¡Ay, Dios mío! La última encuesta del CIEP-UCR dejó a muchos boquiabiertos, y especialmente a Fabricio Alvarado. El ex-diputado, que venía arrastrando un buen recorrido electoral – recordemos hasta llegó a la segunda vuelta en 2018 – ahora figura con un mísero 0,6% de intención de voto. ¡Un golpe durísimo!, vamos.
Para entender el alcance de esto, hay que recordar que Fabricio siempre ha sido un jugador importante en el panorama político nacional. En 2022 acumuló una cantina de votos considerable, y sus apariciones mediáticas siempre generaban revuelo. Que ahora aparezca tan abajo en las encuestas, justo cuando se preparaba para las elecciones de 2026, es motivo de preocupación para el Partido Nueva República (PNR) y, claro, para sus seguidores.
Alvarado, como era de esperarse, no tardó en echarle agua al río a la encuesta. Aseguró que los resultados no les extrañan porque supuestamente la Universidad de Costa Rica tiene inclinaciones políticas hacia la izquierda. "Todos sabemos la cercanía que tiene la UCR con la izquierda", soltó, directo al grano. También reiteró que su campaña sigue enfocada en llegar a la segunda ronda, ignorando – al menos públicamente – el batacazo que acaba de recibir.
Pero en redes sociales, la cosa pintaba diferente. Sus fanáticos explotaron, acusando a la encuesta de no representar la realidad del electorado y exigiendo transparencia en la metodología utilizada. Muchos comentaron que el CIEP está amañado, pero esos son cuentos de viejas, ¿verdad? Lo cierto es que la confianza en las encuestas parece tambalearse, especialmente cuando contrastan con los históricos resultados de Alvarado.
Según el CIEP, el estudio se llevó a cabo entre el 6 y el 15 de octubre, con 1.333 entrevistas telefónicas y un margen de error del 2,7%. Aunque cumplen con los estándares técnicos, la diferencia abismal entre estos resultados y el apoyo que Alvarado había mostrado anteriormente plantea interrogantes. ¿Realmente el electorado se ha alejado tanto?, ¿o estamos frente a un fenómeno de volatilidad que puede cambiar rápidamente?
Analistas políticos señalan que el 55% de los votantes se declara indeciso, lo cual abre un abanico de posibilidades. Esta incertidumbre es precisamente lo que hace que las próximas elecciones sean impredecibles. Podrían pasar muchas cosas entre ahora y febrero de 2026, y Alvarado todavía tiene tiempo para revertir la situación si logra conectar de nuevo con los votantes. Pero tendrá que trabajar duro, eso sí.
El caso de Fabricio también pone de relieve la complejidad de interpretar las encuestas en Costa Rica. Muchas veces, los números no terminan coincidiendo con los resultados reales. Además, el panorama político actual está marcado por la polarización y la desconfianza en las instituciones, lo que dificulta aún más predecir el comportamiento del electorado. Recordemos la última vez que alguien dijo estar seguro de quién ganaría... ¡Mejor no hablar de eso!
En fin, la encuesta del CIEP ha abierto un debate interesante sobre el futuro de Fabricio Alvarado y las perspectivas del PNR. Ahora bien, ¿cree usted que la encuesta refleja fielmente la realidad del electorado o es simplemente otra muestra de la volatilidad política que caracteriza a nuestro país? Déjeme saber su opinión en los comentarios; ¡me interesa mucho escuchar qué piensa la gente sobre este tema!
Para entender el alcance de esto, hay que recordar que Fabricio siempre ha sido un jugador importante en el panorama político nacional. En 2022 acumuló una cantina de votos considerable, y sus apariciones mediáticas siempre generaban revuelo. Que ahora aparezca tan abajo en las encuestas, justo cuando se preparaba para las elecciones de 2026, es motivo de preocupación para el Partido Nueva República (PNR) y, claro, para sus seguidores.
Alvarado, como era de esperarse, no tardó en echarle agua al río a la encuesta. Aseguró que los resultados no les extrañan porque supuestamente la Universidad de Costa Rica tiene inclinaciones políticas hacia la izquierda. "Todos sabemos la cercanía que tiene la UCR con la izquierda", soltó, directo al grano. También reiteró que su campaña sigue enfocada en llegar a la segunda ronda, ignorando – al menos públicamente – el batacazo que acaba de recibir.
Pero en redes sociales, la cosa pintaba diferente. Sus fanáticos explotaron, acusando a la encuesta de no representar la realidad del electorado y exigiendo transparencia en la metodología utilizada. Muchos comentaron que el CIEP está amañado, pero esos son cuentos de viejas, ¿verdad? Lo cierto es que la confianza en las encuestas parece tambalearse, especialmente cuando contrastan con los históricos resultados de Alvarado.
Según el CIEP, el estudio se llevó a cabo entre el 6 y el 15 de octubre, con 1.333 entrevistas telefónicas y un margen de error del 2,7%. Aunque cumplen con los estándares técnicos, la diferencia abismal entre estos resultados y el apoyo que Alvarado había mostrado anteriormente plantea interrogantes. ¿Realmente el electorado se ha alejado tanto?, ¿o estamos frente a un fenómeno de volatilidad que puede cambiar rápidamente?
Analistas políticos señalan que el 55% de los votantes se declara indeciso, lo cual abre un abanico de posibilidades. Esta incertidumbre es precisamente lo que hace que las próximas elecciones sean impredecibles. Podrían pasar muchas cosas entre ahora y febrero de 2026, y Alvarado todavía tiene tiempo para revertir la situación si logra conectar de nuevo con los votantes. Pero tendrá que trabajar duro, eso sí.
El caso de Fabricio también pone de relieve la complejidad de interpretar las encuestas en Costa Rica. Muchas veces, los números no terminan coincidiendo con los resultados reales. Además, el panorama político actual está marcado por la polarización y la desconfianza en las instituciones, lo que dificulta aún más predecir el comportamiento del electorado. Recordemos la última vez que alguien dijo estar seguro de quién ganaría... ¡Mejor no hablar de eso!
En fin, la encuesta del CIEP ha abierto un debate interesante sobre el futuro de Fabricio Alvarado y las perspectivas del PNR. Ahora bien, ¿cree usted que la encuesta refleja fielmente la realidad del electorado o es simplemente otra muestra de la volatilidad política que caracteriza a nuestro país? Déjeme saber su opinión en los comentarios; ¡me interesa mucho escuchar qué piensa la gente sobre este tema!