¡Ay, Dios mío! La búsqueda de la eterna juventud nos lleva a veces por caminos bien turbios, ¿eh? Esta historia de Leigh Cobb, una señora británica, es pa' darle cositas a cualquiera. Se mandó un 'lifting rápido' en Polonia, pensando que iba a salir más jovencita y terminó con la cara llena de hoyitos. ¡Imagínate el susto!
Todo empezó con la promesa de un cambio radical en solo quince minutos y por unos módicos 1.200 libras esterlinas, ¡más de mil sesenta duros! Leigh, atraída por las bonitas reseñas online, pensó que había encontrado la ganga perfecta. Resulta que el cirujano que le tocó la mano, apenas tenía una semana de práctica en ese tipo de procedimientos. ¡Una semanita, diay! Eso sí que es irse al traste.
Este tal 'lifting de hilos', popularizado como el 'lifting de la hora del almuerzo', suena súper tentador, ¿verdad? Resultados rápidos y poca recuperación… ¡parece un sueño hecho realidad! Pero aquí en Costa Rica, como en muchos otros lugares, sabemos que si algo parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. Y este caso de Leigh Cobb es una clara demostración de eso. Hay que tener cuidado con esas promesas milagrosas que circulan por internet.
Según relató la pobrecita Leigh al periódico británico HotSpot Media, después del procedimiento, le dijeron que era normal que tuviera esos bultos y que todo se acomodaría en una semana. ¡Pero claro que no! Al contrario, la infección empeoró y la dejaron con cicatrices visibles. Tuvo que regresar a Inglaterra para recibir atención médica especializada y enfrentarse a la cruda realidad de sus elecciones.
Y ahí no acabó el calvario, porque luego tuvo que pagar más de dos mil seiscientos dólares para una cirugía láser correctiva. ¡Se le fue la pincha totalmente! Después de tanta angustia, decidió probar con remedios naturales, masajes diarios y cremas con vitamina E. Dos meses luchando para que las heridas sanaran, aunque las marcas quedaron grabadas en su memoria… y en su piel.
Pero ojo, que Leigh no es ajena al mundo de la cirugía estética. Ya se había sometido a una liposucción y una blefaroplastia (cirugía de párpados) antes. Incluso probó con tratamientos láser y rellenos, e incluso se hizo un lifting de senos aquí en Costa Rica, buscando opciones más económicas. Ella es una de esas personas que siempre ha querido mejorar su apariencia, pero aprendió la lección muy caro. Como dice el dicho, 'la curiosidad mató al gato'.
Después de vivir esa terrible experiencia, Leigh juró no volver a tomar decisiones impulsivas. Ahora investiga a fondo a cualquier profesional que vaya a tocarle la cara. Aprender de los errores es fundamental, ¿no creen? Y su historia sirve como una advertencia para todos aquellos que sueñan con transformaciones instantáneas. Porque, créeme, la belleza no debería doler tanto, ¡ni física ni emocionalmente!
Afortunadamente, Leigh finalmente encontró a un cirujano experimentado en Polonia que le realizó un lifting facial y de cuello exitoso. Dice que ahora se siente y se ve increíble, y que la toman por una treintaña. ¡Eso sí que es darle vuelta a la tortilla! Pero, volviendo a la reflexión inicial, ¿crees que la presión social por mantener una apariencia juvenil contribuye a que muchas personas tomen riesgos innecesarios con tratamientos estéticos baratos? ¿Será que deberíamos enfocarnos más en aceptarnos tal como somos?
Todo empezó con la promesa de un cambio radical en solo quince minutos y por unos módicos 1.200 libras esterlinas, ¡más de mil sesenta duros! Leigh, atraída por las bonitas reseñas online, pensó que había encontrado la ganga perfecta. Resulta que el cirujano que le tocó la mano, apenas tenía una semana de práctica en ese tipo de procedimientos. ¡Una semanita, diay! Eso sí que es irse al traste.
Este tal 'lifting de hilos', popularizado como el 'lifting de la hora del almuerzo', suena súper tentador, ¿verdad? Resultados rápidos y poca recuperación… ¡parece un sueño hecho realidad! Pero aquí en Costa Rica, como en muchos otros lugares, sabemos que si algo parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea. Y este caso de Leigh Cobb es una clara demostración de eso. Hay que tener cuidado con esas promesas milagrosas que circulan por internet.
Según relató la pobrecita Leigh al periódico británico HotSpot Media, después del procedimiento, le dijeron que era normal que tuviera esos bultos y que todo se acomodaría en una semana. ¡Pero claro que no! Al contrario, la infección empeoró y la dejaron con cicatrices visibles. Tuvo que regresar a Inglaterra para recibir atención médica especializada y enfrentarse a la cruda realidad de sus elecciones.
Y ahí no acabó el calvario, porque luego tuvo que pagar más de dos mil seiscientos dólares para una cirugía láser correctiva. ¡Se le fue la pincha totalmente! Después de tanta angustia, decidió probar con remedios naturales, masajes diarios y cremas con vitamina E. Dos meses luchando para que las heridas sanaran, aunque las marcas quedaron grabadas en su memoria… y en su piel.
Pero ojo, que Leigh no es ajena al mundo de la cirugía estética. Ya se había sometido a una liposucción y una blefaroplastia (cirugía de párpados) antes. Incluso probó con tratamientos láser y rellenos, e incluso se hizo un lifting de senos aquí en Costa Rica, buscando opciones más económicas. Ella es una de esas personas que siempre ha querido mejorar su apariencia, pero aprendió la lección muy caro. Como dice el dicho, 'la curiosidad mató al gato'.
Después de vivir esa terrible experiencia, Leigh juró no volver a tomar decisiones impulsivas. Ahora investiga a fondo a cualquier profesional que vaya a tocarle la cara. Aprender de los errores es fundamental, ¿no creen? Y su historia sirve como una advertencia para todos aquellos que sueñan con transformaciones instantáneas. Porque, créeme, la belleza no debería doler tanto, ¡ni física ni emocionalmente!
Afortunadamente, Leigh finalmente encontró a un cirujano experimentado en Polonia que le realizó un lifting facial y de cuello exitoso. Dice que ahora se siente y se ve increíble, y que la toman por una treintaña. ¡Eso sí que es darle vuelta a la tortilla! Pero, volviendo a la reflexión inicial, ¿crees que la presión social por mantener una apariencia juvenil contribuye a que muchas personas tomen riesgos innecesarios con tratamientos estéticos baratos? ¿Será que deberíamos enfocarnos más en aceptarnos tal como somos?