¡Ay, Dios mío! Laura Fernández, la candidata de Pueblo Soberano, ha encendido las redes sociales con sus declaraciones sobre su fe y cómo algunos están tratando de usarla en su contra. La polémica comenzó después de que ofició una misa de agradecimiento al inicio de su campaña, y ahora le caen criticas de derecha y de izquierda, parece que todos tienen opinión sobre qué hacer con la iglesia y la política, ¿eh?
La candidata, visiblemente molesta, salió a defenderse este fin de semana, acusando a la llamada “vieja política” de querer meterse en su vida personal y religiosa. Según ella, estos ataques buscan desviar la atención de los problemas reales que enfrenta el país, como la inflación, el desempleo juvenil y la precariedad del sistema de salud. "Estos señores andan más preocupados por si voy a misa que por resolver los problemas del pueblo", sentenció, dejando claro que no piensa ceder ni un poquito.
La misa, celebrada en un templo de San José, contó con la presencia de miembros de su familia, allegados y parte de su equipo de campaña. Fernández explicó que el acto tenía un carácter puramente espiritual y no electoral. Buscaba, dijo, expresar su gratitud a Dios por la oportunidad de servir a Costa Rica y pedirle fortaleza para enfrentar el desafío de la contienda electoral. Vamos, que necesitaba un empujoncito de arriba, pa’ poder con tanto ataque, ¿quién no necesita eso?
Pero la cosa no quedó ahí. Durante su discurso, la candidata lanzó una dura crítica contra aquellos políticos que, según ella, pretenden imponer “valores antivalores” y silenciar a quienes creen en Dios. Recordó que Costa Rica siempre ha sido un país de tradición cristiana y que cualquier intento por socavar esos principios va en contra de nuestra identidad nacional. ¡Imagínate!, tratar de prohibirle a alguien ir a misa… ¡qué barbaridad!
Este tema ha generado una ola de reacciones en redes sociales. Algunos han expresado su apoyo a Fernández, argumentando que toda persona tiene derecho a practicar libremente su religión. Otros, en cambio, consideran que los actos religiosos no deberían tener cabida en la política, especialmente cuando se utilizan para buscar réditos electorales. ¡Parece que esto no va a amainar pronto!
Analistas políticos sugieren que esta estrategia de Fernández busca movilizar a su base de votantes, principalmente sectores conservadores y religiosos, que se sienten amenazados por las políticas progresistas que impulsa el gobierno actual. Al presentarse como defensora de los valores tradicionales, Fernández espera capitalizar el descontento social y ganar terreno en la carrera presidencial. De hecho, en muchos barrios escuchamos a la gente diciendo: “Hay que recuperar nuestros valores, esos de antes.”
No podemos negar que el tema de la fe es sensible en Costa Rica. Históricamente, la Iglesia Católica ha tenido un papel importante en la sociedad costarricense, aunque en los últimos años ha perdido influencia debido a cambios demográficos y culturales. Sin embargo, sigue siendo un factor clave en la vida de muchas personas, y cualquier líder político que ignore esta realidad corre el riesgo de perder votos. Muchos recuerdan cuando la Iglesia era el centro de todo, desde fiestas patronales hasta decisiones importantes del gobierno... ¡viejas costumbres!
En fin, este debate promete mantenernos entretenidos por un buen rato. Pero me pregunto, ¿hasta dónde debemos permitir que la fe influya en la política? ¿Debe un candidato exhibir públicamente su religiosidad para conectar con los votantes, o debería mantenerse al margen de temas religiosos para evitar polarizar aún más a la sociedad? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios!
La candidata, visiblemente molesta, salió a defenderse este fin de semana, acusando a la llamada “vieja política” de querer meterse en su vida personal y religiosa. Según ella, estos ataques buscan desviar la atención de los problemas reales que enfrenta el país, como la inflación, el desempleo juvenil y la precariedad del sistema de salud. "Estos señores andan más preocupados por si voy a misa que por resolver los problemas del pueblo", sentenció, dejando claro que no piensa ceder ni un poquito.
La misa, celebrada en un templo de San José, contó con la presencia de miembros de su familia, allegados y parte de su equipo de campaña. Fernández explicó que el acto tenía un carácter puramente espiritual y no electoral. Buscaba, dijo, expresar su gratitud a Dios por la oportunidad de servir a Costa Rica y pedirle fortaleza para enfrentar el desafío de la contienda electoral. Vamos, que necesitaba un empujoncito de arriba, pa’ poder con tanto ataque, ¿quién no necesita eso?
Pero la cosa no quedó ahí. Durante su discurso, la candidata lanzó una dura crítica contra aquellos políticos que, según ella, pretenden imponer “valores antivalores” y silenciar a quienes creen en Dios. Recordó que Costa Rica siempre ha sido un país de tradición cristiana y que cualquier intento por socavar esos principios va en contra de nuestra identidad nacional. ¡Imagínate!, tratar de prohibirle a alguien ir a misa… ¡qué barbaridad!
Este tema ha generado una ola de reacciones en redes sociales. Algunos han expresado su apoyo a Fernández, argumentando que toda persona tiene derecho a practicar libremente su religión. Otros, en cambio, consideran que los actos religiosos no deberían tener cabida en la política, especialmente cuando se utilizan para buscar réditos electorales. ¡Parece que esto no va a amainar pronto!
Analistas políticos sugieren que esta estrategia de Fernández busca movilizar a su base de votantes, principalmente sectores conservadores y religiosos, que se sienten amenazados por las políticas progresistas que impulsa el gobierno actual. Al presentarse como defensora de los valores tradicionales, Fernández espera capitalizar el descontento social y ganar terreno en la carrera presidencial. De hecho, en muchos barrios escuchamos a la gente diciendo: “Hay que recuperar nuestros valores, esos de antes.”
No podemos negar que el tema de la fe es sensible en Costa Rica. Históricamente, la Iglesia Católica ha tenido un papel importante en la sociedad costarricense, aunque en los últimos años ha perdido influencia debido a cambios demográficos y culturales. Sin embargo, sigue siendo un factor clave en la vida de muchas personas, y cualquier líder político que ignore esta realidad corre el riesgo de perder votos. Muchos recuerdan cuando la Iglesia era el centro de todo, desde fiestas patronales hasta decisiones importantes del gobierno... ¡viejas costumbres!
En fin, este debate promete mantenernos entretenidos por un buen rato. Pero me pregunto, ¿hasta dónde debemos permitir que la fe influya en la política? ¿Debe un candidato exhibir públicamente su religiosidad para conectar con los votantes, o debería mantenerse al margen de temas religiosos para evitar polarizar aún más a la sociedad? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios!