Diay, maes, si a ustedes les gustan las novelas con enredos políticos, agarren silla porque la vara con el PLN en San Ramón está mejor que cualquier serie de Netflix. Resulta que el partido verdiblanco tiene un despiche de proporciones épicas en el cantón de los poetas, un nudo tan apretado que ahora mismo los tiene con un pie fuera de la jugada para las elecciones del 2026 y, peor aún, con el riesgo real de que se les vaya al traste la platica de la deuda política. ¡Qué torta!
Vamos por partes para entender este novelón. El problema es, en el papel, sencillo: el PLN no ha podido ni a balazos reunir a su gente para hacer la bendita asamblea cantonal en San Ramón. Para los que no están en la jugada, esta asamblea es clave para nombrar a sus líderes locales (Comité Ejecutivo, Fiscalía y delegados). Sin esos nombramientos, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) no les da el visto bueno y, básicamente, el partido queda congelado. ¿Cuántas veces han intentado? Siéntense. Se han hecho más de quince convocatorias. ¡QUINCE! Entre intentos fallidos por falta de gente, cancelaciones y hasta algunas que el mismo TSE les denegó, la cosa no avanza. El quórum es la mitad más uno de los 108 delegados, pero en el mejor de los días han llegado a duras penas 30. ¡Qué sal!
Ante este panorama, la cúpula del PLN, liderada por su secretario general Miguel Guillén, intentó una jugadita. Dijeron: "Bueno, si la asamblea cantonal no puede, que la provincial (la de Alajuela) se encargue del nombramiento y listo el pollo". Pero el Departamento de Registro de Partidos Políticos del TSE les paró el carro en seco. Les mandaron a decir, con todas las letras, que ese chunche no funciona así. Las reglas son claras: solo la asamblea cantonal de San Ramón puede nombrar a la gente de San Ramón. La respuesta fue un "no" rotundo, recordándoles que ni el estatuto del partido ni la ley electoral permiten esos brincos.
Lejos de echarse para atrás, Guillén ahora subió la apuesta. Su nuevo plan es llevar el asunto a la Asamblea Nacional del partido, el órgano más poderoso, para que desde ahí se hagan los nombramientos. Él se ampara en un artículo del estatuto liberacionista (el 74, inciso D) que, según él, les da esa potestad cuando una asamblea local falla repetidamente por "inopia, error u otra circunstancia". El problema es que el mismo Departamento del TSE ya le había adelantado criterio a Guillén en julio, diciéndole que no es viable que "asambleas de mayor rango se arroguen potestades que no le han sido conferidas". O sea, ya le habían cantado la gallina.
Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. Guillén insiste en que la última palabra no la tiene un departamento, sino los magistrados del TSE, y está convencido de que su estatuto, que fue aprobado por el mismo Tribunal, los respalda. Mientras tanto, el reloj sigue corriendo. El TSE ha sido clarísimo: si el PLN no termina de renovar todas sus estructuras a nivel nacional, y eso incluye el despiche de San Ramón, se quedan sin contribución estatal y sin poder inscribir un solo candidato para el 2026. Están jugando con fuego, apostando todo a una interpretación legal que su principal árbitro ya les dijo que no le suena. Para este martes hay otra convocatoria en San Ramón, un intento más de lograr el milagro. ¿Será la vencida o solo otro capítulo de este enredo?
Ahora les pregunto a ustedes, maes del foro: ¿Creen que el PLN logrará desenredar esta vara a tiempo? ¿Es la jugada de Guillén una movida audaz de ajedrez político o están a punto de jalarse la torta del siglo y quedarse viendo los toros desde la barrera? ¡Los leo!
Vamos por partes para entender este novelón. El problema es, en el papel, sencillo: el PLN no ha podido ni a balazos reunir a su gente para hacer la bendita asamblea cantonal en San Ramón. Para los que no están en la jugada, esta asamblea es clave para nombrar a sus líderes locales (Comité Ejecutivo, Fiscalía y delegados). Sin esos nombramientos, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) no les da el visto bueno y, básicamente, el partido queda congelado. ¿Cuántas veces han intentado? Siéntense. Se han hecho más de quince convocatorias. ¡QUINCE! Entre intentos fallidos por falta de gente, cancelaciones y hasta algunas que el mismo TSE les denegó, la cosa no avanza. El quórum es la mitad más uno de los 108 delegados, pero en el mejor de los días han llegado a duras penas 30. ¡Qué sal!
Ante este panorama, la cúpula del PLN, liderada por su secretario general Miguel Guillén, intentó una jugadita. Dijeron: "Bueno, si la asamblea cantonal no puede, que la provincial (la de Alajuela) se encargue del nombramiento y listo el pollo". Pero el Departamento de Registro de Partidos Políticos del TSE les paró el carro en seco. Les mandaron a decir, con todas las letras, que ese chunche no funciona así. Las reglas son claras: solo la asamblea cantonal de San Ramón puede nombrar a la gente de San Ramón. La respuesta fue un "no" rotundo, recordándoles que ni el estatuto del partido ni la ley electoral permiten esos brincos.
Lejos de echarse para atrás, Guillén ahora subió la apuesta. Su nuevo plan es llevar el asunto a la Asamblea Nacional del partido, el órgano más poderoso, para que desde ahí se hagan los nombramientos. Él se ampara en un artículo del estatuto liberacionista (el 74, inciso D) que, según él, les da esa potestad cuando una asamblea local falla repetidamente por "inopia, error u otra circunstancia". El problema es que el mismo Departamento del TSE ya le había adelantado criterio a Guillén en julio, diciéndole que no es viable que "asambleas de mayor rango se arroguen potestades que no le han sido conferidas". O sea, ya le habían cantado la gallina.
Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. Guillén insiste en que la última palabra no la tiene un departamento, sino los magistrados del TSE, y está convencido de que su estatuto, que fue aprobado por el mismo Tribunal, los respalda. Mientras tanto, el reloj sigue corriendo. El TSE ha sido clarísimo: si el PLN no termina de renovar todas sus estructuras a nivel nacional, y eso incluye el despiche de San Ramón, se quedan sin contribución estatal y sin poder inscribir un solo candidato para el 2026. Están jugando con fuego, apostando todo a una interpretación legal que su principal árbitro ya les dijo que no le suena. Para este martes hay otra convocatoria en San Ramón, un intento más de lograr el milagro. ¿Será la vencida o solo otro capítulo de este enredo?
Ahora les pregunto a ustedes, maes del foro: ¿Creen que el PLN logrará desenredar esta vara a tiempo? ¿Es la jugada de Guillén una movida audaz de ajedrez político o están a punto de jalarse la torta del siglo y quedarse viendo los toros desde la barrera? ¡Los leo!
