¡Ay, Dios mío, qué despiche! La Financiera Desyfin, esa que le dio tantos dolores de cabeza a la Comisión Fiduciaria, finalmente se fue al traste. El Conassif, después de darle mil cabriolas, mandó parar la música y decretó formalmente su quiebra. Esto significa que ahora todo pasa a manos del Juzgado Concursal, y prepárense, porque esto promete ser un brete legal de esos que dan para mucho café y palabreo.
Para ponerlos al tanto, la jugada empezó en 2024 cuando la financiera, con más problemas que calcetines desparejados, entró en riesgo de solvencia y seguridad. Se intentó rescatarla, se pagó hasta el último colón a los acreedores que tenían garantía, pero nada funcionó. Le dieron un respiro con el pago de casi el 50% de los depósitos no garantizados, pero al final, ni así logró levantar cabeza. Ya saben cómo es esto, si la vara está podrida, ¡ni Santa María la endereza!
Imaginen la movida: ¡casi 3.000 acreedores esperando agarrarle con papayas! Algunos, los más pechugones, con sumas menores a 135 mil colones, probablemente no verán ni un chícharo, porque el costo de notificarles sería más alto que el mismo crédito. Ni me hagan mención del gasto en notificaciones; Correos de Costa Rica tendrá que desembolsar alrededor de 12 millones de colones para que todos estén enterados. ¡Esto es pa’ volverse loco!
Pero vamos por partes, ¿recuerdan cuando Laura Suárez, ex presidenta del Conassif, y Rocío Aguilar, la anterior jefa del SUGEF, anunciaron la intervención de Desyfin? Eso fue hace poco más de un año, y desde ahí todo ha ido de mal en peor. Intentaron vender la empresa, transferir activos, todo bajo el sol, pero ninguna propuesta convenció al Conassif. Parece que nadie quería meterse en semejante lío.
Lo que más preocupa, además del dinero perdido, es el impacto en los pequeños ahorradores. Muchos de estos mae confían ciegamente en las financieras, pensando que su dinero está seguro. Pero este caso nos demuestra que, aunque estén reguladas, siempre existe un riesgo. Hay que analizar bien dónde metemos nuestros chunches, mi consejo sincero.
Ahora, el Conassif le dice adiós definitivo a Desyfin, revocándole el permiso de operar a partir del 10 de octubre. Esto implica un reacomodo en la supervisión del Grupo Financiero Desyfin, donde ya no estará bajo lupa, excepto la corredora de seguros. No sé ustedes, pero yo veo un esfuerzo por tapar el agua con la mano… A ver si con esto dejan de salirle broncas.
Hasta el 9 de octubre, los administradores de Desyfin tendrán que terminar de liquidar todo lo pendiente: vender activos, pagar lo que puedan a los acreedores, antes de que el juez tome las riendas de la situación. Será interesante ver cómo se desenreda este nudo gordísimo. Esperemos que no se convierta en un fiasco aún mayor, porque sinceramente, ya estamos bastante cargados con los problemas económicos del país.
Y bueno, mi gente, después de toda esta tortilla, me pregunto: ¿Qué medidas debería tomar el gobierno para evitar que situaciones como la de Desyfin se repitan y proteger los ahorros de los costarricenses?
Para ponerlos al tanto, la jugada empezó en 2024 cuando la financiera, con más problemas que calcetines desparejados, entró en riesgo de solvencia y seguridad. Se intentó rescatarla, se pagó hasta el último colón a los acreedores que tenían garantía, pero nada funcionó. Le dieron un respiro con el pago de casi el 50% de los depósitos no garantizados, pero al final, ni así logró levantar cabeza. Ya saben cómo es esto, si la vara está podrida, ¡ni Santa María la endereza!
Imaginen la movida: ¡casi 3.000 acreedores esperando agarrarle con papayas! Algunos, los más pechugones, con sumas menores a 135 mil colones, probablemente no verán ni un chícharo, porque el costo de notificarles sería más alto que el mismo crédito. Ni me hagan mención del gasto en notificaciones; Correos de Costa Rica tendrá que desembolsar alrededor de 12 millones de colones para que todos estén enterados. ¡Esto es pa’ volverse loco!
Pero vamos por partes, ¿recuerdan cuando Laura Suárez, ex presidenta del Conassif, y Rocío Aguilar, la anterior jefa del SUGEF, anunciaron la intervención de Desyfin? Eso fue hace poco más de un año, y desde ahí todo ha ido de mal en peor. Intentaron vender la empresa, transferir activos, todo bajo el sol, pero ninguna propuesta convenció al Conassif. Parece que nadie quería meterse en semejante lío.
Lo que más preocupa, además del dinero perdido, es el impacto en los pequeños ahorradores. Muchos de estos mae confían ciegamente en las financieras, pensando que su dinero está seguro. Pero este caso nos demuestra que, aunque estén reguladas, siempre existe un riesgo. Hay que analizar bien dónde metemos nuestros chunches, mi consejo sincero.
Ahora, el Conassif le dice adiós definitivo a Desyfin, revocándole el permiso de operar a partir del 10 de octubre. Esto implica un reacomodo en la supervisión del Grupo Financiero Desyfin, donde ya no estará bajo lupa, excepto la corredora de seguros. No sé ustedes, pero yo veo un esfuerzo por tapar el agua con la mano… A ver si con esto dejan de salirle broncas.
Hasta el 9 de octubre, los administradores de Desyfin tendrán que terminar de liquidar todo lo pendiente: vender activos, pagar lo que puedan a los acreedores, antes de que el juez tome las riendas de la situación. Será interesante ver cómo se desenreda este nudo gordísimo. Esperemos que no se convierta en un fiasco aún mayor, porque sinceramente, ya estamos bastante cargados con los problemas económicos del país.
Y bueno, mi gente, después de toda esta tortilla, me pregunto: ¿Qué medidas debería tomar el gobierno para evitar que situaciones como la de Desyfin se repitan y proteger los ahorros de los costarricenses?