¡Qué torta, maes! Cuando uno pensaba que ya habíamos visto de todo, sale esta vara del gusano barrenador a recordarnos que siempre se puede poner más feo. Lo que empezó como una alerta para el ganado y los animales silvestres, ahora nos está picando directamente a nosotros. Y no es cuento, el Ministerio de Salud acaba de soltar las cifras y, para la segunda semana de agosto, ya tenemos 69 ticos confirmados con miasis. Sí, 69 personas con larvas de mosca creciendo en sus heridas. Suena a película de terror, pero es la pura realidad en el país del “pura vida”.
Y aquí es donde la cosa se pone más densa. Si uno se pone a rascar los datos, el patrón es clarísimo. De los 69 casos, 47 son hombres y 22 son mujeres. Pero el detalle que más me preocupa es la edad: 35 de los afectados son nuestros adultos mayores, gente de más de 65 años. Nuestros tatas. A ellos les siguen 29 personas en plena edad productiva (entre 20 y 64 años), esa gente que anda en el brete día a día. Diay, imagínese usted, lidiando con las presas y las deudas, y ahora también con el riesgo de que una mosca le deje un regalito indeseado en un simple rasguño. ¡Qué sal, de verdad!
Ahora, si nos vamos al mapa, el despiche tiene epicentro. Alajuela se está llevando el nada honroso primer lugar con 17 casos, seguida muy de cerca por San José con 12. Limón, Puntarenas y Guanacaste no se quedan tan atrás, con 11 y 9 casos respectivamente. O sea, la afectación está regada por todo el país, pero si usted vive en el GAM o en la provincia de los mangos, tiene que ponerle todavía más atención al asunto. No es para entrar en pánico, pero sí para andar con mil ojos, porque está claro que el bicho anda por todo lado y sin pedir permiso.
Lo que de verdad enciende las alarmas es cuando comparamos este año con el anterior. Según los mismos datos de Salud, en el 2024 la cosa era súper esporádica; una semana sí, tres no, un casito por aquí, otro por allá. Pero en el 2025, el patrón cambió radicalmente. Ahora tenemos reportes casi todas las semanas y hasta picos de 5 casos en siete días. Esto no es mala suerte, maes, esto es una tendencia. La estrategia de contención, que depende de la liberación de moscas estériles (que por cierto, siguen sin llegar en la cantidad necesaria), parece que no está dando la talla y el problema se está saliendo de control. El plan de erradicación se nos está yendo al traste.
Entonces, ¿qué hacemos? El Ministerio nos da las recomendaciones de siempre: lávese las manos, cúrese bien cualquier herida por más tonta que parezca y si ve algo raro (dolor, secreción o, Dios no lo quiera, larvas) salga soplado para el centro de salud. Y por favor, échenle un ojo a sus mascotas y animales. Pero más allá de la responsabilidad individual, queda una pregunta en el aire. Con una Emergencia Nacional Sanitaria declarada y viendo que los casos en humanos no paran de subir, ¿no creen que ya es hora de ver acciones más contundentes? ¿O vamos a esperar a que la cifra llegue a 100?
Ahí se las dejo picando. Más allá de cuidarnos cada uno, ¿creen que el Gobierno y las autoridades de salud se están durmiendo en los laureles con esta emergencia o de verdad están haciendo todo lo posible? ¡Los leo en los comentarios!
Y aquí es donde la cosa se pone más densa. Si uno se pone a rascar los datos, el patrón es clarísimo. De los 69 casos, 47 son hombres y 22 son mujeres. Pero el detalle que más me preocupa es la edad: 35 de los afectados son nuestros adultos mayores, gente de más de 65 años. Nuestros tatas. A ellos les siguen 29 personas en plena edad productiva (entre 20 y 64 años), esa gente que anda en el brete día a día. Diay, imagínese usted, lidiando con las presas y las deudas, y ahora también con el riesgo de que una mosca le deje un regalito indeseado en un simple rasguño. ¡Qué sal, de verdad!
Ahora, si nos vamos al mapa, el despiche tiene epicentro. Alajuela se está llevando el nada honroso primer lugar con 17 casos, seguida muy de cerca por San José con 12. Limón, Puntarenas y Guanacaste no se quedan tan atrás, con 11 y 9 casos respectivamente. O sea, la afectación está regada por todo el país, pero si usted vive en el GAM o en la provincia de los mangos, tiene que ponerle todavía más atención al asunto. No es para entrar en pánico, pero sí para andar con mil ojos, porque está claro que el bicho anda por todo lado y sin pedir permiso.
Lo que de verdad enciende las alarmas es cuando comparamos este año con el anterior. Según los mismos datos de Salud, en el 2024 la cosa era súper esporádica; una semana sí, tres no, un casito por aquí, otro por allá. Pero en el 2025, el patrón cambió radicalmente. Ahora tenemos reportes casi todas las semanas y hasta picos de 5 casos en siete días. Esto no es mala suerte, maes, esto es una tendencia. La estrategia de contención, que depende de la liberación de moscas estériles (que por cierto, siguen sin llegar en la cantidad necesaria), parece que no está dando la talla y el problema se está saliendo de control. El plan de erradicación se nos está yendo al traste.
Entonces, ¿qué hacemos? El Ministerio nos da las recomendaciones de siempre: lávese las manos, cúrese bien cualquier herida por más tonta que parezca y si ve algo raro (dolor, secreción o, Dios no lo quiera, larvas) salga soplado para el centro de salud. Y por favor, échenle un ojo a sus mascotas y animales. Pero más allá de la responsabilidad individual, queda una pregunta en el aire. Con una Emergencia Nacional Sanitaria declarada y viendo que los casos en humanos no paran de subir, ¿no creen que ya es hora de ver acciones más contundentes? ¿O vamos a esperar a que la cifra llegue a 100?
Ahí se las dejo picando. Más allá de cuidarnos cada uno, ¿creen que el Gobierno y las autoridades de salud se están durmiendo en los laureles con esta emergencia o de verdad están haciendo todo lo posible? ¡Los leo en los comentarios!