¡Ay, Dios mío! Se armó el quite allá en Crucitas. La Fuerza Pública le pegó duro a esas bandas que andaban haciendo desmadre con la minería ilegal. Parece que este gobierno sí que quiere ponerle el freno a toda esa maraña que se había formado en la frontera con Nicaragua, diay.
La zona de Crucitas, como muchos saben, siempre ha sido un brete complicado. Con esa geografía tan peculiar y la cercanía con Nicaragua, se convirtió en un punto caliente para la explotación ilegal de recursos naturales y, claro, para el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas. Durante años, los mafiosos se paseaban como si fueran dueños del territorio, echándole arena a la construcción nacional y, francamente, causando un montón de problemas a los campesinos locales y a la gente honesta que vive ahí.
Pero ahora parece que alguien les dio un susto de muerte. Según nos cuentan los compañeros de Diario Extra, en las últimas dos semanas han desmantelado nada menos que nueve centros de procesamiento de mineral. ¡Qué carga! Imagínate el volumen de material que estaban moviendo esos tipos. Se calcula que utilizaban unas máquinas tipo “tómbola” para separar el oro de la tierra y las rocas... ¡una operación industrial a gran escala!
Y ni hablar de las herramientas que encontraron. Quince barras de hierro, tres volantes, estructuras metálicas, cadenas… todo el arsenal necesario para tal fin. Además, decomisaron bombas de agua y motores. Lo que me da más pena es saber que los recursos naturales del país estaban siendo saqueados así, sin ningún control. Esto es un robo a la patria, vamos.
Lo más grave es que también incautaron dos armas de fuego y una buena cantidad de marihuana y efectivo en córdobas. Eso demuestra que detrás de la minería ilegal hay otros negocios turbios. Están metidos hasta el cuello en el narcotráfico y otras cosas peores, seguramente. ¡Qué despiche! Uno se queda pensando qué clase de personas pueden llegar a hacer tamañas barbaridades por unos cuantos billetes.
Durante los allanamientos, capturaron a trece nicaragüenses en condición migratoria irregular. Algunos estaban trabajando directamente en las faenas ilegales, mientras que otros iban camino a los sitios de extracción. Claramente, estaban organizados y contaban con apoyo logístico desde afuera. Esta operación es un golpe muy importante para esa red criminal transnacional que estaba operando en la zona, porque no sólo afecta a la minería sino a todo el esquema delictivo que existe en el corredor fronterizo.
Las autoridades ya trasladaron todas las evidencias al campamento policial de finca Vivoyet, donde continuarán las investigaciones. Este movimiento demuestra que la Fuerza Pública está decidida a limpiar la zona y a llevar ante la justicia a todos los responsables de estos delitos. Es una señal de esperanza para los habitantes de Crucitas y para todo el país, que estamos cansados de ver cómo nuestros recursos naturales son explotados por gente sin escrúpulos. Me imagino la tranquilidad que deben sentir los vecinos sabiendo que la policía anda pisándoles el cuero a estos delincuentes.
Ahora bien, amigos, mi pregunta para ustedes es la siguiente: ¿Creen que estas acciones de la Fuerza Pública serán suficientes para acabar con la minería ilegal en Crucitas y evitar que se restablezcan estas estructuras criminales? ¿O es solo cuestión de tiempo para que vuelvan a resurgir, aún más fuertes? Déjenme sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlas!
La zona de Crucitas, como muchos saben, siempre ha sido un brete complicado. Con esa geografía tan peculiar y la cercanía con Nicaragua, se convirtió en un punto caliente para la explotación ilegal de recursos naturales y, claro, para el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas. Durante años, los mafiosos se paseaban como si fueran dueños del territorio, echándole arena a la construcción nacional y, francamente, causando un montón de problemas a los campesinos locales y a la gente honesta que vive ahí.
Pero ahora parece que alguien les dio un susto de muerte. Según nos cuentan los compañeros de Diario Extra, en las últimas dos semanas han desmantelado nada menos que nueve centros de procesamiento de mineral. ¡Qué carga! Imagínate el volumen de material que estaban moviendo esos tipos. Se calcula que utilizaban unas máquinas tipo “tómbola” para separar el oro de la tierra y las rocas... ¡una operación industrial a gran escala!
Y ni hablar de las herramientas que encontraron. Quince barras de hierro, tres volantes, estructuras metálicas, cadenas… todo el arsenal necesario para tal fin. Además, decomisaron bombas de agua y motores. Lo que me da más pena es saber que los recursos naturales del país estaban siendo saqueados así, sin ningún control. Esto es un robo a la patria, vamos.
Lo más grave es que también incautaron dos armas de fuego y una buena cantidad de marihuana y efectivo en córdobas. Eso demuestra que detrás de la minería ilegal hay otros negocios turbios. Están metidos hasta el cuello en el narcotráfico y otras cosas peores, seguramente. ¡Qué despiche! Uno se queda pensando qué clase de personas pueden llegar a hacer tamañas barbaridades por unos cuantos billetes.
Durante los allanamientos, capturaron a trece nicaragüenses en condición migratoria irregular. Algunos estaban trabajando directamente en las faenas ilegales, mientras que otros iban camino a los sitios de extracción. Claramente, estaban organizados y contaban con apoyo logístico desde afuera. Esta operación es un golpe muy importante para esa red criminal transnacional que estaba operando en la zona, porque no sólo afecta a la minería sino a todo el esquema delictivo que existe en el corredor fronterizo.
Las autoridades ya trasladaron todas las evidencias al campamento policial de finca Vivoyet, donde continuarán las investigaciones. Este movimiento demuestra que la Fuerza Pública está decidida a limpiar la zona y a llevar ante la justicia a todos los responsables de estos delitos. Es una señal de esperanza para los habitantes de Crucitas y para todo el país, que estamos cansados de ver cómo nuestros recursos naturales son explotados por gente sin escrúpulos. Me imagino la tranquilidad que deben sentir los vecinos sabiendo que la policía anda pisándoles el cuero a estos delincuentes.
Ahora bien, amigos, mi pregunta para ustedes es la siguiente: ¿Creen que estas acciones de la Fuerza Pública serán suficientes para acabar con la minería ilegal en Crucitas y evitar que se restablezcan estas estructuras criminales? ¿O es solo cuestión de tiempo para que vuelvan a resurgir, aún más fuertes? Déjenme sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlas!
