Diay, maes, buenos días. ¿Cómo va esa taza de café? Espero que bien cargada, porque vamos a necesitar energía extra para lo que se viene. Acabo de echarle un ojo al último reporte del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) y, para sorpresa de absolutamente nadie en pleno setiembre, la noticia es la de siempre: se viene el baldazo. Si usted fue de los valientes que se la jugó y lavó el carro o la ropa ayer, ¡qué sal! Vaya guardando todo de una vez, porque el cielo tiene otros planes y no son precisamente soleados.
La vara, según los que saben, es que estamos hasta el cuello en las condiciones típicas de la época lluviosa. La Zona de Convergencia Intertropical (ese chunche que siempre nos empapa) está haciendo de las suyas muy cerca del país. ¿Qué significa eso en español? Que la mañana nos va a engañar, como siempre. Amanecimos con un cielo medio nublado, de esos que le dan a uno una falsa esperanza. En el Pacífico Sur y el Caribe Norte puede que ya les haya caído un pelo de gato, pero en el Valle Central todavía estamos en esa calma que precede a la tormenta. Es el momento perfecto para hacer mandados rápidos, porque después del mediodía, la historia cambia por completo.
Y aquí es donde el plan del cafecito por la tarde en una terraza se va al traste. El IMN es clarísimo: para la tarde se esperan aguaceros y chubascos dispersos con tormenta eléctrica, especialmente en todo el Pacífico y aquí, en el Valle Central. O sea, el combo completo. El clásico aguacero de las tres de la tarde que convierte las calles en ríos, el tráfico en un parqueo glorificado y nos obliga a buscar refugio. En las montañas del Caribe y la Zona Norte la cosa no pinta muy diferente, así que si andan por allá, mejor con cuidado. Es el soundtrack oficial de nuestra temporada verde: el gotereo en el techo y los truenos a lo lejos.
La buena noticia, si se le puede llamar así, es que para la noche el despiche debería amainar. El pronóstico dice que no se estiman lluvias muy significativas en la noche, aunque los compas de las costas del Pacífico todavía podrían recibir alguna llovizna aislada. Diay, al menos algo es algo. Esto significa que la salida del brete va a ser la complicada, pero ya para la noche uno podría jugársela a salir sin terminar hecho una sopa. Es esa pequeña tregua que nos da el clima para poder llegar a la casa, secarnos y pensar en el siguiente baldazo que, con seguridad, nos espera mañana.
En fin, el resumen del día es: mañana de trámites, tarde de guardarse y noche de ver series. Tomen sus previsiones, sobre todo si tienen que manejar. Ya sabemos cómo se pone la General Cañas o la Florencio del Castillo con cuatro gotas. Paciencia y una buena playlist son la clave. Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿A quién más le acaba de arruinar el día el pronóstico? ¿Qué plan se les fue al traste por culpa del aguacero anunciado?
La vara, según los que saben, es que estamos hasta el cuello en las condiciones típicas de la época lluviosa. La Zona de Convergencia Intertropical (ese chunche que siempre nos empapa) está haciendo de las suyas muy cerca del país. ¿Qué significa eso en español? Que la mañana nos va a engañar, como siempre. Amanecimos con un cielo medio nublado, de esos que le dan a uno una falsa esperanza. En el Pacífico Sur y el Caribe Norte puede que ya les haya caído un pelo de gato, pero en el Valle Central todavía estamos en esa calma que precede a la tormenta. Es el momento perfecto para hacer mandados rápidos, porque después del mediodía, la historia cambia por completo.
Y aquí es donde el plan del cafecito por la tarde en una terraza se va al traste. El IMN es clarísimo: para la tarde se esperan aguaceros y chubascos dispersos con tormenta eléctrica, especialmente en todo el Pacífico y aquí, en el Valle Central. O sea, el combo completo. El clásico aguacero de las tres de la tarde que convierte las calles en ríos, el tráfico en un parqueo glorificado y nos obliga a buscar refugio. En las montañas del Caribe y la Zona Norte la cosa no pinta muy diferente, así que si andan por allá, mejor con cuidado. Es el soundtrack oficial de nuestra temporada verde: el gotereo en el techo y los truenos a lo lejos.
La buena noticia, si se le puede llamar así, es que para la noche el despiche debería amainar. El pronóstico dice que no se estiman lluvias muy significativas en la noche, aunque los compas de las costas del Pacífico todavía podrían recibir alguna llovizna aislada. Diay, al menos algo es algo. Esto significa que la salida del brete va a ser la complicada, pero ya para la noche uno podría jugársela a salir sin terminar hecho una sopa. Es esa pequeña tregua que nos da el clima para poder llegar a la casa, secarnos y pensar en el siguiente baldazo que, con seguridad, nos espera mañana.
En fin, el resumen del día es: mañana de trámites, tarde de guardarse y noche de ver series. Tomen sus previsiones, sobre todo si tienen que manejar. Ya sabemos cómo se pone la General Cañas o la Florencio del Castillo con cuatro gotas. Paciencia y una buena playlist son la clave. Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿A quién más le acaba de arruinar el día el pronóstico? ¿Qué plan se les fue al traste por culpa del aguacero anunciado?