¡Ay, pata! Parece que el rollo del contrato social en Costa Rica se nos está yendo al traste. El artículo del Dr. Artavia Loría me dejó pensando, ¿realmente estamos todos remándola en la misma dirección o cada quien buscando su chunche?
Verán, el contrato social, pa' los que no andan familiarizados, es como el pacto implícito que tenemos todos los ciudadanos para vivir tranquilos. Aceptamos ciertas reglas y restricciones a cambio de seguridad, justicia y un poquito de bienestar general. Pero últimamente, siento que este acuerdo anda medio flojo, casi a punto de romperse.
Y no es solo porque la economía está dando brincos ni porque la pandemia nos dejó a todos medio tocados. Es que veo una desconexión creciente entre lo que prometemos unos y lo que exigen otros. Los políticos hablando de transparencia y ética mientras salen escándalos a diario. Los empresarios buscando maximizar ganancias a costa del bienestar de sus empleados. ¡Una torta!
El Dr. Artavia toca temas bien profundos, como la erosión de la confianza en las instituciones y la polarización política. Ustedes saben que esto del “nosotros contra ellos” se ha vuelto moneda corriente, y eso no pinta nada bien. Se han generado tantas vara distintas que ya nadie escucha al otro; cada quien defendiendo su posición a capa y espada.
Lo que preocupa es cómo esta crisis del contrato social afecta directamente nuestra calidad de vida. Ya no se trata solo de impuestos altos o carreteras llenas de baches. Se trata de sentir que hay un sentido común compartido, una base sólida donde podamos construir un futuro juntos. Cuando perdemos esa confianza, todo se vuelve más difícil, más incierto, más... ¡qué sal!
En el Foro hemos hablado mucho sobre esto, y muchos están de acuerdo. La falta de oportunidades, la desigualdad económica, la corrupción… Son varios los factores que contribuyen a este deterioro. Y, aunque parezca cliché, creo que la educación juega un papel crucial. Necesitamos formar ciudadanos críticos, conscientes de sus derechos y responsabilidades, capaces de participar activamente en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
No quiero sonar agüevonado, pero si seguimos así, vamos a terminar en un brete complicado. Ese espíritu de colaboración y solidaridad que siempre nos ha caracterizado como ticos parece estar desapareciendo, reemplazado por un individualismo agresivo. ¡Qué carga!
Entonces, mias, díganme: ¿creen que el contrato social costarricense puede recuperarse? ¿Qué acciones concretas podemos tomar, desde nuestros espacios cotidianos, para fortalecer ese pacto implícito que nos une como nación y evitar que se vaya todo al diablo? ¡Denle duro al debate, mae!
Verán, el contrato social, pa' los que no andan familiarizados, es como el pacto implícito que tenemos todos los ciudadanos para vivir tranquilos. Aceptamos ciertas reglas y restricciones a cambio de seguridad, justicia y un poquito de bienestar general. Pero últimamente, siento que este acuerdo anda medio flojo, casi a punto de romperse.
Y no es solo porque la economía está dando brincos ni porque la pandemia nos dejó a todos medio tocados. Es que veo una desconexión creciente entre lo que prometemos unos y lo que exigen otros. Los políticos hablando de transparencia y ética mientras salen escándalos a diario. Los empresarios buscando maximizar ganancias a costa del bienestar de sus empleados. ¡Una torta!
El Dr. Artavia toca temas bien profundos, como la erosión de la confianza en las instituciones y la polarización política. Ustedes saben que esto del “nosotros contra ellos” se ha vuelto moneda corriente, y eso no pinta nada bien. Se han generado tantas vara distintas que ya nadie escucha al otro; cada quien defendiendo su posición a capa y espada.
Lo que preocupa es cómo esta crisis del contrato social afecta directamente nuestra calidad de vida. Ya no se trata solo de impuestos altos o carreteras llenas de baches. Se trata de sentir que hay un sentido común compartido, una base sólida donde podamos construir un futuro juntos. Cuando perdemos esa confianza, todo se vuelve más difícil, más incierto, más... ¡qué sal!
En el Foro hemos hablado mucho sobre esto, y muchos están de acuerdo. La falta de oportunidades, la desigualdad económica, la corrupción… Son varios los factores que contribuyen a este deterioro. Y, aunque parezca cliché, creo que la educación juega un papel crucial. Necesitamos formar ciudadanos críticos, conscientes de sus derechos y responsabilidades, capaces de participar activamente en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
No quiero sonar agüevonado, pero si seguimos así, vamos a terminar en un brete complicado. Ese espíritu de colaboración y solidaridad que siempre nos ha caracterizado como ticos parece estar desapareciendo, reemplazado por un individualismo agresivo. ¡Qué carga!
Entonces, mias, díganme: ¿creen que el contrato social costarricense puede recuperarse? ¿Qué acciones concretas podemos tomar, desde nuestros espacios cotidianos, para fortalecer ese pacto implícito que nos une como nación y evitar que se vaya todo al diablo? ¡Denle duro al debate, mae!