¡Aguántense!, porque hoy les voy a contar una historia que da pa’ reflexionar. Se trata de Hope Jezzard, una mujer británica que, paradójicamente, trabaja como partera. Imagínense, la muchacha tenía una fobia tremenda a los hospitales, ¡hasta daba cosa pensar en meterle pie ahí!
Lo curioso es que esta fobia, conocida médicamente como nosocomefobia, es bastante común, especialmente en quienes han vivido experiencias traumáticas de la infancia. Resulta que Hope pasó gran parte de su niñez viendo cómo su madre sufría internaciones constantes, situaciones donde casi pierde la vida en varias ocasiones, conectada a máquinas y todo el rollo.
Según Hope, esos días eran una pesadilla. Contó para un programa de la BBC que sentía como si le hubieran arrancado a su madre, incluso sabiendo que estaba recibiendo cuidados. Cada visita médica en su adolescencia y adultez temprana le ponía el corazón a mil, dominada por el pánico ante olores y ruidos típicos de un centro hospitalario. ¡Un verdadero brete!
Y no estamos hablando de un simple nerviosito. Hablamos de una reacción física intensa, con ansiedad y ataques de pánico a flor de piel. John Hawker, un psicoterapeuta que trabaja con personas que sufren fobias, comenta que este miedo a los hospitales es sorprendentemente frecuente. Él explica que muchas veces, la raíz del problema está en un recuerdo temprano, como una inyección dolorosa cuando eran bebés. Ese momento queda grabado en el cerebro, generando una asociación negativa con cualquier ambiente clínico.
Pero la historia de Hope toma un giro interesante. Durante sus propios embarazos, el apoyo y la empatía que recibió de las parteras la inspiraron a cambiar su vida. De repente, pensó: “Si yo puedo superar esto y ayudar a otras mujeres, sería algo chévere”. Así que, dejándolo todo atrás – hasta su trabajo en un café –, decidió estudiar partería en la Universidad de Coventry.
“Entrar al hospital fue un reto monumental,” confiesa Hope. “Había evitado lugares así durante años, pero poco a poco, con la terapia y el deseo de ayudar, logré vencer mis miedos.” La terapia fue clave para romper esas asociaciones negativas, enseñándole técnicas de autocompasión. Le dijeron: “Trátate como tratarías a una amiga asustada, ofrécele consuelo y apoyo”. Además, le recomendaron escribir sus pensamientos y sentimientos, sin importar cuán caóticos fueran. Al final, convirtió una experiencia sumamente negativa de su infancia en una vocación noble y gratificante, demostrando que hasta los miedos más profundos pueden transformarse.
Kim Black, otra persona que ha luchado contra la nosocomefobia, comparte una experiencia similar. Diagnosticada con displasia de la cadera desde los cuatro años, sufrió múltiples cirugías que dejaron secuelas emocionales. Ahora, ayuda a otros pacientes a manejar sus miedos y establecer límites saludables dentro de los entornos hospitalarios. Aconseja expresar abiertamente las preocupaciones al personal médico, siendo honesta sobre la ansiedad que se siente. Hawker enfatiza que existen diversas terapias efectivas para combatir estas fobias, permitiendo a las personas reconectar con sus memorias sin revivir el trauma.
Hoy, Hope es una inspiración para muchos, demostrando que la adversidad puede convertirse en fortaleza. Pero me pregunto, ¿ustedes alguna vez han tenido un miedo irracional que hayan logrado vencer? ¿Cómo lo hicieron y qué consejos le darían a alguien que está lidiando con una fobia similar?
Lo curioso es que esta fobia, conocida médicamente como nosocomefobia, es bastante común, especialmente en quienes han vivido experiencias traumáticas de la infancia. Resulta que Hope pasó gran parte de su niñez viendo cómo su madre sufría internaciones constantes, situaciones donde casi pierde la vida en varias ocasiones, conectada a máquinas y todo el rollo.
Según Hope, esos días eran una pesadilla. Contó para un programa de la BBC que sentía como si le hubieran arrancado a su madre, incluso sabiendo que estaba recibiendo cuidados. Cada visita médica en su adolescencia y adultez temprana le ponía el corazón a mil, dominada por el pánico ante olores y ruidos típicos de un centro hospitalario. ¡Un verdadero brete!
Y no estamos hablando de un simple nerviosito. Hablamos de una reacción física intensa, con ansiedad y ataques de pánico a flor de piel. John Hawker, un psicoterapeuta que trabaja con personas que sufren fobias, comenta que este miedo a los hospitales es sorprendentemente frecuente. Él explica que muchas veces, la raíz del problema está en un recuerdo temprano, como una inyección dolorosa cuando eran bebés. Ese momento queda grabado en el cerebro, generando una asociación negativa con cualquier ambiente clínico.
Pero la historia de Hope toma un giro interesante. Durante sus propios embarazos, el apoyo y la empatía que recibió de las parteras la inspiraron a cambiar su vida. De repente, pensó: “Si yo puedo superar esto y ayudar a otras mujeres, sería algo chévere”. Así que, dejándolo todo atrás – hasta su trabajo en un café –, decidió estudiar partería en la Universidad de Coventry.
“Entrar al hospital fue un reto monumental,” confiesa Hope. “Había evitado lugares así durante años, pero poco a poco, con la terapia y el deseo de ayudar, logré vencer mis miedos.” La terapia fue clave para romper esas asociaciones negativas, enseñándole técnicas de autocompasión. Le dijeron: “Trátate como tratarías a una amiga asustada, ofrécele consuelo y apoyo”. Además, le recomendaron escribir sus pensamientos y sentimientos, sin importar cuán caóticos fueran. Al final, convirtió una experiencia sumamente negativa de su infancia en una vocación noble y gratificante, demostrando que hasta los miedos más profundos pueden transformarse.
Kim Black, otra persona que ha luchado contra la nosocomefobia, comparte una experiencia similar. Diagnosticada con displasia de la cadera desde los cuatro años, sufrió múltiples cirugías que dejaron secuelas emocionales. Ahora, ayuda a otros pacientes a manejar sus miedos y establecer límites saludables dentro de los entornos hospitalarios. Aconseja expresar abiertamente las preocupaciones al personal médico, siendo honesta sobre la ansiedad que se siente. Hawker enfatiza que existen diversas terapias efectivas para combatir estas fobias, permitiendo a las personas reconectar con sus memorias sin revivir el trauma.
Hoy, Hope es una inspiración para muchos, demostrando que la adversidad puede convertirse en fortaleza. Pero me pregunto, ¿ustedes alguna vez han tenido un miedo irracional que hayan logrado vencer? ¿Cómo lo hicieron y qué consejos le darían a alguien que está lidiando con una fobia similar?