de ese país al que le reconozco muchísimos avances (en educación y seguridad, por mencionar sólo dos).
De todo esto ha salido algo bueno: he conocido a varios costarricenses buena onda con los que he podido debatir el asunto.
Otros me han llamado a la reflexión o me han aconsejado de buenas maneras, como debe ser.
Empecé mi blog anterior diciendo que un partido de fútbol convierte en chusma a cualquier persona, por educada que sea.
Y eso fue precisamente lo que les ocurrió a los quinientos cultos ticos que se bajaron el canasto para contestarme con insultos.
A todos ustedes les digo lo de la Chilindrina: “¡Chusma, chusma, prrrrrpp!”…
