¡Aguante! Se mueven las cosas en la frontera con Panamá, aunque parece que nunca vamos a tener todo claro. Después de años de papeleos y acuerdos, las cancillerías y los institutos geográficos de nuestros países vecinos y nosotros ya terminaron otra misión de límites, tratando de ponerle orden a este brete que llevamos tanto tiempo arrastrando.
Como bien saben, firmamos un acuerdo de límites allá por 1941, pero eso era como echarle agua al río – necesitaba que se tradujera a terrenos reales. Imagínense, casi un siglo de disputitas y ajustes. Ahora, los técnicos anduvieron revisando la zona de Punta Burica, específicamente entre el mojón número 80 y el 46. Un recorrido intenso, buscando dónde exactamente termina nuestro territorio y dónde empieza el de ellos. ¡Qué carga!
Pero esto no es solo un tema de cartografía, mi gente. En Punta Burica viven más de 760 indígenas, y el gobierno está metido de lleno en mejorar sus condiciones de vida. Hablamos de arreglar el camino que los conecta con el resto del país, llevarles luz, agua potable, escuelas decentes y atención médica básica a través del EBAIS. Conocer los límites claros nos ayuda a planear estas inversiones sin que haya broncas de quién es el dueño del pedazo de tierra.
Según la Cancillería, esta delimitación precisa ahora nos da “los datos necesarios” para seguir adelante con el arreglo del camino, especialmente en esas zonas donde todavía hay como una especie de limbo territorial. Al final, nadie quiere que nuestros hermanos indígenas vivan aislados ni tengan problemas para acceder a los servicios básicos. ¡Eso sí que sería una torta!
Ahora, ¿qué le toca al país vecino? Bueno, parece que van a empezar a instalar señales en la zona de Talamanca, con la construcción de unos 260 hitos del lado tico. El Inder está poniendo la plata y la Municipalidad de Talamanca la mano de obra, siempre bajo la lupa del Instituto Geográfico Nacional. Esperemos que se haga rápido, porque esos proyectos suelen ir a paso de tortuga, diay.
Lo ambicioso es llegar a delimitar el 70% de toda la franja fronteriza el año que viene. Es un avance importante, no se puede negar, pero todavía queda muchísimo por hacer. Recordemos que hace poco estuvimos negociando cómo repartirnos los límites en el mar Caribe... ¡este caso es más complejo que un sudoku!
Las revisiones de la frontera no son solo tarea del gobierno; también participan las municipalidades y las comunidades locales. Esto es bueno porque asegura que las decisiones se tomen considerando las necesidades de la gente que vive ahí, y no solo desde las oficinas de San José. Que todos sepan qué les concierne, mándale. Es fundamental que haya transparencia y participación ciudadana en estos temas, porque al final, la tierra es de todos.
Así que, aunque avanzamos, todavía tenemos un buen trecho por recorrer para terminar de trazar el mapa de nuestra frontera con Panamá. ¿Ustedes creen que llegaremos a ver un día en que todas las tierras estén delimitadas de forma definitiva, o seguiremos teniendo este brete por muchos años más?
Como bien saben, firmamos un acuerdo de límites allá por 1941, pero eso era como echarle agua al río – necesitaba que se tradujera a terrenos reales. Imagínense, casi un siglo de disputitas y ajustes. Ahora, los técnicos anduvieron revisando la zona de Punta Burica, específicamente entre el mojón número 80 y el 46. Un recorrido intenso, buscando dónde exactamente termina nuestro territorio y dónde empieza el de ellos. ¡Qué carga!
Pero esto no es solo un tema de cartografía, mi gente. En Punta Burica viven más de 760 indígenas, y el gobierno está metido de lleno en mejorar sus condiciones de vida. Hablamos de arreglar el camino que los conecta con el resto del país, llevarles luz, agua potable, escuelas decentes y atención médica básica a través del EBAIS. Conocer los límites claros nos ayuda a planear estas inversiones sin que haya broncas de quién es el dueño del pedazo de tierra.
Según la Cancillería, esta delimitación precisa ahora nos da “los datos necesarios” para seguir adelante con el arreglo del camino, especialmente en esas zonas donde todavía hay como una especie de limbo territorial. Al final, nadie quiere que nuestros hermanos indígenas vivan aislados ni tengan problemas para acceder a los servicios básicos. ¡Eso sí que sería una torta!
Ahora, ¿qué le toca al país vecino? Bueno, parece que van a empezar a instalar señales en la zona de Talamanca, con la construcción de unos 260 hitos del lado tico. El Inder está poniendo la plata y la Municipalidad de Talamanca la mano de obra, siempre bajo la lupa del Instituto Geográfico Nacional. Esperemos que se haga rápido, porque esos proyectos suelen ir a paso de tortuga, diay.
Lo ambicioso es llegar a delimitar el 70% de toda la franja fronteriza el año que viene. Es un avance importante, no se puede negar, pero todavía queda muchísimo por hacer. Recordemos que hace poco estuvimos negociando cómo repartirnos los límites en el mar Caribe... ¡este caso es más complejo que un sudoku!
Las revisiones de la frontera no son solo tarea del gobierno; también participan las municipalidades y las comunidades locales. Esto es bueno porque asegura que las decisiones se tomen considerando las necesidades de la gente que vive ahí, y no solo desde las oficinas de San José. Que todos sepan qué les concierne, mándale. Es fundamental que haya transparencia y participación ciudadana en estos temas, porque al final, la tierra es de todos.
Así que, aunque avanzamos, todavía tenemos un buen trecho por recorrer para terminar de trazar el mapa de nuestra frontera con Panamá. ¿Ustedes creen que llegaremos a ver un día en que todas las tierras estén delimitadas de forma definitiva, o seguiremos teniendo este brete por muchos años más?
