Ay, mae, esto sí nos cayó como balde de agua fría. Confirmamos con un nudo en la garganta el fallecimiento de Margiory Fiaschi, una periodista venezolana que le puso el pecho a una enfermedad durísima por años. Era una barra alta en cuanto a ética y compromiso con la verdad, y la noticia ha dejado a medio país pensando en cómo se va una luz tan importante.
Para los que no la conocían mucho, Margiory Fiaschi no era precisamente una figura cualquiera. Se ganó el respeto de compañeros y del público con su trabajo incansable en radios y televisoras como Radio América, DAT TV y Globovisión. Siempre buscando la manera de contar la realidad tal cual es, sin pelos en la lengua y con ese toque de profesionalismo que hacía la diferencia. Un ejemplo claro de alguien que vive el brete del periodismo con pasión y dedicación, vamos.
Todo empezó hace unos tres años, cuando Margiory sufrió una convulsión que levantó todas las alarmas. Después vinieron las pruebas, los diagnósticos… una lesión en el cerebro que la obligó a pasar por cirugías y tratamientos fuertes. Pero ni así se rindió. En sus redes sociales, siempre compartiendo mensajes de esperanza y agradecimiento, demostrando una fortaleza admirable. Qué carga la tuvo que aguantar, pero se la fajó como ninguna.
Y eso, mae, es lo que realmente quedó grabado en la mente de muchos. No solo su talento para comunicar, sino también su espíritu guerrero. Se aferró a la vida por su hija, Anapaula, a quien amaba con locura. Según allegados, la pequeña fue su motor principal para seguir adelante, aunque las cosas estuvieran difíciles. Una madre luchadora, ahí está la clave. Diay, da que pensar cómo algunos se dejan caer por cosas menores y ella con tanto encima…
Pero la historia de Margiory no es solo de lucha y superación, también es de compañerismo y solidaridad. Desde que se conoció su condición, recibió un torrente de apoyo de colegas, amigos y seguidores, quienes la acompañaron en cada paso de su camino. El Colegio Nacional de Periodistas (CNP) de Carabobo también expresó su gratitud por su contribución al periodismo venezolano, reconociendo su entrega y profesionalismo. Un verdadero gesto de cariño y apoyo mutuo, esas son las cosas que importan.
Ahora, Venezuela se queda sin una voz valiosa, sin una profesional que siempre buscó la verdad y la justicia. Su legado quedará marcado en la memoria de quienes la conocieron y admiraron. Fue una persona humana, cercana a la gente, que entendía la importancia de conectar con la audiencia. No solo contaba noticias, las vivía, las sentía. Eso es difícil de encontrar en estos tiempos, vamos.
Más allá de los titulares y las estadísticas, la muerte de Margiory nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento. Nos enseña que la resiliencia puede encontrarse incluso en los lugares más oscuros y que el amor familiar puede ser un faro en la tormenta. Un llamado a reflexionar sobre nuestras prioridades y a agradecer lo que tenemos, porque al final, todo lo material se va, pero los recuerdos y las conexiones humanas perduran.
Así que, chavales, con este dolorcito en el corazón, les pregunto: ¿Cuál creen ustedes que es el papel fundamental que debe cumplir un periodista en nuestra sociedad actual, especialmente frente a la desinformación y los desafíos que plantea la tecnología?
Para los que no la conocían mucho, Margiory Fiaschi no era precisamente una figura cualquiera. Se ganó el respeto de compañeros y del público con su trabajo incansable en radios y televisoras como Radio América, DAT TV y Globovisión. Siempre buscando la manera de contar la realidad tal cual es, sin pelos en la lengua y con ese toque de profesionalismo que hacía la diferencia. Un ejemplo claro de alguien que vive el brete del periodismo con pasión y dedicación, vamos.
Todo empezó hace unos tres años, cuando Margiory sufrió una convulsión que levantó todas las alarmas. Después vinieron las pruebas, los diagnósticos… una lesión en el cerebro que la obligó a pasar por cirugías y tratamientos fuertes. Pero ni así se rindió. En sus redes sociales, siempre compartiendo mensajes de esperanza y agradecimiento, demostrando una fortaleza admirable. Qué carga la tuvo que aguantar, pero se la fajó como ninguna.
Y eso, mae, es lo que realmente quedó grabado en la mente de muchos. No solo su talento para comunicar, sino también su espíritu guerrero. Se aferró a la vida por su hija, Anapaula, a quien amaba con locura. Según allegados, la pequeña fue su motor principal para seguir adelante, aunque las cosas estuvieran difíciles. Una madre luchadora, ahí está la clave. Diay, da que pensar cómo algunos se dejan caer por cosas menores y ella con tanto encima…
Pero la historia de Margiory no es solo de lucha y superación, también es de compañerismo y solidaridad. Desde que se conoció su condición, recibió un torrente de apoyo de colegas, amigos y seguidores, quienes la acompañaron en cada paso de su camino. El Colegio Nacional de Periodistas (CNP) de Carabobo también expresó su gratitud por su contribución al periodismo venezolano, reconociendo su entrega y profesionalismo. Un verdadero gesto de cariño y apoyo mutuo, esas son las cosas que importan.
Ahora, Venezuela se queda sin una voz valiosa, sin una profesional que siempre buscó la verdad y la justicia. Su legado quedará marcado en la memoria de quienes la conocieron y admiraron. Fue una persona humana, cercana a la gente, que entendía la importancia de conectar con la audiencia. No solo contaba noticias, las vivía, las sentía. Eso es difícil de encontrar en estos tiempos, vamos.
Más allá de los titulares y las estadísticas, la muerte de Margiory nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento. Nos enseña que la resiliencia puede encontrarse incluso en los lugares más oscuros y que el amor familiar puede ser un faro en la tormenta. Un llamado a reflexionar sobre nuestras prioridades y a agradecer lo que tenemos, porque al final, todo lo material se va, pero los recuerdos y las conexiones humanas perduran.
Así que, chavales, con este dolorcito en el corazón, les pregunto: ¿Cuál creen ustedes que es el papel fundamental que debe cumplir un periodista en nuestra sociedad actual, especialmente frente a la desinformación y los desafíos que plantea la tecnología?
