¡Ay, Dios mío! Se armó un quilombo tremendo en Santa Marta de Alajuelita. La noticia cayó como un balde de agua fría: Maureen Molina y Don Toño Badilla, los dueños de Finca Lajas, aparecieron sin vida este finde. Un mazazo para todos los que amamos irnos a respirar aire fresco por esas montañas.
Para los que no nos caemos de encima, Finca Lajas es más que un simple parque para caminar. Es un proyecto familiar que nació hace unos cuantos años, con la idea de rescatar la belleza natural del Cerro Juan Castro y ofrecerle a la gente un escape del estrés capitalino. Maureen y Don Toño eran pura miel, siempre dispuestos a echarte una mano y compartir una rica taza de café calentado.
El viernes pasado, todavía estaban ahí, atendiendo a los visitantes, organizando actividades para los niños, echándole ganas. Un sábado cualquiera, y de pronto esto... Te deja pensando en qué tan rápido puede cambiar todo, ¿eh? El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ya anda metido en el brete, tratando de aclarar qué pasó exactamente y quién o quiénes estuvieron detrás de esta tragedia.
Según las primeras investigaciones, encontraron a la pareja con heridas causadas por arma blanca. Una vecina, que llegó a la casa alrededor de las ocho y media de la mañana, fue quien descubrió el macabro panorama y avisó a las autoridades. Ahora, los judiciales están rebuscando pistas en la propiedad, recogiendo huellas y testimonios para intentar armar el rompecabezas. Dicen que van a hacer las autopsias para ver si pueden determinar la causa exacta de la muerte y si había algo más involucrado.
Pero más allá de la investigación policial, lo que realmente duele es la pérdida humana. Maureen y Toño eran íconos en la comunidad, personas sencillas pero con un corazón enorme. Siempre apoyaron a los emprendedores locales, les ofrecían espacio para vender sus productos artesanales, promovían el turismo sostenible. Era un ejemplo de cómo se puede hacer buen negocio sin perder la esencia tica.
Y claro, la reacción de la gente no se hizo esperar. Las redes sociales explotaron de mensajes de condolencias y recuerdos cariñosos. Muchos compartieron fotos con Maureen y Don Toño, contando anécdotas divertidas y expresando su admiración por su labor. Uno decía: "Recuerdo cuando me perdí en uno de los senderos, y Don Toño salió a buscarme con su perro Lucas. ¡Qué mae tan amable!". Imagínate, eso te da una idea de la influencia que tenían.
Ahora, Finca Lajas enfrenta un momento difícil. No solo por la tristeza de haber perdido a sus pilares, sino también porque tienen que seguir adelante sin ellos. La comunidad se ha volcado para apoyar al personal del lugar, ofreciéndoles ayuda y mostrando su solidaridad. Esperemos que puedan mantener vivo el legado de Maureen y Don Toño, preservando la magia y la tranquilidad que hicieron de Finca Lajas un lugar único. Se dice que varios amigos quieren formar una fundación para ayudarles a sostener el proyecto.
Es una situación muy dura, y aunque la investigación siga su curso, la herida en el corazón de la comunidad va a tardar en sanar. Pero una cosa sí es segura: Maureen y Don Toño serán recordados siempre como dos personas ejemplares, amantes de la naturaleza y orgullosos de ser costarricenses. ¿Ustedes creen que, dada la situación, Finca Lajas debería cerrarse temporalmente para honrar la memoria de sus fundadores, o deberían tratar de reabrirlo pronto para demostrar que su visión sigue viva?
Para los que no nos caemos de encima, Finca Lajas es más que un simple parque para caminar. Es un proyecto familiar que nació hace unos cuantos años, con la idea de rescatar la belleza natural del Cerro Juan Castro y ofrecerle a la gente un escape del estrés capitalino. Maureen y Don Toño eran pura miel, siempre dispuestos a echarte una mano y compartir una rica taza de café calentado.
El viernes pasado, todavía estaban ahí, atendiendo a los visitantes, organizando actividades para los niños, echándole ganas. Un sábado cualquiera, y de pronto esto... Te deja pensando en qué tan rápido puede cambiar todo, ¿eh? El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ya anda metido en el brete, tratando de aclarar qué pasó exactamente y quién o quiénes estuvieron detrás de esta tragedia.
Según las primeras investigaciones, encontraron a la pareja con heridas causadas por arma blanca. Una vecina, que llegó a la casa alrededor de las ocho y media de la mañana, fue quien descubrió el macabro panorama y avisó a las autoridades. Ahora, los judiciales están rebuscando pistas en la propiedad, recogiendo huellas y testimonios para intentar armar el rompecabezas. Dicen que van a hacer las autopsias para ver si pueden determinar la causa exacta de la muerte y si había algo más involucrado.
Pero más allá de la investigación policial, lo que realmente duele es la pérdida humana. Maureen y Toño eran íconos en la comunidad, personas sencillas pero con un corazón enorme. Siempre apoyaron a los emprendedores locales, les ofrecían espacio para vender sus productos artesanales, promovían el turismo sostenible. Era un ejemplo de cómo se puede hacer buen negocio sin perder la esencia tica.
Y claro, la reacción de la gente no se hizo esperar. Las redes sociales explotaron de mensajes de condolencias y recuerdos cariñosos. Muchos compartieron fotos con Maureen y Don Toño, contando anécdotas divertidas y expresando su admiración por su labor. Uno decía: "Recuerdo cuando me perdí en uno de los senderos, y Don Toño salió a buscarme con su perro Lucas. ¡Qué mae tan amable!". Imagínate, eso te da una idea de la influencia que tenían.
Ahora, Finca Lajas enfrenta un momento difícil. No solo por la tristeza de haber perdido a sus pilares, sino también porque tienen que seguir adelante sin ellos. La comunidad se ha volcado para apoyar al personal del lugar, ofreciéndoles ayuda y mostrando su solidaridad. Esperemos que puedan mantener vivo el legado de Maureen y Don Toño, preservando la magia y la tranquilidad que hicieron de Finca Lajas un lugar único. Se dice que varios amigos quieren formar una fundación para ayudarles a sostener el proyecto.
Es una situación muy dura, y aunque la investigación siga su curso, la herida en el corazón de la comunidad va a tardar en sanar. Pero una cosa sí es segura: Maureen y Don Toño serán recordados siempre como dos personas ejemplares, amantes de la naturaleza y orgullosos de ser costarricenses. ¿Ustedes creen que, dada la situación, Finca Lajas debería cerrarse temporalmente para honrar la memoria de sus fundadores, o deberían tratar de reabrirlo pronto para demostrar que su visión sigue viva?