¡Ay, Dios mío! La cosa se puso fea en Alajuela. Don Juan Carlos Cuadra López, un señorote de 70 tacos, anda desaparecido desde la semana pasada y la familia está comiéndose las uñas. El pobre mae tiene demencia, imagínate el susto que le habrá dado perderse… y a nosotros también, claro. Es una vara bien turbia, te digo.
Todo empezó el miércoles pasado, según cuentan sus hijos. Don Juan simplemente se levantó y se fue, como quien va a buscarle pan. Sus cuidadores dicen que no opuso resistencia, así que no pudieron retenerlo sin llegar a sacarle unas lágrimas. ¡Qué despiche! Intentar hacerle eso a alguien que ya está batallando con la cabeza… Pobre señor, seguro está confundido y asustado.
Al principio, pensaron que tal vez andaba cerca, pero los vecinos no lo habían visto. La Policía comenzó la búsqueda, revisando la zona y preguntando a todo lado. Dicen que incluso apareció en un asilo de Alajuela, donde firmó unos papeles, quién sabe con qué intención. Pero luego, puff, ¡como agua entre las manos! Desapareció otra vez, dejando a todos con la boca abierta.
La verdad, este caso nos recuerda que la demencia es una cosita muy seria. Un mae con esos problemas puede desorientarse en un segundo, olvidar dónde vive, no reconocer a su gente… y ponerse en peligro. Las primeras horas son cruciales, como siempre dicen los expertos, pero ya van siete días y la preocupación está a tope. ¡Qué sal! Esperemos que aparezca pronto y sano y salvo.
Ya se imaginan el brete que lleva la familia. Entre buscando, haciendo anuncios, hablando con la policía… ¡una torta! Han hecho un llamamiento a la ciudadanía para que, si alguien vio a don Juan, avise de inmediato. Cualquier detalle podría ser importante. Compartir la información en Facebook, WhatsApp, todas las redes sociales… ¡todo vale para traerlo de vuelta!
Muchos se preguntan cómo llegó a esto. Con tanta gente adulta mayor viviendo sola o con cuidados mínimos… es fácil que ocurran estas cosas. Se necesita más apoyo social, más programas de prevención, más conciencia sobre la importancia de cuidar a nuestros abuelos y abuelas. No podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo se van perdiendo en medio de la calle.
Esta situación pone de relieve la necesidad urgente de reforzar los mecanismos de protección para las personas mayores vulnerables. No solo quienes tienen demencia, sino también otros males que pueden afectar su capacidad para desenvolverse en la vida diaria. Necesitamos más centros diurnos, más residencias asistidas, más personal capacitado para atenderlos. ¡Es hora de actuar, mae!
En fin, la esperanza sigue viva. La familia no pierde la fe y espera que pronto tengan buenas noticias. Mientras tanto, sigamos compartiendo esta información y rezando para que don Juan regrese a casa sano y salvo. ¿Ustedes creen que las redes sociales realmente ayudan en estos casos, o es solo humo y la verdadera solución está en tener más programas de apoyo comunitario?
Todo empezó el miércoles pasado, según cuentan sus hijos. Don Juan simplemente se levantó y se fue, como quien va a buscarle pan. Sus cuidadores dicen que no opuso resistencia, así que no pudieron retenerlo sin llegar a sacarle unas lágrimas. ¡Qué despiche! Intentar hacerle eso a alguien que ya está batallando con la cabeza… Pobre señor, seguro está confundido y asustado.
Al principio, pensaron que tal vez andaba cerca, pero los vecinos no lo habían visto. La Policía comenzó la búsqueda, revisando la zona y preguntando a todo lado. Dicen que incluso apareció en un asilo de Alajuela, donde firmó unos papeles, quién sabe con qué intención. Pero luego, puff, ¡como agua entre las manos! Desapareció otra vez, dejando a todos con la boca abierta.
La verdad, este caso nos recuerda que la demencia es una cosita muy seria. Un mae con esos problemas puede desorientarse en un segundo, olvidar dónde vive, no reconocer a su gente… y ponerse en peligro. Las primeras horas son cruciales, como siempre dicen los expertos, pero ya van siete días y la preocupación está a tope. ¡Qué sal! Esperemos que aparezca pronto y sano y salvo.
Ya se imaginan el brete que lleva la familia. Entre buscando, haciendo anuncios, hablando con la policía… ¡una torta! Han hecho un llamamiento a la ciudadanía para que, si alguien vio a don Juan, avise de inmediato. Cualquier detalle podría ser importante. Compartir la información en Facebook, WhatsApp, todas las redes sociales… ¡todo vale para traerlo de vuelta!
Muchos se preguntan cómo llegó a esto. Con tanta gente adulta mayor viviendo sola o con cuidados mínimos… es fácil que ocurran estas cosas. Se necesita más apoyo social, más programas de prevención, más conciencia sobre la importancia de cuidar a nuestros abuelos y abuelas. No podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo se van perdiendo en medio de la calle.
Esta situación pone de relieve la necesidad urgente de reforzar los mecanismos de protección para las personas mayores vulnerables. No solo quienes tienen demencia, sino también otros males que pueden afectar su capacidad para desenvolverse en la vida diaria. Necesitamos más centros diurnos, más residencias asistidas, más personal capacitado para atenderlos. ¡Es hora de actuar, mae!
En fin, la esperanza sigue viva. La familia no pierde la fe y espera que pronto tengan buenas noticias. Mientras tanto, sigamos compartiendo esta información y rezando para que don Juan regrese a casa sano y salvo. ¿Ustedes creen que las redes sociales realmente ayudan en estos casos, o es solo humo y la verdadera solución está en tener más programas de apoyo comunitario?