Diay maes, pónganse la mano en el corazón. ¿Quién se acordó que este 31 de agosto Costa Rica estaba de manteles largos por ser República? Cero habladas, seguro más de uno ni cuenta se dio entre el brete y las presas. Pero mientras la mayoría estábamos en otras varas, un grupo de güilas de cole le pusieron todo el sabor a la celebración en plena Avenida Central, justo frente al busto del Dr. José María Castro Madriz. Y la verdad, ¡qué tuanis que lo hicieran!, porque a veces parece que estas fechas se nos van diluyendo como una pastilla en un vaso de agua.
La movida la organizaron para conmemorar la vez que Castro Madriz, allá por 1848, dijo "hasta aquí llegamos" y nos declaró formalmente una República soberana e independiente. Los chamacos de la escuela y el liceo que llevan su nombre, junto a los del Liceo Ricardo Fernández Guardia, llegaron con todo. Dos de ellos, Andersson Jariel Venegas y Jorge Rafael Rivera, se mandaron a colocar una ofrenda floral, un gesto simple pero cargado de simbolismo. ¡Qué chiva ver a las nuevas generaciones metidas en estos asuntos que a muchos nos suenan a libro de texto viejo y empolvado! Es un recordatorio de que la historia no es solo un chunche de museo, sino algo que todavía respira en las calles.
Obvio, como en todo acto cívico que se respete, no faltaron los discursos de los de arriba. Por ahí andaban la Vicepresidenta Mary Munive, el nuevo alcalde de Chepe, Diego Miranda, y la viceministra del MEP, Guiselle Alpizar, hablando de los pilares de la democracia, la libertad de prensa y todos esos conceptos que suenan muy bien en un micrófono. Pero aquí la que se robó el show, para mí, fue una estudiante. Adriana Shaleth Sánchez Moya, una güila de undécimo del Liceo Dr. José María Castro Madriz. ¡Qué carga esta mae! Se mandó un discurso pidiendo, en buen tico, que la fecha no sea solo una "efeméride" más en el calendario, sino una oportunidad real para pulsearla por una Tiquicia más justa y solidaria. ¡A cachete! Ojalá más de un político la hubiera escuchado con la misma atención que a sus asesores.
Y es que, a veces se nos va el avión con tanta fecha patria, pero esta vara de declararnos República fue un punto y aparte en nuestra historia. Antes de eso, éramos parte de la Federación Centroamericana, un despiche de pleitos y enredos que no nos llevaba a ningún lado. Ser República significó que por fin podíamos tomar nuestras propias decisiones, negociar por nuestra cuenta con otros países y, básicamente, decir "ahora sí, jugamos solos y con nuestras propias reglas". Fue el verdadero inicio del país que conocemos hoy. Un brete monumental que se jaló Castro Madriz y que definió el camino que, con tropezones y todo, seguimos recorriendo.
El lema de este año era una frase ahí toda elaborada: «Libertad, cultura y bienestar: Uniendo pasado, presente y futuro». Suena bonito, pero se queda en puras palabras si no hacemos lo que dijo la colegiala: pulsearla todos los días para que esa libertad y bienestar sean una realidad. Ver a esos maes jóvenes ahí, poniendo flores y hablando con esa propiedad, da una cierta esperanza de que el chunche no se va a ir del todo al traste. Por lo menos, no todavía. Nos recuerdan que la patria no es solo una bandera o un himno, sino un proyecto que se construye a diario.
Pero bueno, esa es mi humilde opinión. Ahora les toca a ustedes: ¿Creen que estas celebraciones todavía tienen sentido hoy en día o son solo para la foto de los políticos? ¿O el gesto de estos estudiantes demuestra que sí importa recordar de dónde venimos? ¡Ahí se los dejo, a ver qué sale!
La movida la organizaron para conmemorar la vez que Castro Madriz, allá por 1848, dijo "hasta aquí llegamos" y nos declaró formalmente una República soberana e independiente. Los chamacos de la escuela y el liceo que llevan su nombre, junto a los del Liceo Ricardo Fernández Guardia, llegaron con todo. Dos de ellos, Andersson Jariel Venegas y Jorge Rafael Rivera, se mandaron a colocar una ofrenda floral, un gesto simple pero cargado de simbolismo. ¡Qué chiva ver a las nuevas generaciones metidas en estos asuntos que a muchos nos suenan a libro de texto viejo y empolvado! Es un recordatorio de que la historia no es solo un chunche de museo, sino algo que todavía respira en las calles.
Obvio, como en todo acto cívico que se respete, no faltaron los discursos de los de arriba. Por ahí andaban la Vicepresidenta Mary Munive, el nuevo alcalde de Chepe, Diego Miranda, y la viceministra del MEP, Guiselle Alpizar, hablando de los pilares de la democracia, la libertad de prensa y todos esos conceptos que suenan muy bien en un micrófono. Pero aquí la que se robó el show, para mí, fue una estudiante. Adriana Shaleth Sánchez Moya, una güila de undécimo del Liceo Dr. José María Castro Madriz. ¡Qué carga esta mae! Se mandó un discurso pidiendo, en buen tico, que la fecha no sea solo una "efeméride" más en el calendario, sino una oportunidad real para pulsearla por una Tiquicia más justa y solidaria. ¡A cachete! Ojalá más de un político la hubiera escuchado con la misma atención que a sus asesores.
Y es que, a veces se nos va el avión con tanta fecha patria, pero esta vara de declararnos República fue un punto y aparte en nuestra historia. Antes de eso, éramos parte de la Federación Centroamericana, un despiche de pleitos y enredos que no nos llevaba a ningún lado. Ser República significó que por fin podíamos tomar nuestras propias decisiones, negociar por nuestra cuenta con otros países y, básicamente, decir "ahora sí, jugamos solos y con nuestras propias reglas". Fue el verdadero inicio del país que conocemos hoy. Un brete monumental que se jaló Castro Madriz y que definió el camino que, con tropezones y todo, seguimos recorriendo.
El lema de este año era una frase ahí toda elaborada: «Libertad, cultura y bienestar: Uniendo pasado, presente y futuro». Suena bonito, pero se queda en puras palabras si no hacemos lo que dijo la colegiala: pulsearla todos los días para que esa libertad y bienestar sean una realidad. Ver a esos maes jóvenes ahí, poniendo flores y hablando con esa propiedad, da una cierta esperanza de que el chunche no se va a ir del todo al traste. Por lo menos, no todavía. Nos recuerdan que la patria no es solo una bandera o un himno, sino un proyecto que se construye a diario.
Pero bueno, esa es mi humilde opinión. Ahora les toca a ustedes: ¿Creen que estas celebraciones todavía tienen sentido hoy en día o son solo para la foto de los políticos? ¿O el gesto de estos estudiantes demuestra que sí importa recordar de dónde venimos? ¡Ahí se los dejo, a ver qué sale!