¡Ay, pata! Aquí vamos otra vez hablando del tema que nos quema a todos: el endeudamiento. Según la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), parece que estamos achicándonos un poquito en la deudas, pero ojo, que la mayoría de nosotros seguimos metidos hasta el cuello. No es que nos ganamos la lotería, ¿eh?
La Tercera Encuesta Nacional de Endeudamiento 2025 revela que ahora destinamos alrededor del 34% de nuestro sueldo al pago de créditos. Esto sí es una mejora, porque antes era peor –en 2023 llegábamos al 38% y ni hablar de 2020, cuando estábamos dando tumbos con un 52%! Eso sí, ¡diay!, el 87% de la gente todavía tiene alguna deuda, aunque sean chiquitas. Como dicen por ahí, “pequeño grano, grande dolor”.
Lo bueno es que parece que ya no le pedimos tanto prestado a esos tipos turbios que te cobran intereses por las nubes. Antes éramos unos ingenuos y andábamos pidiendo prestado a vecinos, amigos o parientes para cubrir gastos inesperados. Ahora, por fortuna, la mayoría opta por créditos automotrices, que han crecido un montón, pasando del 18% al 47%. Eso demuestra que la gente quiere tener su carrito pa’ moverse, aunque eso signifique agarrarle al toro por los cuernos.
El director de la OCF, Danilo Montero, nos dice que esto es como un reflejo de nuestras vidas. Queremos cosas, nos surgen imprevistos, y a veces, no nos queda más que pedirle al banco. Él mismo explica que esta baja en el porcentaje de endeudamiento no siempre significa que tenemos más lana, sino que tal vez estamos aprendiendo a cuidarnos un poco más y a pensar dos veces antes de meter la mano en el bolsillo. ¡Por fin, un rayito de esperanza!
Pero no nos hagamos ilusiones, pues. La realidad es que si ganas menos de ¢500 mil al mes, ¡tremenda carga! Casi el 58% de tu salario se va en pagar deudas. Ahí te digo, los que realmente trabajamos duro somos nosotros, la masa. Mientras tanto, algunos jefes pululan por ahí echándose lujos con nuestra sudor.
Además, la encuesta deja claro que los más mayores, los que trabajan por cuenta propia y los que no terminaron la escuela son los que más se aprietan. Es obvio, ¿verdad? Uno necesita educación y oportunidades para poder salir adelante. Lo demás es pura conversación de café.
Y hablando de futuro, la OCF nos advierte que todavía tenemos mucho que aprender sobre cómo manejar el dinero. Necesitamos más educación financiera, trabajos estables y acceso a créditos que no nos hagan sentir como si estuvieramos atrapados en un brete. Porque así, con salarios bajos y precios altos, ¿cómo vamos a sobrevivir, chunches?
En fin, parece que vamos por buen camino, pero todavía nos falta camino por recorrer. La clave está en aprender a administrar bien nuestros recursos y a evitar caer en trampas financieras. Entonces, mi gente, díganme: ¿creen que el gobierno debería hacer más para ayudar a las familias a aliviar su carga de deudas o es responsabilidad individual buscar alternativas para mejorar nuestra salud financiera?
La Tercera Encuesta Nacional de Endeudamiento 2025 revela que ahora destinamos alrededor del 34% de nuestro sueldo al pago de créditos. Esto sí es una mejora, porque antes era peor –en 2023 llegábamos al 38% y ni hablar de 2020, cuando estábamos dando tumbos con un 52%! Eso sí, ¡diay!, el 87% de la gente todavía tiene alguna deuda, aunque sean chiquitas. Como dicen por ahí, “pequeño grano, grande dolor”.
Lo bueno es que parece que ya no le pedimos tanto prestado a esos tipos turbios que te cobran intereses por las nubes. Antes éramos unos ingenuos y andábamos pidiendo prestado a vecinos, amigos o parientes para cubrir gastos inesperados. Ahora, por fortuna, la mayoría opta por créditos automotrices, que han crecido un montón, pasando del 18% al 47%. Eso demuestra que la gente quiere tener su carrito pa’ moverse, aunque eso signifique agarrarle al toro por los cuernos.
El director de la OCF, Danilo Montero, nos dice que esto es como un reflejo de nuestras vidas. Queremos cosas, nos surgen imprevistos, y a veces, no nos queda más que pedirle al banco. Él mismo explica que esta baja en el porcentaje de endeudamiento no siempre significa que tenemos más lana, sino que tal vez estamos aprendiendo a cuidarnos un poco más y a pensar dos veces antes de meter la mano en el bolsillo. ¡Por fin, un rayito de esperanza!
Pero no nos hagamos ilusiones, pues. La realidad es que si ganas menos de ¢500 mil al mes, ¡tremenda carga! Casi el 58% de tu salario se va en pagar deudas. Ahí te digo, los que realmente trabajamos duro somos nosotros, la masa. Mientras tanto, algunos jefes pululan por ahí echándose lujos con nuestra sudor.
Además, la encuesta deja claro que los más mayores, los que trabajan por cuenta propia y los que no terminaron la escuela son los que más se aprietan. Es obvio, ¿verdad? Uno necesita educación y oportunidades para poder salir adelante. Lo demás es pura conversación de café.
Y hablando de futuro, la OCF nos advierte que todavía tenemos mucho que aprender sobre cómo manejar el dinero. Necesitamos más educación financiera, trabajos estables y acceso a créditos que no nos hagan sentir como si estuvieramos atrapados en un brete. Porque así, con salarios bajos y precios altos, ¿cómo vamos a sobrevivir, chunches?
En fin, parece que vamos por buen camino, pero todavía nos falta camino por recorrer. La clave está en aprender a administrar bien nuestros recursos y a evitar caer en trampas financieras. Entonces, mi gente, díganme: ¿creen que el gobierno debería hacer más para ayudar a las familias a aliviar su carga de deudas o es responsabilidad individual buscar alternativas para mejorar nuestra salud financiera?