¡Ay, Dios mío! Esto sí que se puso feo en Puntarenas, mae. La lluvia no le ha dado respiro a la provincia y el río Naranjito se desbordó llevándose prácticamente todo a su paso en la recta que va pa' Barranca. La Cruz Roja anda hasta arriba con esto y la situación es bastante complicada.
Según los primeros reportes de la Benemérita, estamos hablando de más de 60 vehículos aislados, atrapados en medio del agua y la mugre que arrastró el río. Imagínate la bronca, ahí te quedas varadito, esperando que llegue alguien a rescatarte. Y eso sin mencionar que la carretera está intransitable, así que ni loco puedes pasar por ahí si no tienes una camioneta monster.
Pero lo más preocupante es la gente, chunches. Se habla de cerca de 150 personas afectadas directamente por el desastre. Algunas casas quedaron inundadas, negocios sufrieron daños considerables y varias familias tuvieron que abandonar sus hogares buscando refugio en lugares seguros. Las autoridades ya están evaluando la magnitud total de los daños y tratando de brindar ayuda a los damnificados.
La Cruz Roja movilizó a toda su maquinaria pesada, literalmente. Tenemos más de 13 cruzrojistas, 12 vehículos de emergencia incluyendo unidades básicas, de rescate y operativas, todos trabajando incansablemente para atender a la población afectada. Están haciendo lo que pueden, esos héroes, pero la verdad es que la situación es un brete, ya que el río sigue creyendo y amenazando con seguir causando estragos.
Los residentes de la zona aseguran que nunca habían visto el río tan bravo. Dicen que siempre ha crecido con la lluvia, pero nunca a este nivel. Algunos recuerdan otras inundaciones pasadas, pero ninguna comparable con la magnitud del desastre actual. “Esto es peor que el aguacero del 2011”, comentaba Don Beto, vecino de la zona, mientras miraba con preocupación cómo el agua seguía subiendo.
Este incidente pone nuevamente sobre la mesa el tema de la gestión de riesgos y la necesidad urgente de invertir en obras de infraestructura que protejan a las comunidades vulnerables. Ya hemos visto demasiadas tragedias similares en los últimos años, y parece que no aprendemos la lección. Se necesita mejorar los sistemas de alerta temprana, fortalecer las defensas fluviales y educar a la población sobre cómo actuar ante emergencias.
Ahora, muchos se preguntan qué medidas tomarán las autoridades a largo plazo para evitar que situaciones como ésta se repitan. Prometen soluciones, claro que sí, pero la experiencia nos dice que estas cosas suelen ir muy lentas. Esperemos que esta vez sí hagan las cosas bien, porque la vida de muchas personas depende de ello. Además, el cambio climático no precisamente pinta para lluvias leves, más bien se avecinan tormentas potentes y frecuentes.
Definitivamente, esto deja mucho que reflexionar, mael. Con tanta incertidumbre climática y poca preparación, ¿crees que el gobierno debería invertir masivamente en sistemas de prevención y mitigación de riesgos, o prefieres ver soluciones cortoplacistas que no abordan el problema de raíz?
Según los primeros reportes de la Benemérita, estamos hablando de más de 60 vehículos aislados, atrapados en medio del agua y la mugre que arrastró el río. Imagínate la bronca, ahí te quedas varadito, esperando que llegue alguien a rescatarte. Y eso sin mencionar que la carretera está intransitable, así que ni loco puedes pasar por ahí si no tienes una camioneta monster.
Pero lo más preocupante es la gente, chunches. Se habla de cerca de 150 personas afectadas directamente por el desastre. Algunas casas quedaron inundadas, negocios sufrieron daños considerables y varias familias tuvieron que abandonar sus hogares buscando refugio en lugares seguros. Las autoridades ya están evaluando la magnitud total de los daños y tratando de brindar ayuda a los damnificados.
La Cruz Roja movilizó a toda su maquinaria pesada, literalmente. Tenemos más de 13 cruzrojistas, 12 vehículos de emergencia incluyendo unidades básicas, de rescate y operativas, todos trabajando incansablemente para atender a la población afectada. Están haciendo lo que pueden, esos héroes, pero la verdad es que la situación es un brete, ya que el río sigue creyendo y amenazando con seguir causando estragos.
Los residentes de la zona aseguran que nunca habían visto el río tan bravo. Dicen que siempre ha crecido con la lluvia, pero nunca a este nivel. Algunos recuerdan otras inundaciones pasadas, pero ninguna comparable con la magnitud del desastre actual. “Esto es peor que el aguacero del 2011”, comentaba Don Beto, vecino de la zona, mientras miraba con preocupación cómo el agua seguía subiendo.
Este incidente pone nuevamente sobre la mesa el tema de la gestión de riesgos y la necesidad urgente de invertir en obras de infraestructura que protejan a las comunidades vulnerables. Ya hemos visto demasiadas tragedias similares en los últimos años, y parece que no aprendemos la lección. Se necesita mejorar los sistemas de alerta temprana, fortalecer las defensas fluviales y educar a la población sobre cómo actuar ante emergencias.
Ahora, muchos se preguntan qué medidas tomarán las autoridades a largo plazo para evitar que situaciones como ésta se repitan. Prometen soluciones, claro que sí, pero la experiencia nos dice que estas cosas suelen ir muy lentas. Esperemos que esta vez sí hagan las cosas bien, porque la vida de muchas personas depende de ello. Además, el cambio climático no precisamente pinta para lluvias leves, más bien se avecinan tormentas potentes y frecuentes.
Definitivamente, esto deja mucho que reflexionar, mael. Con tanta incertidumbre climática y poca preparación, ¿crees que el gobierno debería invertir masivamente en sistemas de prevención y mitigación de riesgos, o prefieres ver soluciones cortoplacistas que no abordan el problema de raíz?