¡Ay, Dios mío, qué movida! Laura Fernández, la candidata, soltó la bomba ayer: si gana, Rodrigo Chaves seguirá siendo ministro de la Presidencia. Parece que quiere agarrarle el voto a los fidelistas de Chaves, pura estrategia política, ¿verdad?
La idea es simple, en teoría: mantener la continuidad del proyecto gubernamental actual. Fernández argumenta que nombrar a Chaves como coordinador de la continuidad garantiza que las políticas ya implementadas no se irán al traste con un nuevo gobierno. Un movimiento astuto, porque hay gente que aún cree en el discurso ‘rodriguista’, a pesar de todos los rodeos y polémicas.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, chunches. La oposición anda flechada, acusándola de perpetuar un sistema donde los mismos nombres siguen dando vueltas. Dicen que es 'la vieja política' disfrazada de transformación, y no les falta razón, diay. ¿Cómo vamos a tener cambio si seguimos con las mismas caras en el poder?
Para rematar, Fernández lanzó una cruzada contra lo que llama la “clase política tradicional”. Según ella, estos viejos políticos han bloqueado reformas cruciales para el país, como la eliminación de pensiones de lujo (ese tema sigue pegándose), la apertura del mercado eléctrico para bajar el precio de la luz – que ya nos está sacando canas verdes – y la construcción de la marina y terminal de cruceros en Limón, una vara que quedó pendiente desde hace años.
Y ni hablar de la Ciudad Gobierno, que parece que nunca va a ver la luz. Además, prometió echarle piedra a esos privilegios eternos que tienen algunos magistrados, esos cargos vitalicios que dan risa, ¿eh? Necesitan una mayoría legislativa robusta, eso es lo que dice, para poder impulsar estas reformas y acabar con toda esa bronca. Una vara difícil, porque la Asamblea siempre ha sido un nudo gordísimo.
El rol del Ministro de la Presidencia, en este caso Chaves, es fundamental: es el encargado de tejer relaciones con el Congreso, de conseguir apoyos y de hacer que las leyes se aprueben. Tener a Chaves ahí dentro, aunque sea como coordinador, le da mucho peso a las negociaciones de Fernández. Pura calculadora política, mi pana. Algunos analistas dicen que esto podría incluso dividir al voto de derecha, ¿será posible?
Sin embargo, la figura de Chaves también arrastra mucha controversia. Su estilo poco ortodoxo y sus constantes enfrentamientos con otros poderes del Estado podrían complicar la gestión de Fernández. Imagínate, llegar a la presidencia y tener que lidiar con un ministro de Presidencia que no deja de meter el pie en la boca. ¡Qué torta!
Así que queda la gran pregunta, mi gente: ¿Esta alianza entre Fernández y Chaves realmente garantizará la estabilidad política y económica del país, o será solo un parche temporal que terminará explotando en la cara de ambos? ¿Creen que el voto ‘rodriguista’ es suficiente para llevar a Fernández a la presidencia, o que la polarización política hará que la cosa se ponga más tensa de lo que ya está? Déjenme saber sus opiniones en el foro, ¡quiero leerlos!
La idea es simple, en teoría: mantener la continuidad del proyecto gubernamental actual. Fernández argumenta que nombrar a Chaves como coordinador de la continuidad garantiza que las políticas ya implementadas no se irán al traste con un nuevo gobierno. Un movimiento astuto, porque hay gente que aún cree en el discurso ‘rodriguista’, a pesar de todos los rodeos y polémicas.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, chunches. La oposición anda flechada, acusándola de perpetuar un sistema donde los mismos nombres siguen dando vueltas. Dicen que es 'la vieja política' disfrazada de transformación, y no les falta razón, diay. ¿Cómo vamos a tener cambio si seguimos con las mismas caras en el poder?
Para rematar, Fernández lanzó una cruzada contra lo que llama la “clase política tradicional”. Según ella, estos viejos políticos han bloqueado reformas cruciales para el país, como la eliminación de pensiones de lujo (ese tema sigue pegándose), la apertura del mercado eléctrico para bajar el precio de la luz – que ya nos está sacando canas verdes – y la construcción de la marina y terminal de cruceros en Limón, una vara que quedó pendiente desde hace años.
Y ni hablar de la Ciudad Gobierno, que parece que nunca va a ver la luz. Además, prometió echarle piedra a esos privilegios eternos que tienen algunos magistrados, esos cargos vitalicios que dan risa, ¿eh? Necesitan una mayoría legislativa robusta, eso es lo que dice, para poder impulsar estas reformas y acabar con toda esa bronca. Una vara difícil, porque la Asamblea siempre ha sido un nudo gordísimo.
El rol del Ministro de la Presidencia, en este caso Chaves, es fundamental: es el encargado de tejer relaciones con el Congreso, de conseguir apoyos y de hacer que las leyes se aprueben. Tener a Chaves ahí dentro, aunque sea como coordinador, le da mucho peso a las negociaciones de Fernández. Pura calculadora política, mi pana. Algunos analistas dicen que esto podría incluso dividir al voto de derecha, ¿será posible?
Sin embargo, la figura de Chaves también arrastra mucha controversia. Su estilo poco ortodoxo y sus constantes enfrentamientos con otros poderes del Estado podrían complicar la gestión de Fernández. Imagínate, llegar a la presidencia y tener que lidiar con un ministro de Presidencia que no deja de meter el pie en la boca. ¡Qué torta!
Así que queda la gran pregunta, mi gente: ¿Esta alianza entre Fernández y Chaves realmente garantizará la estabilidad política y económica del país, o será solo un parche temporal que terminará explotando en la cara de ambos? ¿Creen que el voto ‘rodriguista’ es suficiente para llevar a Fernández a la presidencia, o que la polarización política hará que la cosa se ponga más tensa de lo que ya está? Déjenme saber sus opiniones en el foro, ¡quiero leerlos!