¡Ay, mi gente! Pues resulta que el dolarcito decidió jugarnos una pequeña broma este martes. Según los números del Monex, pasó de estar en ¢491,09 el lunes a rondar los ¢496,72 hoy. Ni modo, así nomás, buscando dar unos sustitos a nuestros bolsillos. A ver si nos acostumbramos rápido a esto, porque ya sabemos cómo es el juego.
Lo curioso es que, aunque subió, las cosas no anduvieron tan movidas en cuanto a la negociación. Dicen que se rifaron apenas $11.789.000, una cantina comparado con los días anteriores, donde el tipo de cambio parecía querer bajar y hacernos felices. Se registraron 216 'calces', pero bueno, eso es andar dando vueltas, ¿verdad?
Desde mediados de noviembre, la mayoría de los días hemos tenido respirar tranquilos porque el dólar estaba por debajo de los ¢500. Ese era nuestro pequeño refugio, nuestra esperanza de mantenernos a flote. Pero parece que la suerte quiso cambiar y, pa'lante, volvimos a ver esos niveles que tanto nos inquietan. La verdad, eh, uno empieza a sudar frío cuando ve esas cifras.
Si quieres comprarlo en la ventanilla de los bancos públicos, prepárate para soltarle entre ¢500 y ¢502. Pero si te animas a ir al banco privado, ahí sí te va a tocar desembolsar entre ¢502 y ¢506. Para comprarlo, pues respira hondo, porque van entre ¢486 y ¢488 en los públicos y entre ¢490 y ¢494 en los privados. Un buen empujón, diremos nosotros, un buen salpicón a la billetera.
Ahora, los economistas – esos listos que siempre tienen la respuesta– dicen que esto es normal en esta época del año. Resulta que las empresas transnacionales mandan sus billetes para pagar los aguinaldos, lo cual inyecta más divisas al país. También pagan impuestos, que ayuda a aumentar ese flujo de dólares. Y sumándole, ¡la temporada alta del turismo también está echando su granito de arena! Así que parece que estamos nadando en dólares, pero a algunos nos toca pagarlos caro.
Pero ojo, ¡no todo es miel sobre hojuelas! El Estado de la Nación ya había levantado la bandera roja hace tiempo, advirtiendo que esta bajada del dólar, o como decimos nosotros, ‘apreciación del colón’, puede acabar con las ventajas que tenemos en el sector externo, que es como el motor que impulsa nuestra economía. El OES-UNA se suma a la preocupación, diciendo que si esto sigue así, podríamos tener problemas financieros serios y afectar el trabajo de mucha gente.
Y claro, el Banco Central, con su calma habitual, dice que el valor del dólar lo decide el mercado, pura ley de la oferta y la demanda. Como si fuera tan sencillo explicarle a la abuela que le da un ataque cuando ve subir el precio del pollo. Lo cierto es que necesitamos que alguien les pida a los bancos un poquito más de información sobre de dónde vienen todos estos dólares que andan circulando desde 2023. Porque, brete, esto empieza a rayar en misterio... ¿De dónde sale tanta plata?
Bueno, mi gente, ahora me pregunto: Con este ligero aumento del dólar, ¿creen que el gobierno debería intervenir más activamente en el mercado cambiario para estabilizar la moneda, o deberían dejar que siga funcionando libremente, confiando en que la oferta y la demanda eventualmente encontrarán un equilibrio? Déjenme sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensan!
Lo curioso es que, aunque subió, las cosas no anduvieron tan movidas en cuanto a la negociación. Dicen que se rifaron apenas $11.789.000, una cantina comparado con los días anteriores, donde el tipo de cambio parecía querer bajar y hacernos felices. Se registraron 216 'calces', pero bueno, eso es andar dando vueltas, ¿verdad?
Desde mediados de noviembre, la mayoría de los días hemos tenido respirar tranquilos porque el dólar estaba por debajo de los ¢500. Ese era nuestro pequeño refugio, nuestra esperanza de mantenernos a flote. Pero parece que la suerte quiso cambiar y, pa'lante, volvimos a ver esos niveles que tanto nos inquietan. La verdad, eh, uno empieza a sudar frío cuando ve esas cifras.
Si quieres comprarlo en la ventanilla de los bancos públicos, prepárate para soltarle entre ¢500 y ¢502. Pero si te animas a ir al banco privado, ahí sí te va a tocar desembolsar entre ¢502 y ¢506. Para comprarlo, pues respira hondo, porque van entre ¢486 y ¢488 en los públicos y entre ¢490 y ¢494 en los privados. Un buen empujón, diremos nosotros, un buen salpicón a la billetera.
Ahora, los economistas – esos listos que siempre tienen la respuesta– dicen que esto es normal en esta época del año. Resulta que las empresas transnacionales mandan sus billetes para pagar los aguinaldos, lo cual inyecta más divisas al país. También pagan impuestos, que ayuda a aumentar ese flujo de dólares. Y sumándole, ¡la temporada alta del turismo también está echando su granito de arena! Así que parece que estamos nadando en dólares, pero a algunos nos toca pagarlos caro.
Pero ojo, ¡no todo es miel sobre hojuelas! El Estado de la Nación ya había levantado la bandera roja hace tiempo, advirtiendo que esta bajada del dólar, o como decimos nosotros, ‘apreciación del colón’, puede acabar con las ventajas que tenemos en el sector externo, que es como el motor que impulsa nuestra economía. El OES-UNA se suma a la preocupación, diciendo que si esto sigue así, podríamos tener problemas financieros serios y afectar el trabajo de mucha gente.
Y claro, el Banco Central, con su calma habitual, dice que el valor del dólar lo decide el mercado, pura ley de la oferta y la demanda. Como si fuera tan sencillo explicarle a la abuela que le da un ataque cuando ve subir el precio del pollo. Lo cierto es que necesitamos que alguien les pida a los bancos un poquito más de información sobre de dónde vienen todos estos dólares que andan circulando desde 2023. Porque, brete, esto empieza a rayar en misterio... ¿De dónde sale tanta plata?
Bueno, mi gente, ahora me pregunto: Con este ligero aumento del dólar, ¿creen que el gobierno debería intervenir más activamente en el mercado cambiario para estabilizar la moneda, o deberían dejar que siga funcionando libremente, confiando en que la oferta y la demanda eventualmente encontrarán un equilibrio? Déjenme sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensan!