Maes, paren todo un toque. Dejen el cafecito y el gallo pinto a un lado porque tenemos que hablar de algo que está pasando en el deporte nacional y que es demasiado chiva como para dejarlo pasar. Hay un güila de 14 años que se llama Daniel Loría y, si no lo tienen en el radar, es hora de que lo apunten en letras de molde. Este chamaco acaba de hacer algo que simplemente no es normal: se fue al Campeonato Nacional de Gimnasia Artística y se trajo para la casa siete medallas de oro. Sí, leyeron bien, SIETE. Una por cada aparato en el que compitió. ¡Qué nivel!
Y aquí es donde la vara se pone todavía más interesante. Uno se imaginaría que un adolescente con siete oros colgando del cuello estaría subido en una nube, celebrando a más no poder. Pero no, este mae es de otro corte. Apenas terminó la competencia, con toda la calma del mundo, dijo que sí, que obvio estaba feliz, pero que ya tenía que irse a descansar porque la próxima semana le toca volver al Gimnasio Nacional para buscar la clasificación a los Juegos Nacionales. O sea, el carajillo guarda los chunches, las medallas en el maletín, y directo para la casa en Santa Ana a pensar en el siguiente brete. Esa mentalidad, con apenas 14 años, es lo que de verdad me vuela la cabeza. Eso demuestra una madurez que ya quisieran muchos atletas con el doble de su edad.
Ahora, para que no crean que esto es un chispazo de suerte o que Daniel apareció de la nada, hay que revisar el currículum del hombre. La viene rompiendo desde hace rato. En los Juegos Nacionales del 2020-2021, se mandó con seis oros y una plata. ¡Un debut de película! Luego, en la edición 2022-2023, repitió la gracia con cinco oros en pruebas súper exigentes como suelo, anillas y barra fija, además del oro en el "todo evento". Lo que estamos viendo no es una casualidad, es la consolidación de un brete durísimo que lleva años cocinándose en el CCDR de San José. Este mae es un carga, y punto.
La consistencia es lo que separa a los buenos de los grandes, y Daniel está demostrando que tiene esa disciplina grabada en el ADN. Cada vez que pisa el tapiz o se monta en un aparato, lo hace con una seguridad y una técnica que asustan (en el buen sentido, claro). A esta edad, donde la mayoría de nosotros estábamos preocupados por el examen de mate o por si nos iban a dejar ir a la fiesta del finde, este mae está construyendo una carrera que ya es histórica para la gimnasia tica. Es una de esas historias que nos recuerdan que el talento, combinado con un montón de esfuerzo, de verdad que rinde frutos.
Diay, maes, a mí todo esto me pone a pensar. Estamos ante un diamante en bruto que se está puliendo a una velocidad increíble. Con esa trayectoria, esa cabeza fría y ese talento que se le desborda, el futuro se ve más que tuanis. La proyección internacional ya no suena como un sueño lejano, sino como el siguiente paso lógico. Aquí es donde yo les pregunto a ustedes, la comunidad del foro: ¿Creen que estamos presenciando el nacimiento del próximo gran ícono del deporte costarricense, al nivel de un Keylor Navas o una Claudia Poll en su disciplina? ¿O deberíamos bajarle dos rayas a la emoción y llevarlo con más calma para no meterle presión?
Y aquí es donde la vara se pone todavía más interesante. Uno se imaginaría que un adolescente con siete oros colgando del cuello estaría subido en una nube, celebrando a más no poder. Pero no, este mae es de otro corte. Apenas terminó la competencia, con toda la calma del mundo, dijo que sí, que obvio estaba feliz, pero que ya tenía que irse a descansar porque la próxima semana le toca volver al Gimnasio Nacional para buscar la clasificación a los Juegos Nacionales. O sea, el carajillo guarda los chunches, las medallas en el maletín, y directo para la casa en Santa Ana a pensar en el siguiente brete. Esa mentalidad, con apenas 14 años, es lo que de verdad me vuela la cabeza. Eso demuestra una madurez que ya quisieran muchos atletas con el doble de su edad.
Ahora, para que no crean que esto es un chispazo de suerte o que Daniel apareció de la nada, hay que revisar el currículum del hombre. La viene rompiendo desde hace rato. En los Juegos Nacionales del 2020-2021, se mandó con seis oros y una plata. ¡Un debut de película! Luego, en la edición 2022-2023, repitió la gracia con cinco oros en pruebas súper exigentes como suelo, anillas y barra fija, además del oro en el "todo evento". Lo que estamos viendo no es una casualidad, es la consolidación de un brete durísimo que lleva años cocinándose en el CCDR de San José. Este mae es un carga, y punto.
La consistencia es lo que separa a los buenos de los grandes, y Daniel está demostrando que tiene esa disciplina grabada en el ADN. Cada vez que pisa el tapiz o se monta en un aparato, lo hace con una seguridad y una técnica que asustan (en el buen sentido, claro). A esta edad, donde la mayoría de nosotros estábamos preocupados por el examen de mate o por si nos iban a dejar ir a la fiesta del finde, este mae está construyendo una carrera que ya es histórica para la gimnasia tica. Es una de esas historias que nos recuerdan que el talento, combinado con un montón de esfuerzo, de verdad que rinde frutos.
Diay, maes, a mí todo esto me pone a pensar. Estamos ante un diamante en bruto que se está puliendo a una velocidad increíble. Con esa trayectoria, esa cabeza fría y ese talento que se le desborda, el futuro se ve más que tuanis. La proyección internacional ya no suena como un sueño lejano, sino como el siguiente paso lógico. Aquí es donde yo les pregunto a ustedes, la comunidad del foro: ¿Creen que estamos presenciando el nacimiento del próximo gran ícono del deporte costarricense, al nivel de un Keylor Navas o una Claudia Poll en su disciplina? ¿O deberíamos bajarle dos rayas a la emoción y llevarlo con más calma para no meterle presión?