¡Pero qué vaina más chiva, raza! Aquí en Diario Extra seguimos echándole ojo a esas historias que nos hacen sentir orgullosos de ser ticos. Hoy les vamos a contar la movida de don Michael Jiménez Flores, un escazuceño que se rifa manteniendo viva una de nuestras tradiciones más bonitas: las mascaradas. Este señor es pura dedicación, ¡qué carga!
Como bien saben, las mascaradas son parte esencial de nuestra cultura, especialmente durante las fiestas de fin de año. Pero con el tiempo, esta hermosa costumbre estaba corriendo peligro de irse al traste, ¿se imaginan? Don Michael, desde chico, sintió la necesidad de rescatarla, empezando a experimentar con ellas en su infancia. Dice que era puro niño cuando intentaba hacer sus propios personajes, tomando reglas de madera y vistiendo a sus muñecos con ropa prestada de su abuela o mamá. ¡Qué recuerdos, diay!
Y así, sin tener tutoriales ni cursos, este mae se puso a trabajar. Aprendió a pulir su arte “a pura prueba y error”, como él mismo lo explica. Su primera máscara, cuenta, la tuvo que desarmar unas cinco veces hasta lograr que quedara como él la tenía pensada. ¡Imagínense la paciencia! Después de mucho esfuerzo, dominó el uso de la fibra de vidrio y luego perfeccionó su técnica con materiales como varilla y papel con goma a base de harina. Ahora, cada máscara le toma casi una semana en estar lista.
Don Michael transformó su casa en un verdadero centro creativo. Tiene un tallerito en el patio donde elabora y repara las mascaradas antiguas que han sufrido los embates del tiempo. De hecho, dice que hace mucho trabajo restaurándolas para devolverles su brillo original. ¡Eso sí que es valorar nuestra herencia cultural, qué túanis!
Pero la onda no termina ahí. Don Michael no solo crea, sino que también comparte su conocimiento con las nuevas generaciones. Con el apoyo de la Municipalidad de Escazú, ha organizado talleres para adultos mayores y niños de las escuelas locales. Y lo más increíble es que algunos de esos jovencitos se han enamorado tanto del oficio que ahora son mascareros profesionales. ¡Eso sí que es inspirador, qué chiva!
Además, la experiencia enseñando a los adultos mayores ha sido valiosa. Don Michael comenta que ellos le han transmitido saberes y valores fundamentales que le sirven para el día a día. Se aprende muchísimo escuchando a nuestros ancestros, ¡eso nadie se lo puede quitar! Él se enfoca en las figuras tradicionales de nuestro folclor, poniendo atención en cada detalle, desde soldar la estructura metálica hasta dirigir a su vecina quien se encarga de confeccionar la indumentaria.
Y este 31 de octubre, don Michael estará presente en varias actividades culturales y pasacalles en Escazú, dentro de las celebraciones del Día Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense. Reafirma así su compromiso con preservar una tradición que es parte de nuestra identidad nacional. Ver a estas mascaradas salir a la calle es un espectáculo que te llena el corazón de orgullo, ¡qué nivel!
En fin, la labor de don Michael Jiménez Flores es un ejemplo de cómo podemos cuidar y transmitir nuestras raíces. ¿Ustedes qué opinan? ¿Creen que debemos implementar más programas similares en otras comunidades para asegurar que las tradiciones como la de las mascaradas sigan vivas para las futuras generaciones?
Como bien saben, las mascaradas son parte esencial de nuestra cultura, especialmente durante las fiestas de fin de año. Pero con el tiempo, esta hermosa costumbre estaba corriendo peligro de irse al traste, ¿se imaginan? Don Michael, desde chico, sintió la necesidad de rescatarla, empezando a experimentar con ellas en su infancia. Dice que era puro niño cuando intentaba hacer sus propios personajes, tomando reglas de madera y vistiendo a sus muñecos con ropa prestada de su abuela o mamá. ¡Qué recuerdos, diay!
Y así, sin tener tutoriales ni cursos, este mae se puso a trabajar. Aprendió a pulir su arte “a pura prueba y error”, como él mismo lo explica. Su primera máscara, cuenta, la tuvo que desarmar unas cinco veces hasta lograr que quedara como él la tenía pensada. ¡Imagínense la paciencia! Después de mucho esfuerzo, dominó el uso de la fibra de vidrio y luego perfeccionó su técnica con materiales como varilla y papel con goma a base de harina. Ahora, cada máscara le toma casi una semana en estar lista.
Don Michael transformó su casa en un verdadero centro creativo. Tiene un tallerito en el patio donde elabora y repara las mascaradas antiguas que han sufrido los embates del tiempo. De hecho, dice que hace mucho trabajo restaurándolas para devolverles su brillo original. ¡Eso sí que es valorar nuestra herencia cultural, qué túanis!
Pero la onda no termina ahí. Don Michael no solo crea, sino que también comparte su conocimiento con las nuevas generaciones. Con el apoyo de la Municipalidad de Escazú, ha organizado talleres para adultos mayores y niños de las escuelas locales. Y lo más increíble es que algunos de esos jovencitos se han enamorado tanto del oficio que ahora son mascareros profesionales. ¡Eso sí que es inspirador, qué chiva!
Además, la experiencia enseñando a los adultos mayores ha sido valiosa. Don Michael comenta que ellos le han transmitido saberes y valores fundamentales que le sirven para el día a día. Se aprende muchísimo escuchando a nuestros ancestros, ¡eso nadie se lo puede quitar! Él se enfoca en las figuras tradicionales de nuestro folclor, poniendo atención en cada detalle, desde soldar la estructura metálica hasta dirigir a su vecina quien se encarga de confeccionar la indumentaria.
Y este 31 de octubre, don Michael estará presente en varias actividades culturales y pasacalles en Escazú, dentro de las celebraciones del Día Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense. Reafirma así su compromiso con preservar una tradición que es parte de nuestra identidad nacional. Ver a estas mascaradas salir a la calle es un espectáculo que te llena el corazón de orgullo, ¡qué nivel!
En fin, la labor de don Michael Jiménez Flores es un ejemplo de cómo podemos cuidar y transmitir nuestras raíces. ¿Ustedes qué opinan? ¿Creen que debemos implementar más programas similares en otras comunidades para asegurar que las tradiciones como la de las mascaradas sigan vivas para las futuras generaciones?