El genuino cooperativismo
El censo respectivo debe ser un documento invaluable de información, de orden y de transparencia
El cooperativismo debe limpiarse de cacicazgos nefastos, de intromisión política e ideológica, y de cooperativas de fachada
Desde el año 2000 no se lleva a cabo en nuestro país un censo sobre las cooperativas. Ahora, a partir de este mes de marzo y hasta mediados de año, se realizará una investigación sobre los cambios habidos en este sector. Este estudio versará sobre el número real de cooperativas y de asociados, su influencia en la economía nacional y otros datos relevantes. Tarde o temprano deberá acompañarse de una labor similar sobre el movimiento solidarista y sobre el sindicalismo.
Este censo, tal como informamos el viernes pasado, está patrocinado por Infocoop, Conacoop, la Comisión Permanente de Cooperativas de Cogestión(CPCA), Cenecoop y el Ministerio de Educación Pública. Esta investigación correrá a cargo de la Confederación de Cooperativas del Caribe y Centroamérica(CCC-CA), especializada en la materia. El programaEstado de la nación y un grupo de especialistas académicos y cooperativistas han participado en la elaboración y validación de los cuestionarios. Hemos hecho hincapié en esta lista de entidades nacionales y extranjeras participantes en esta investigación como garantía de su calidad. No puede esperarse menos sobre la información objetiva y cabal de un movimiento tan poderoso y determinante en la vida del país.
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Otra razón de peso justifica plenamente lo dicho. El movimiento cooperativista del país debe presentar credenciales inobjetables de transparencia, esto es, de respuesta a las siguientes preguntas básicas: cuántos son, quiénes son y qué hacen.
Estas preguntas no son ociosas. Representan una necesidad y un deber del movimiento cooperativista y de sus dirigentes, en vista del ascendiente de estas organizaciones en la economía nacional y, sobre todo, del proteccionismo estatal de que han gozado tradicionalmente, con recursos públicos, y de diversos episodios de desorden, corruptelas, cacicazgos escandalosos y funesta intromisión política en su seno. Este censo, que permitirá poner todas las cartas sobre la mesa, debe secundarse, entonces, con un esfuerzo profundo, objetivo y leal para cimentar el movimiento cooperativista y, principalmente, sus entidades representantivas y directrices sobre las piedras angulares de la ética, el apego estricto a las normas jurídicas, la eficiencia, el sentido técnico y el interés solidario.
Esta convivencia de principios constituye la plataforma de las organizaciones sociales, lo cual supone una labor intensa y permanente de depuración y de investigación para sentar responsabilidades civiles y penales. Mediante este censo podremos descubrir una serie de cooperativas de fachada –como hay sindicatos y asociaciones del mismo género– utilizadas para mantener los cacicazgos y las vinculaciones ideológicas con ciertos grupos nacionales. En este campo, el Ministerio de Trabajo debe asumir una actitud firme, sin complacencias ni temores. Su función es mucho más que la de mero espectador o escribiente.
En este sentido, la reciente asamblea de la Catalina R. L. pone al descubierto lo dicho en este editorial. Basta leer el informe respectivo del auditor respectivo. Ahí, con documentos fehacientes, quedó demostrado, una vez más, el esfuerzo de una mayoría de cooperativas para depurar y fortalecer el movimiento cooperativo frente a una minoría interesada en mantener el statu quo.
No se trata, ahora, como se ha propuesto en ciertos estrados administrativos, de negociaciones, sino de cumplir fielmente la ley y el juramento constitucional. La depuración del movimiento cooperativista contribuirá, asimismo, a investigar el funcionamiento de algunas instituciones públicas en las que ha tenido representación.
Esta es, por tanto, una oportunidad invaluable para encarrilar y limpiar el movimiento cooperativista de Costa Rica, a fin de que siga siendo un el instrumento histórico de desarrollo económico y social a que está llamado a ser. Los signos de los tiempos lo invitan con mayor fuerza aún.
El censo respectivo debe ser un documento invaluable de información, de orden y de transparencia
El cooperativismo debe limpiarse de cacicazgos nefastos, de intromisión política e ideológica, y de cooperativas de fachada
Desde el año 2000 no se lleva a cabo en nuestro país un censo sobre las cooperativas. Ahora, a partir de este mes de marzo y hasta mediados de año, se realizará una investigación sobre los cambios habidos en este sector. Este estudio versará sobre el número real de cooperativas y de asociados, su influencia en la economía nacional y otros datos relevantes. Tarde o temprano deberá acompañarse de una labor similar sobre el movimiento solidarista y sobre el sindicalismo.
Este censo, tal como informamos el viernes pasado, está patrocinado por Infocoop, Conacoop, la Comisión Permanente de Cooperativas de Cogestión(CPCA), Cenecoop y el Ministerio de Educación Pública. Esta investigación correrá a cargo de la Confederación de Cooperativas del Caribe y Centroamérica(CCC-CA), especializada en la materia. El programaEstado de la nación y un grupo de especialistas académicos y cooperativistas han participado en la elaboración y validación de los cuestionarios. Hemos hecho hincapié en esta lista de entidades nacionales y extranjeras participantes en esta investigación como garantía de su calidad. No puede esperarse menos sobre la información objetiva y cabal de un movimiento tan poderoso y determinante en la vida del país.
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Otra razón de peso justifica plenamente lo dicho. El movimiento cooperativista del país debe presentar credenciales inobjetables de transparencia, esto es, de respuesta a las siguientes preguntas básicas: cuántos son, quiénes son y qué hacen.
Estas preguntas no son ociosas. Representan una necesidad y un deber del movimiento cooperativista y de sus dirigentes, en vista del ascendiente de estas organizaciones en la economía nacional y, sobre todo, del proteccionismo estatal de que han gozado tradicionalmente, con recursos públicos, y de diversos episodios de desorden, corruptelas, cacicazgos escandalosos y funesta intromisión política en su seno. Este censo, que permitirá poner todas las cartas sobre la mesa, debe secundarse, entonces, con un esfuerzo profundo, objetivo y leal para cimentar el movimiento cooperativista y, principalmente, sus entidades representantivas y directrices sobre las piedras angulares de la ética, el apego estricto a las normas jurídicas, la eficiencia, el sentido técnico y el interés solidario.
Esta convivencia de principios constituye la plataforma de las organizaciones sociales, lo cual supone una labor intensa y permanente de depuración y de investigación para sentar responsabilidades civiles y penales. Mediante este censo podremos descubrir una serie de cooperativas de fachada –como hay sindicatos y asociaciones del mismo género– utilizadas para mantener los cacicazgos y las vinculaciones ideológicas con ciertos grupos nacionales. En este campo, el Ministerio de Trabajo debe asumir una actitud firme, sin complacencias ni temores. Su función es mucho más que la de mero espectador o escribiente.
En este sentido, la reciente asamblea de la Catalina R. L. pone al descubierto lo dicho en este editorial. Basta leer el informe respectivo del auditor respectivo. Ahí, con documentos fehacientes, quedó demostrado, una vez más, el esfuerzo de una mayoría de cooperativas para depurar y fortalecer el movimiento cooperativo frente a una minoría interesada en mantener el statu quo.
No se trata, ahora, como se ha propuesto en ciertos estrados administrativos, de negociaciones, sino de cumplir fielmente la ley y el juramento constitucional. La depuración del movimiento cooperativista contribuirá, asimismo, a investigar el funcionamiento de algunas instituciones públicas en las que ha tenido representación.
Esta es, por tanto, una oportunidad invaluable para encarrilar y limpiar el movimiento cooperativista de Costa Rica, a fin de que siga siendo un el instrumento histórico de desarrollo económico y social a que está llamado a ser. Los signos de los tiempos lo invitan con mayor fuerza aún.