¡Ay, Dios mío! Quién diría que un profe gringo, cansado de tanto brete en Estados Unidos, iba a echar raíces en Guatemala. La movida de Ron Podmore es pura chiva, de verdad. Después de más de treinta pitazos dando clases en Washington, este señor le dijo adiós al estrés, a los altos precios y se mandó a vivir a tierras chapinas. Y no precisamente viviendo como rey, ¡eh! Sino disfrutándose la vida con medio pensionado.
Podmore, que ya va llegando a los 58 años, no hizo esto de súbito, como quien dice 'diay, me voy'. No, no. Este mae le echó cabeza fría y empezó a ahorrar desde hace unas veinte temporadas, siguiendo la filosofía FIRE – Financial Independence, Retire Early – ¿Se imaginan? Vivir de lo que ahorraste para retirarte antes de lo establecido. Él mismo cuenta que probablemente invirtió la mayoría de sus aumentos de salario durante esos años. Una disciplina tremenda, fíjate tú.
A los 56 años, se animó a darle el portazo al trabajo regular y a buscar nuevos rumbos, aunque eso significara llevarse la mitad de su pensión durante los primeros nueve años. Lo importante para él era encontrar un lugar donde su plata valiera más y la vida fuera menos un tiro continuo. Y vaya que encontró justo eso en nuestro bello Guatemala. Una jugada maestra, vamos.
Y hablando de Guatemala, la conexión de Podmore con nosotros no es casualidad. Desde hace más de una década, conoce a muchos guatemaleses gracias a sus ex alumnos que estudiaban en Estados Unidos. Ellos, dicen los rumores, fueron quienes le abrieron los ojos a Podmore, mostrándole que Guatemala no era solo pobreza y peligro como él siempre había creído. ¡Un cambio de perspectiva total!
Después de visitar el país varias veces, en 2013 inició sus viajes anuales para explorar más a fondo. En 2018, se fajó y compró un apartaestudio de dos cuartos en la ciudad capital, por unos $125,000, ubicado en una zona humilde. Poco a poco, le fue poniendo su toque personal y lo transformó en su nuevo hogar. Ahora vive ahí como pez en el agua, y lo mejor de todo es que no le queda el corazón apretado por las cuentas.
¿Cómo logra mantener ese estilo de vida con la mitad de la pensión? Pues financia su propiedad con un crédito americano, una táctica bastante común entre extranjeros, ya que los bancos locales son reacios a prestarles a gente que no es residente. Así que, aunque tenga sus asuntos bien atados, sigue siendo consciente de cuidarse y no derrocharl@.
Pero lo verdaderamente impresionante es la mejora en su calidad de vida. Además de conservar una casita en Washington, pasa gran parte del año en Guatemala, donde los gastos son considerablemente menores. Fíjate que el seguro médico privado le sale por unos $315 al mes, ¡y cubre absolutamente todo!: medicamentos, rayos X, resonancias, hospitalizaciones... ¡Nada de sorpresas en la factura! Hasta los tratamientos dentales son una ganga, una limpieza cuesta unos $65, cuando en Estados Unidos le tocaba soltar casi $900. ¡Una diferencia abismal!
Y no solo se trata de ahorrar dinero, también resalta la amabilidad y el trato humano que recibe en Guatemala. Dice que los médicos lo reciben con los brazos abiertos, lo escuchan atentamente y hay una calidez que no encontraba en el sistema frío y impersonal de Estados Unidos. Esto sí que es vivir, ¿verdad, compas? Entonces, ¿ustedes creen que, con toda esta información, sería factible considerar Guatemala como una opción viable para un retiro digno y tranquilo, dejando atrás el frenesí de los países desarrollados?
Podmore, que ya va llegando a los 58 años, no hizo esto de súbito, como quien dice 'diay, me voy'. No, no. Este mae le echó cabeza fría y empezó a ahorrar desde hace unas veinte temporadas, siguiendo la filosofía FIRE – Financial Independence, Retire Early – ¿Se imaginan? Vivir de lo que ahorraste para retirarte antes de lo establecido. Él mismo cuenta que probablemente invirtió la mayoría de sus aumentos de salario durante esos años. Una disciplina tremenda, fíjate tú.
A los 56 años, se animó a darle el portazo al trabajo regular y a buscar nuevos rumbos, aunque eso significara llevarse la mitad de su pensión durante los primeros nueve años. Lo importante para él era encontrar un lugar donde su plata valiera más y la vida fuera menos un tiro continuo. Y vaya que encontró justo eso en nuestro bello Guatemala. Una jugada maestra, vamos.
Y hablando de Guatemala, la conexión de Podmore con nosotros no es casualidad. Desde hace más de una década, conoce a muchos guatemaleses gracias a sus ex alumnos que estudiaban en Estados Unidos. Ellos, dicen los rumores, fueron quienes le abrieron los ojos a Podmore, mostrándole que Guatemala no era solo pobreza y peligro como él siempre había creído. ¡Un cambio de perspectiva total!
Después de visitar el país varias veces, en 2013 inició sus viajes anuales para explorar más a fondo. En 2018, se fajó y compró un apartaestudio de dos cuartos en la ciudad capital, por unos $125,000, ubicado en una zona humilde. Poco a poco, le fue poniendo su toque personal y lo transformó en su nuevo hogar. Ahora vive ahí como pez en el agua, y lo mejor de todo es que no le queda el corazón apretado por las cuentas.
¿Cómo logra mantener ese estilo de vida con la mitad de la pensión? Pues financia su propiedad con un crédito americano, una táctica bastante común entre extranjeros, ya que los bancos locales son reacios a prestarles a gente que no es residente. Así que, aunque tenga sus asuntos bien atados, sigue siendo consciente de cuidarse y no derrocharl@.
Pero lo verdaderamente impresionante es la mejora en su calidad de vida. Además de conservar una casita en Washington, pasa gran parte del año en Guatemala, donde los gastos son considerablemente menores. Fíjate que el seguro médico privado le sale por unos $315 al mes, ¡y cubre absolutamente todo!: medicamentos, rayos X, resonancias, hospitalizaciones... ¡Nada de sorpresas en la factura! Hasta los tratamientos dentales son una ganga, una limpieza cuesta unos $65, cuando en Estados Unidos le tocaba soltar casi $900. ¡Una diferencia abismal!
Y no solo se trata de ahorrar dinero, también resalta la amabilidad y el trato humano que recibe en Guatemala. Dice que los médicos lo reciben con los brazos abiertos, lo escuchan atentamente y hay una calidez que no encontraba en el sistema frío y impersonal de Estados Unidos. Esto sí que es vivir, ¿verdad, compas? Entonces, ¿ustedes creen que, con toda esta información, sería factible considerar Guatemala como una opción viable para un retiro digno y tranquilo, dejando atrás el frenesí de los países desarrollados?
