A ver, a ver, maes, pónganle atención a esta vara porque tiene de todo. Resulta que el Gobierno casi se jala una torta de esas monumentales, pero un grupo de diputados le puso un freno de mano justo a tiempo. La historia es así: el Ejecutivo pretendía agarrar ₡24 millones del presupuesto del IMAS –sí, la plata para becas de estudiantes y pensiones de la gente más necesitada– para financiar, entre otras cosas, la famosa megacárcel y pasarle fondos a un banco que, para más señas, tiene superávit. Una jugada que, viéndola por donde sea, no tenía ni pies ni cabeza.
Por dicha, en la Comisión de Asuntos Hacendarios no se comieron el cuento. Después de tener a la jerarca del IMAS, Yorleny León, sudando frío y explicando el despiche que se armaría, los diputados hicieron lo que tenían que hacer. Con una moción que firmaron desde Paulina Ramírez y Luis Fernando Mendoza del PLN, hasta Jonathan Acuña del Frente Amplio y Vanessa Castro de la Unidad, le dijeron al Gobierno: "Nombres, mae, esa plata se queda donde está". Un movimiento a cachete, porque estamos hablando de recursos que iban a dejar guindando a más de 118,000 familias para los últimos meses del año. Imagínense la angustia.
Lo más interesante del brete en la Asamblea fue escuchar los argumentos. La diputada Ramírez fue clarísima: no se puede justificar quitarle recursos a miles de familias para construir "una casa", refiriéndose a la cárcel. Y es que ahí está el meollo del asunto. El diputado Acuña, por su parte, le preguntó directamente a la ministra del IMAS qué pasaría con el recorte, y la respuesta fue la que todos temían: esa gente se quedaría sin la ayuda a final de año. Diay, es que no hay que ser un genio para entender que si quitas plata de un lado, ese lado se queda sin nada.
Pero la cereza del pastel, la que demuestra lo absurda que era la propuesta inicial, vino de la propia bancada oficialista. La diputada Pilar Cisneros, que uno no se esperaría, levantó la mano y dijo algo que es puro sentido común: "Si al Bahnvi le sobra plata y para atender a los pobres nunca tenemos suficiente, lo que tenemos que hacer es simple: revertir esa decisión". ¡Exacto! Es que no hay quite. No se puede defender quitarle el sustento a la gente que más lo necesita para dárselo a una institución que ya tiene las bolsas llenas o para un proyecto como la megacárcel, del que nadie sabe ni dónde va a quedar ni cómo va a funcionar.
Al final, la plata volvió al IMAS. Unos ₡24 milloncitos que, para el presupuesto nacional, pueden ser un vuelto, pero para un estudiante que necesita una beca para seguir en el cole o un adulto mayor que depende de su pensión para comer, es el mundo entero. Fue una victoria de la lógica sobre el capricho, y un recordatorio de que, a veces, en la Asamblea sí se ponen las pilas para hacer lo correcto. Ahora, la pregunta del millón queda en el aire y quiero saber qué piensan ustedes.
¿Ustedes qué creen, maes? ¿Se vale quitarle plata a programas sociales para financiar proyectos como una megacárcel de la que no se sabe nada? ¿O los diputados hicieron lo correcto en parar este tren en seco? ¡Los leo en los comentarios!
Por dicha, en la Comisión de Asuntos Hacendarios no se comieron el cuento. Después de tener a la jerarca del IMAS, Yorleny León, sudando frío y explicando el despiche que se armaría, los diputados hicieron lo que tenían que hacer. Con una moción que firmaron desde Paulina Ramírez y Luis Fernando Mendoza del PLN, hasta Jonathan Acuña del Frente Amplio y Vanessa Castro de la Unidad, le dijeron al Gobierno: "Nombres, mae, esa plata se queda donde está". Un movimiento a cachete, porque estamos hablando de recursos que iban a dejar guindando a más de 118,000 familias para los últimos meses del año. Imagínense la angustia.
Lo más interesante del brete en la Asamblea fue escuchar los argumentos. La diputada Ramírez fue clarísima: no se puede justificar quitarle recursos a miles de familias para construir "una casa", refiriéndose a la cárcel. Y es que ahí está el meollo del asunto. El diputado Acuña, por su parte, le preguntó directamente a la ministra del IMAS qué pasaría con el recorte, y la respuesta fue la que todos temían: esa gente se quedaría sin la ayuda a final de año. Diay, es que no hay que ser un genio para entender que si quitas plata de un lado, ese lado se queda sin nada.
Pero la cereza del pastel, la que demuestra lo absurda que era la propuesta inicial, vino de la propia bancada oficialista. La diputada Pilar Cisneros, que uno no se esperaría, levantó la mano y dijo algo que es puro sentido común: "Si al Bahnvi le sobra plata y para atender a los pobres nunca tenemos suficiente, lo que tenemos que hacer es simple: revertir esa decisión". ¡Exacto! Es que no hay quite. No se puede defender quitarle el sustento a la gente que más lo necesita para dárselo a una institución que ya tiene las bolsas llenas o para un proyecto como la megacárcel, del que nadie sabe ni dónde va a quedar ni cómo va a funcionar.
Al final, la plata volvió al IMAS. Unos ₡24 milloncitos que, para el presupuesto nacional, pueden ser un vuelto, pero para un estudiante que necesita una beca para seguir en el cole o un adulto mayor que depende de su pensión para comer, es el mundo entero. Fue una victoria de la lógica sobre el capricho, y un recordatorio de que, a veces, en la Asamblea sí se ponen las pilas para hacer lo correcto. Ahora, la pregunta del millón queda en el aire y quiero saber qué piensan ustedes.
¿Ustedes qué creen, maes? ¿Se vale quitarle plata a programas sociales para financiar proyectos como una megacárcel de la que no se sabe nada? ¿O los diputados hicieron lo correcto en parar este tren en seco? ¡Los leo en los comentarios!