¡Ay, Dios mío! Qué rollo, gente. Les cuento la bronca que les cayó a unos cuantos compatriotas nuestros allá en Argentina. Resulta que iban directos al cementerio a darle el adiós final a una pariente – Milagros Utrera, una jovencita que falleció hace poquito tras un terrible accidente en bici – cuando, ¡pam!, otra torta encima. Un carro los chocó de lleno en medio de la ruta.
La movida pasó en Colonia Caroya, Córdoba, Argentina. Una familia, ya desconsolada por la pérdida de Milagros, se dirigía al camposanto cuando un Ford Ka, aparentemente manejado por alguien que no estaba ni en pedales, los arrolló. Según los testigos, la tía de la fallecida terminó herida y tuvieron que llevarla corriendo al hospital. Otras dos personas sufrieron raspaduras y sustos, pero afortunadamente nada grave.
Pero eso no es todo, chunches. Al parecer, la conductora del Ka, en vez de parar a ayudar, se puso nerviosa y quiso huir. ¡Imagínense el gallito! Pero en su afán de escaparse, se fue al traste: perdió el control del carro e impactó contra un tráiler estacionado unas cuadras más adelante. El choque fue tremendo, dejando el vehículo hecho añicos y a la conductora esperando una hora para que llegaran los paramédicos, porque estaban ocupadísimos atendiendo a las víctimas del primer atropello. ¡Qué sal!
Uno de los familiares, visiblemente afectado, le contó a Radio Comunicar Colonia Caroya que su sobrino intentó acercarse a pedirle los datos a la señora, pero ella, en lugar de cooperar, lo encaró con el carro. ¡Un acto de barbarie! El pobre muchacho saltó por su vida, evitándose un golpe peor. Esta situación dejó a toda la comunidad cordobesa consternada y pensando qué clase de mundo estamos viviendo.
Milagros, según cuentan sus seres queridos, era una mae súper trabajadora y alegre, el pilar económico de su mamá. Su partida deja un vacío enorme, pero ahora, además del duelo, tienen que lidiar con esta pesadilla judicial. Su tía, entre lágrimas, exigió justicia: “No queremos que esto quede así, necesitamos que paguen por lo que hicieron a nuestra familia”. Y vaya que tienen razón, diay.
El caso de Milagros ya había levantado polvareda días atrás cuando se supo que el responsable de atropellarla huyó de la escena. Las redes sociales estallaron con mensajes de condolencias y reclamos de justicia, recordando a la joven con cariño y admiración. Muchos expresaban frases como “Besos al cielo, Mili. Te vamos a extrañar mucho”. Ahora, esta nueva tragedia solo agrava el dolor y la frustración.
Las autoridades argentinas ya están investigando ambos accidentes, tratando de esclarecer lo sucedido y llevar a los responsables ante la justicia. Mientras tanto, la familia de Milagros enfrenta un brete inmenso, lidiando con el dolor de la pérdida y la incertidumbre de saber si lograrán obtener reparación por estos terribles hechos. Uno no sabe si reírse o llorar con tanta pena. En fin, qué torta de situación.
Esta historia nos invita a reflexionar sobre la importancia de la responsabilidad al volante y el respeto por la vida ajena. ¿Ustedes creen que las leyes deberían ser más severas para quienes abandonan la escena de un accidente? ¿Qué medidas podríamos tomar para prevenir tragedias como estas y evitar que familias tengan que sufrir dobles golpes como éste?
La movida pasó en Colonia Caroya, Córdoba, Argentina. Una familia, ya desconsolada por la pérdida de Milagros, se dirigía al camposanto cuando un Ford Ka, aparentemente manejado por alguien que no estaba ni en pedales, los arrolló. Según los testigos, la tía de la fallecida terminó herida y tuvieron que llevarla corriendo al hospital. Otras dos personas sufrieron raspaduras y sustos, pero afortunadamente nada grave.
Pero eso no es todo, chunches. Al parecer, la conductora del Ka, en vez de parar a ayudar, se puso nerviosa y quiso huir. ¡Imagínense el gallito! Pero en su afán de escaparse, se fue al traste: perdió el control del carro e impactó contra un tráiler estacionado unas cuadras más adelante. El choque fue tremendo, dejando el vehículo hecho añicos y a la conductora esperando una hora para que llegaran los paramédicos, porque estaban ocupadísimos atendiendo a las víctimas del primer atropello. ¡Qué sal!
Uno de los familiares, visiblemente afectado, le contó a Radio Comunicar Colonia Caroya que su sobrino intentó acercarse a pedirle los datos a la señora, pero ella, en lugar de cooperar, lo encaró con el carro. ¡Un acto de barbarie! El pobre muchacho saltó por su vida, evitándose un golpe peor. Esta situación dejó a toda la comunidad cordobesa consternada y pensando qué clase de mundo estamos viviendo.
Milagros, según cuentan sus seres queridos, era una mae súper trabajadora y alegre, el pilar económico de su mamá. Su partida deja un vacío enorme, pero ahora, además del duelo, tienen que lidiar con esta pesadilla judicial. Su tía, entre lágrimas, exigió justicia: “No queremos que esto quede así, necesitamos que paguen por lo que hicieron a nuestra familia”. Y vaya que tienen razón, diay.
El caso de Milagros ya había levantado polvareda días atrás cuando se supo que el responsable de atropellarla huyó de la escena. Las redes sociales estallaron con mensajes de condolencias y reclamos de justicia, recordando a la joven con cariño y admiración. Muchos expresaban frases como “Besos al cielo, Mili. Te vamos a extrañar mucho”. Ahora, esta nueva tragedia solo agrava el dolor y la frustración.
Las autoridades argentinas ya están investigando ambos accidentes, tratando de esclarecer lo sucedido y llevar a los responsables ante la justicia. Mientras tanto, la familia de Milagros enfrenta un brete inmenso, lidiando con el dolor de la pérdida y la incertidumbre de saber si lograrán obtener reparación por estos terribles hechos. Uno no sabe si reírse o llorar con tanta pena. En fin, qué torta de situación.
Esta historia nos invita a reflexionar sobre la importancia de la responsabilidad al volante y el respeto por la vida ajena. ¿Ustedes creen que las leyes deberían ser más severas para quienes abandonan la escena de un accidente? ¿Qué medidas podríamos tomar para prevenir tragedias como estas y evitar que familias tengan que sufrir dobles golpes como éste?
