Maes, empecemos la semana con una noticia que ya ni sorprende, pero que igual nos revuelve el estómago: la Defensoría de los Habitantes le acaba de cantar las verdades al AyA. Y no, no es por los racionamientos que nos tienen contando los minutos para bañarnos. La vara es más profunda y, para variar, nos va a terminar saliendo carísima. La Defensoría básicamente confirmó lo que todos sospechábamos: en el AyA tienen un despiche monumental con los proyectos de agua y saneamiento en la GAM. ¡Qué despiche! No estamos hablando de un atraso de meses, sino de proyectos que llevan más de una década en el limbo, acumulando polvo en alguna gaveta desde que los aprobaron.
Lo más frustrante de todo es que no es plata lo que falta, sino gestión. La Defensoría, en su rol de auditor ciudadano, se metió a revisar los números y se encontró con el desastre. Proyectos que se aprobaron hace más de diez años simplemente no avanzan. Imagínense la cantidad de reuniones, estudios, planos y promesas que se han hecho en todo este tiempo para terminar en... nada. Es como si el AyA se hubiera propuesto jalarse una torta de proporciones épicas en cámara lenta. Y no es solo el atraso, es el costo. Hay proyectos cuyo precio final se duplicó. O sea, nos dijeron que la obra costaba 100 colones, y después de una década de ineficiencia, ahora resulta que cuesta 200. ¿Y adivinen quién va a pagar esa diferencia? Exacto.
Pero esperen, que la historia se pone "mejor". Hay otra joyita contable que encontró la Defensoría: proyectos que sí se terminaron, pero que el AyA "olvidó" capitalizar. Para que me entiendan, es como si usted construye un apartamento para alquilar, invierte un platal, lo termina y nunca lo pone en el mercado. No le genera ni un cinco, pero la deuda del préstamo la sigue pagando. Eso es lo que pasa aquí. Esas inversiones millonarias no se reflejan en la estructura de tarifas, lo que debilita financieramente al instituto y, a la larga, crea el pretexto perfecto para justificar un tarifazo "extraordinario" que cubra el hueco que ellos mismos crearon con su desorden.
Y aquí viene el dato que es para sentarse a llorar. Mientras todo este despilfarro administrativo ocurre, casi 6 de cada 10 litros de agua que produce el AyA se pierden antes de llegar a nuestras casas. ¡Seis de cada diez! Se van en fugas, tuberías viejas o quién sabe qué más. Producimos agua a montones solo para que se evapore en el sistema. Estamos pagando por tratar y bombear agua que enriquece la tierra debajo del asfalto. Diay, con razón nos cortan el chorro si la mitad se les escapa por el camino. Es el ciclo perfecto de la ineficiencia: no invierten a tiempo, los proyectos se encarecen, el sistema se vuelve un colador y al final, el que está salado es uno, el usuario, que paga más por un servicio cada vez peor.
La respuesta del AyA a todo este informe, según la nota, es que "la gestión sigue en trámite". Una frase que en el diccionario del empleado público significa "estamos viendo cómo armamos una excusa convincente, denos chance". La verdad, ya cansa. No es un tema de un gobierno o de otro, parece ser un problema estructural que nadie quiere o puede solucionar. Así que les dejo la pregunta abierta para el foro, maes: ¿Esto tiene arreglo? ¿Es un problema de planificación, de pura ineptitud o simplemente una falta de voluntad para hacer el brete bien? ¿Llegará el día en que abramos el tubo y no tengamos que cruzar los dedos, o ya el AyA es un caso perdido?
Lo más frustrante de todo es que no es plata lo que falta, sino gestión. La Defensoría, en su rol de auditor ciudadano, se metió a revisar los números y se encontró con el desastre. Proyectos que se aprobaron hace más de diez años simplemente no avanzan. Imagínense la cantidad de reuniones, estudios, planos y promesas que se han hecho en todo este tiempo para terminar en... nada. Es como si el AyA se hubiera propuesto jalarse una torta de proporciones épicas en cámara lenta. Y no es solo el atraso, es el costo. Hay proyectos cuyo precio final se duplicó. O sea, nos dijeron que la obra costaba 100 colones, y después de una década de ineficiencia, ahora resulta que cuesta 200. ¿Y adivinen quién va a pagar esa diferencia? Exacto.
Pero esperen, que la historia se pone "mejor". Hay otra joyita contable que encontró la Defensoría: proyectos que sí se terminaron, pero que el AyA "olvidó" capitalizar. Para que me entiendan, es como si usted construye un apartamento para alquilar, invierte un platal, lo termina y nunca lo pone en el mercado. No le genera ni un cinco, pero la deuda del préstamo la sigue pagando. Eso es lo que pasa aquí. Esas inversiones millonarias no se reflejan en la estructura de tarifas, lo que debilita financieramente al instituto y, a la larga, crea el pretexto perfecto para justificar un tarifazo "extraordinario" que cubra el hueco que ellos mismos crearon con su desorden.
Y aquí viene el dato que es para sentarse a llorar. Mientras todo este despilfarro administrativo ocurre, casi 6 de cada 10 litros de agua que produce el AyA se pierden antes de llegar a nuestras casas. ¡Seis de cada diez! Se van en fugas, tuberías viejas o quién sabe qué más. Producimos agua a montones solo para que se evapore en el sistema. Estamos pagando por tratar y bombear agua que enriquece la tierra debajo del asfalto. Diay, con razón nos cortan el chorro si la mitad se les escapa por el camino. Es el ciclo perfecto de la ineficiencia: no invierten a tiempo, los proyectos se encarecen, el sistema se vuelve un colador y al final, el que está salado es uno, el usuario, que paga más por un servicio cada vez peor.
La respuesta del AyA a todo este informe, según la nota, es que "la gestión sigue en trámite". Una frase que en el diccionario del empleado público significa "estamos viendo cómo armamos una excusa convincente, denos chance". La verdad, ya cansa. No es un tema de un gobierno o de otro, parece ser un problema estructural que nadie quiere o puede solucionar. Así que les dejo la pregunta abierta para el foro, maes: ¿Esto tiene arreglo? ¿Es un problema de planificación, de pura ineptitud o simplemente una falta de voluntad para hacer el brete bien? ¿Llegará el día en que abramos el tubo y no tengamos que cruzar los dedos, o ya el AyA es un caso perdido?