Maes, no sé ustedes, pero yo leí la noticia de CRHoy sobre la reunión del OIJ con la DEA en Tennessee y me quedó un sinsabor rarísimo. Por un lado, uno piensa: “¡Qué bueno que se están moviendo!”. Pero por otro, la procesión va por dentro. Que nuestros altos mandos policiales tengan que ir hasta Nashville a coordinar capturas y extradiciones es la prueba más clara del despiche que tenemos montado en casa. Ya no es un secreto a voces, ahora es un evento con patrocinadores y cobertura internacional. La vara dejó de ser un problema local para convertirse en una sucursal oficial del narco global, y parece que ahora nos toca pedir ayuda para apagar el incendio que dejamos crecer en nuestro propio patio.
Vamos al grano. Michael Soto, el subdirector del OIJ, se fue a sentar con el mero mero de la DEA, un tal Terry Cole. ¿El tema del cafecito? Ver cómo agilizan las extradiciones de ticos y, ojo a esto, coordinar “nuevas detenciones”. El artículo de CRHoy suelta, casi como si nada, que ya existe una “lista de futuros extraditables”. ¡Una lista! Eso suena a que los gringos tienen más claro quiénes son los pesos pesados aquí que nosotros mismos. Y mientras ellos hacen el brete de inteligencia, nosotros ponemos los tribunales. Es una dinámica que, si bien es necesaria, deja un tufillo a que perdimos completamente el control de la situación. Ya no estamos hablando de una colaboración entre iguales, sino de un país pidiendo que le ayuden a sacar la basura porque el basurero se le desbordó.
Y es que el casting de personajes que ya están en fila para ese viaje sin retorno a Texas es de película. Tenemos a un exmagistrado, Celso Gamboa, metido en el mismo saco que alias “Pecho de Rata” y “El Profe”. ¡Un exmagistrado! Hay que detenerse un segundo a pensar en lo que eso significa. El mismo sistema judicial que debería estar persiguiendo a esta gente, tuvo a uno de sus supuestos cómplices en una de las sillas más altas. Ahí fue donde el país entero se jaló una torta monumental. Dejamos que la herrumbre llegara hasta el tuétano del sistema y ahora nos sorprendemos de que todo se esté cayendo a pedazos. Vincular a esta gente con el Clan del Golfo y el Cartel de Sinaloa ya ni siquiera asusta, simplemente confirma lo que todos sospechábamos: Tiquicia se convirtió en un centro de operaciones cinco estrellas para estos maes.
Pero la vara es todavía más profunda. En esa misma conferencia se va a hablar de fentanilo. Lean eso otra vez: fentanilo. La droga que tiene a Estados Unidos en una crisis de salud pública sin precedentes es tema central en una reunión donde Costa Rica es un actor principal. ¿En qué momento pasamos de ser noticia por no tener ejército a ser un punto clave en la agenda de la DEA por drogas sintéticas? Se nos fue al traste, y rapidísimo, esa imagen de la "Suiza Centroamericana". La realidad es que nuestra ubicación geográfica es una bendición para el turismo, pero una absoluta maldición en la guerra contra el narco. Somos el puente perfecto, la bodega ideal, y parece que por años nos hicimos los de la vista gorda.
Entonces, llegamos al punto que de verdad importa. Es tuanis que agarren a esta gente, claro que sí. Es necesario extraditarlos y que paguen por sus crímenes. Pero esta reunión en Nashville, más que un motivo de celebración, debería ser un llamado de atención brutal. Es la aceptación tácita de que el problema nos superó, de que nuestras instituciones están tan permeadas o son tan insuficientes que necesitamos que papá gringo venga a ponernos orden. Y eso, maes, es peligrosísimo para un país que se jacta de su soberanía. Diay, no sé, al final me quedo con más preguntas que respuestas. ¿Ustedes qué piensan? ¿Es esto una señal de que por fin vamos a limpiar la casa o simplemente la prueba de que ya el agua nos llegó al cuello y estamos pidiendo auxilio? ¿Alcanza con extraditar a unos cuantos o el problema real sigue aquí, enquistado en la política y en la policía?
Vamos al grano. Michael Soto, el subdirector del OIJ, se fue a sentar con el mero mero de la DEA, un tal Terry Cole. ¿El tema del cafecito? Ver cómo agilizan las extradiciones de ticos y, ojo a esto, coordinar “nuevas detenciones”. El artículo de CRHoy suelta, casi como si nada, que ya existe una “lista de futuros extraditables”. ¡Una lista! Eso suena a que los gringos tienen más claro quiénes son los pesos pesados aquí que nosotros mismos. Y mientras ellos hacen el brete de inteligencia, nosotros ponemos los tribunales. Es una dinámica que, si bien es necesaria, deja un tufillo a que perdimos completamente el control de la situación. Ya no estamos hablando de una colaboración entre iguales, sino de un país pidiendo que le ayuden a sacar la basura porque el basurero se le desbordó.
Y es que el casting de personajes que ya están en fila para ese viaje sin retorno a Texas es de película. Tenemos a un exmagistrado, Celso Gamboa, metido en el mismo saco que alias “Pecho de Rata” y “El Profe”. ¡Un exmagistrado! Hay que detenerse un segundo a pensar en lo que eso significa. El mismo sistema judicial que debería estar persiguiendo a esta gente, tuvo a uno de sus supuestos cómplices en una de las sillas más altas. Ahí fue donde el país entero se jaló una torta monumental. Dejamos que la herrumbre llegara hasta el tuétano del sistema y ahora nos sorprendemos de que todo se esté cayendo a pedazos. Vincular a esta gente con el Clan del Golfo y el Cartel de Sinaloa ya ni siquiera asusta, simplemente confirma lo que todos sospechábamos: Tiquicia se convirtió en un centro de operaciones cinco estrellas para estos maes.
Pero la vara es todavía más profunda. En esa misma conferencia se va a hablar de fentanilo. Lean eso otra vez: fentanilo. La droga que tiene a Estados Unidos en una crisis de salud pública sin precedentes es tema central en una reunión donde Costa Rica es un actor principal. ¿En qué momento pasamos de ser noticia por no tener ejército a ser un punto clave en la agenda de la DEA por drogas sintéticas? Se nos fue al traste, y rapidísimo, esa imagen de la "Suiza Centroamericana". La realidad es que nuestra ubicación geográfica es una bendición para el turismo, pero una absoluta maldición en la guerra contra el narco. Somos el puente perfecto, la bodega ideal, y parece que por años nos hicimos los de la vista gorda.
Entonces, llegamos al punto que de verdad importa. Es tuanis que agarren a esta gente, claro que sí. Es necesario extraditarlos y que paguen por sus crímenes. Pero esta reunión en Nashville, más que un motivo de celebración, debería ser un llamado de atención brutal. Es la aceptación tácita de que el problema nos superó, de que nuestras instituciones están tan permeadas o son tan insuficientes que necesitamos que papá gringo venga a ponernos orden. Y eso, maes, es peligrosísimo para un país que se jacta de su soberanía. Diay, no sé, al final me quedo con más preguntas que respuestas. ¿Ustedes qué piensan? ¿Es esto una señal de que por fin vamos a limpiar la casa o simplemente la prueba de que ya el agua nos llegó al cuello y estamos pidiendo auxilio? ¿Alcanza con extraditar a unos cuantos o el problema real sigue aquí, enquistado en la política y en la policía?