¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que la vaina del empresario yankee Mark Ponticelli se está complicando más que un brete. Al parecer, este señor, que anda metido en el negocio del cannabis allá en California, mandó unos mensajeros pa' acá pa' hacerle la pesca a un buenísimo diputado nuestro, el Manuel Morales Díaz. Y eso, mis panas, huele a gallina podrida desde lejos.
La movida comenzó con unas visitas sospechosas al despacho del diputado en la Asamblea. Un par de gringuitos, Oliver Andrew Romano y Catic Medina, anduvieron revoloteándole al legisaldo, presentados como potenciales inversionistas en el mundo del cáñamo. Pero resulta que, según la poli, estos dos no eran más que emisarios de Ponticelli, el verdadero jeffe detrás de la jugada. Dicen que la plata no olía a rosas, y ahora el caso está prendiéndose fuego como fogata en pipa.
Y ojo, porque Ponticelli no es precisamente un santo. Tiene un historial turbio allá en Estados Unidos, con disputas legales por incumplimientos financieros y hasta cobros millonarios sin pagar. Parece que este tipo le gusta meterse en jaleos. Además, anda en un juicio contra alguien llamada Symone Ramírez y otra compañía, Emerald Valley Marketing LLC, ambas relacionadas con el mundo del cannabis. ¡Un hueso duro de roer!
El empresario, que dirige un negocio llamado The People's Remedy en Modesto, California –que ya no tiene licencia, por cierto–, estaba buscando cómo meterse a saco en el mercado costarricense. Según la investigación, quería aprovechar las oportunidades que ofrece el cáñamo para expandir sus operaciones, pero parece que se le fue la mano al tratar de conseguir el apoyo político necesario. ¡Qué pena!
Lo curioso es que Morales Díaz admite haber recibido a Romano y Medina, pero dice que creyó de verdad que eran inversionistas interesados. Afirma que le presentaron un proyecto con potencial de generación de empleo y que necesitaban ayuda para actualizar el reglamento del cáñamo. ¡Pero claro!, luego sale la verdad y queda como el peor comelón del patio.
Y hablando de los mensajeros, Catic Medina tiene un currículum interesante en el mundo del cannabis. Trabajó en la gestión de proyectos relacionados con la planta en California, incluso tuvo licencia de cultivo. Mientras que Oliver Romano, aunque no tiene licencias propias, trabaja para reconocidas marcas del sector, como STIIIZY. Estos dos estaban bien conectados, diay, pero no al punto de engañar a la policía y al diputado.
Pero la trama no termina ahí. Fuentes policiales revelan que Liu Paniagua, un empresario que ya está siendo investigado por legitimación de capitales, también se reunió con otros diputados: Luis Diego Vargas Rodríguez, Pedro Rojas Guzmán y Johanna Obando. Además, mantuvo encuentros en el Ministerio de Seguridad Pública y en el Ministerio de Agricultura y Ganadería durante el gobierno de Rodrigo Chaves. ¡Parece que este personaje tiene contactos en todos lados!
Definitivamente, esta vaina es un rollo. Se abre un debate enorme sobre la influencia de intereses extranjeros en nuestra política y la necesidad de regular adecuadamente el negocio del cannabis. Ahora bien, ¿creen ustedes que el diputado Morales Díaz fue víctima de una estafa o que actuó de manera negligente al recibir a estos personajes? ¡Den su opinión en los comentarios y vamos a ver quién tiene razón!
La movida comenzó con unas visitas sospechosas al despacho del diputado en la Asamblea. Un par de gringuitos, Oliver Andrew Romano y Catic Medina, anduvieron revoloteándole al legisaldo, presentados como potenciales inversionistas en el mundo del cáñamo. Pero resulta que, según la poli, estos dos no eran más que emisarios de Ponticelli, el verdadero jeffe detrás de la jugada. Dicen que la plata no olía a rosas, y ahora el caso está prendiéndose fuego como fogata en pipa.
Y ojo, porque Ponticelli no es precisamente un santo. Tiene un historial turbio allá en Estados Unidos, con disputas legales por incumplimientos financieros y hasta cobros millonarios sin pagar. Parece que este tipo le gusta meterse en jaleos. Además, anda en un juicio contra alguien llamada Symone Ramírez y otra compañía, Emerald Valley Marketing LLC, ambas relacionadas con el mundo del cannabis. ¡Un hueso duro de roer!
El empresario, que dirige un negocio llamado The People's Remedy en Modesto, California –que ya no tiene licencia, por cierto–, estaba buscando cómo meterse a saco en el mercado costarricense. Según la investigación, quería aprovechar las oportunidades que ofrece el cáñamo para expandir sus operaciones, pero parece que se le fue la mano al tratar de conseguir el apoyo político necesario. ¡Qué pena!
Lo curioso es que Morales Díaz admite haber recibido a Romano y Medina, pero dice que creyó de verdad que eran inversionistas interesados. Afirma que le presentaron un proyecto con potencial de generación de empleo y que necesitaban ayuda para actualizar el reglamento del cáñamo. ¡Pero claro!, luego sale la verdad y queda como el peor comelón del patio.
Y hablando de los mensajeros, Catic Medina tiene un currículum interesante en el mundo del cannabis. Trabajó en la gestión de proyectos relacionados con la planta en California, incluso tuvo licencia de cultivo. Mientras que Oliver Romano, aunque no tiene licencias propias, trabaja para reconocidas marcas del sector, como STIIIZY. Estos dos estaban bien conectados, diay, pero no al punto de engañar a la policía y al diputado.
Pero la trama no termina ahí. Fuentes policiales revelan que Liu Paniagua, un empresario que ya está siendo investigado por legitimación de capitales, también se reunió con otros diputados: Luis Diego Vargas Rodríguez, Pedro Rojas Guzmán y Johanna Obando. Además, mantuvo encuentros en el Ministerio de Seguridad Pública y en el Ministerio de Agricultura y Ganadería durante el gobierno de Rodrigo Chaves. ¡Parece que este personaje tiene contactos en todos lados!
Definitivamente, esta vaina es un rollo. Se abre un debate enorme sobre la influencia de intereses extranjeros en nuestra política y la necesidad de regular adecuadamente el negocio del cannabis. Ahora bien, ¿creen ustedes que el diputado Morales Díaz fue víctima de una estafa o que actuó de manera negligente al recibir a estos personajes? ¡Den su opinión en los comentarios y vamos a ver quién tiene razón!