¡Ay, Dios mío! Parece que la cosa anduvo diferente este año, mi gente. La última encuesta de la OCF nos cayó como anillo al dedo para entender cómo estamos manejando la lana. Resulta que estamos dedicándole casi un tercio de nuestro salario al pago de deudas, ¡una torta! Pero ojo, no todo es tan feo como parece, porque al menos estamos bajando un poquito la presión si la comparamos con el año pasado.
Según los números, en 2024, promediamos el 34% del ingreso mensual metido en pagar créditos. En 2023 era un poco peor, con un 38%. Claro, eso no significa que estemos nadando en billetes, pero sí que quizá estamos siendo un poquito más conscientes de no jalarse una torta con las tarjetas y los préstamos. Y hablando de eso…
Lo que realmente me dio cosquillas fue ver cómo cambió el panorama de los créditos. Ahora, el 47% de nosotros tiene un crédito para carro. ¡Un buen bocado! Eso contrasta con el 18% que tenía ese mismo crédito hace dos años. Parece que todos queremos movernos rápido y tener nuestro chuche rodante, diay.
Por otro lado, las deudas con prestamistas informales – esos amigos o familiares a los que le pedimos “un favorcito” – fueron a la baja, pasando de un 47% a un 25%. Quizás aprendimos la lección de no poner a prueba esas relaciones por unos cuantos lunitas. Y también se nota que menos gente depende de los créditos de electrodomésticos o de las cooperativas; ahí la caída fue considerable, del 35% al 22%, ¿será que ya nos cansamos de financiamiento?
Danilo Montero, el jefe de la OCF, nos puso las cosas claras: “El endeudamiento es un reflejo de cómo vivimos nuestras vidas, nuestros sueños, los problemas que nos surgen y, a veces, hasta las broncas que nos mete la vida”. No nos anda mintiendo, ¿verdad? Nos toca andar remangándonos, brete tras brete, y a veces necesitamos un empujón.
Pero tranquilito, porque Montero también advirtió que esa bajada del porcentaje de ingreso dedicado a deudas no implica que tengamos más lana. Puede ser que estemos siendo más cautelosos al pedir prestado, entendiendo que la estabilidad económica es más esquiva de lo que pensamos. Es un cambio de mentalidad, dicen ellos, un intentar no dejarnos llevar por la corriente y pensar bien antes de meter la mano.
Y fíjate tú, la cosa se pone más seria cuando miramos quiénes son los que más sufren con las deudas. Los mayas de 35 años o más son los que tienen más compromisos financieros, especialmente los que están entre 55 y 70 años, con un 36,8% de su ingreso dedicado a pagar. Quienes tienen su propio negocio (43,3%) o son jefes de familia (36,4%) también se llevan una buena parte. Y los que tienen menos estudio (41,4%) ni hablar... Parece que la educación financiera sigue siendo una vara pendiente por mejorar en este país.
Para colmo, si ganas menos de 500 mil colones al mes, te comes casi el 58,3% de tu sueldo en deudas. ¡Una pena! Aunque la mayoría de nosotros logramos llegar a fin de mes, uno de cada tres hogares se queda corto y tiene que recurrir a un crédito. ¿Será que necesitamos urgentemente un plan nacional para enseñarle a la gente a manejar mejor su plata? ¿O será que simplemente estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, buscando siempre el chunche nuevo y olvidándonos de ahorrar para el futuro? ¡Dime tú, qué piensas tú al respecto?!
Según los números, en 2024, promediamos el 34% del ingreso mensual metido en pagar créditos. En 2023 era un poco peor, con un 38%. Claro, eso no significa que estemos nadando en billetes, pero sí que quizá estamos siendo un poquito más conscientes de no jalarse una torta con las tarjetas y los préstamos. Y hablando de eso…
Lo que realmente me dio cosquillas fue ver cómo cambió el panorama de los créditos. Ahora, el 47% de nosotros tiene un crédito para carro. ¡Un buen bocado! Eso contrasta con el 18% que tenía ese mismo crédito hace dos años. Parece que todos queremos movernos rápido y tener nuestro chuche rodante, diay.
Por otro lado, las deudas con prestamistas informales – esos amigos o familiares a los que le pedimos “un favorcito” – fueron a la baja, pasando de un 47% a un 25%. Quizás aprendimos la lección de no poner a prueba esas relaciones por unos cuantos lunitas. Y también se nota que menos gente depende de los créditos de electrodomésticos o de las cooperativas; ahí la caída fue considerable, del 35% al 22%, ¿será que ya nos cansamos de financiamiento?
Danilo Montero, el jefe de la OCF, nos puso las cosas claras: “El endeudamiento es un reflejo de cómo vivimos nuestras vidas, nuestros sueños, los problemas que nos surgen y, a veces, hasta las broncas que nos mete la vida”. No nos anda mintiendo, ¿verdad? Nos toca andar remangándonos, brete tras brete, y a veces necesitamos un empujón.
Pero tranquilito, porque Montero también advirtió que esa bajada del porcentaje de ingreso dedicado a deudas no implica que tengamos más lana. Puede ser que estemos siendo más cautelosos al pedir prestado, entendiendo que la estabilidad económica es más esquiva de lo que pensamos. Es un cambio de mentalidad, dicen ellos, un intentar no dejarnos llevar por la corriente y pensar bien antes de meter la mano.
Y fíjate tú, la cosa se pone más seria cuando miramos quiénes son los que más sufren con las deudas. Los mayas de 35 años o más son los que tienen más compromisos financieros, especialmente los que están entre 55 y 70 años, con un 36,8% de su ingreso dedicado a pagar. Quienes tienen su propio negocio (43,3%) o son jefes de familia (36,4%) también se llevan una buena parte. Y los que tienen menos estudio (41,4%) ni hablar... Parece que la educación financiera sigue siendo una vara pendiente por mejorar en este país.
Para colmo, si ganas menos de 500 mil colones al mes, te comes casi el 58,3% de tu sueldo en deudas. ¡Una pena! Aunque la mayoría de nosotros logramos llegar a fin de mes, uno de cada tres hogares se queda corto y tiene que recurrir a un crédito. ¿Será que necesitamos urgentemente un plan nacional para enseñarle a la gente a manejar mejor su plata? ¿O será que simplemente estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, buscando siempre el chunche nuevo y olvidándonos de ahorrar para el futuro? ¡Dime tú, qué piensas tú al respecto?!