¡Ay, Dios mío, qué vara! Aquí seguimos con el circo mediático alrededor de Celso Gamboa y compañía. Este martes se reanudó el juicio por el famoso documento falso, ese papelito que supuestamente demostró que el exministro andaba dando paseos en coche el día que tenía que estar defendiendo un caso en Cartago. Un lío, díganlo ustedes, y uno que parece no tener final.
Para los que andaban distraídos, recuerden que la Fiscalía acusa a Gamboa y a Irving Malespín, ex director de la PCF, de inventar este documento para justificar la ausencia del exmagistrado a una audiencia judicial. La historia pinta así: Malespín, aprovechándose de su cargo, le habría hecho la venia a Gamboa para que tuviera un pretexto para faltar a su cita en los tribunales. No me digan que esto no huele a gallina podrida, porque ahí hay más cosas detrás.
La semana pasada terminaron de escuchar los testimonios y revisaron algunas pruebas, pero la verdad es que el asunto sigue lleno de agujeros. La defensa de Gamboa, representada por Randall Céspedes, insiste en que el documento no existe, que es pura invención. Dicen que solo tienen una foto y que el exministro nunca lo presentó. ¡Imagínate, señores, andar defendiéndote de algo que ni siquiera tienes!
Lo curioso es que, aunque la defensa niegue la existencia del documento, el abogado reconoció que la Fiscalía sí lo admitió como evidencia. ¡Qué brete! Parece sacado de una telenovela, con giros inesperados y personajes que te hacen rascar la cabeza. Y encima, el tipo no explica por qué Gamboa querría presentar esa constancia si él no estaba en el edificio. ¿Será que tiene algo que ocultar?
Pero la cosa no termina ahí, porque justo hoy el Tribunal Penal de San José va a decidir sobre la solicitud de extradición a Estados Unidos contra Gamboa. ¡Doble tensión, parceros! Si lo declaran culpable por el documento falso, la posibilidad de que lo deporten se hace aún más grande. Esto se pone interesante... y complicado para el exministro.
La Fiscalía, por supuesto, tiene otra versión de la historia. Dice que investigaron a fondo y encontraron pruebas que confirman la autenticidad de la firma de Malespín en el documento. Incluso pidieron análisis técnicos, aunque no pudieron hacer una prueba grafoscópica completa porque necesitaban el original y solo tenían una fotografía. ¡Una torta! Pero dicen que las grabaciones de las cámaras de seguridad del Edificio MIRA no muestran a Gamboa entrando o saliendo ese día. Un detalle clave que apunta a la falsedad del documento.
Y es que, según la Fiscalía, Malespín cometió un delito de falsedad ideológica al afirmar que Gamboa estuvo en el edificio cuando realmente debía estar en Cartago atendiendo otro caso. Además, argumentan que la ausencia de Gamboa retrasó el proceso judicial y causó gastos adicionales al Estado. ¡Qué lata! Parece que la cosa es más seria de lo que pensábamos inicialmente. El juicio, que prometía ser rápido, se ha prolongado indefinidamente, con audiencias semanales que parecen no llegar a ninguna parte.
Ahora bien, la gran pregunta que queda en el aire es: ¿Realmente existió ese documento, o es toda una artimaña para perjudicar a Celso Gamboa? ¿Fue Malespín víctima de sus propias ambiciones, o actuó encubriendo a alguien más poderoso? Y lo más importante: ¿Justificará el tribunal la extradición de Gamboa, o tendrá que enfrentar las consecuencias de estos presuntos delitos en suelo costarricense? ¡Compas del foro, háganme saber sus opiniones! ¿Cuál creen que será el desenlace de esta novela judicial?
Para los que andaban distraídos, recuerden que la Fiscalía acusa a Gamboa y a Irving Malespín, ex director de la PCF, de inventar este documento para justificar la ausencia del exmagistrado a una audiencia judicial. La historia pinta así: Malespín, aprovechándose de su cargo, le habría hecho la venia a Gamboa para que tuviera un pretexto para faltar a su cita en los tribunales. No me digan que esto no huele a gallina podrida, porque ahí hay más cosas detrás.
La semana pasada terminaron de escuchar los testimonios y revisaron algunas pruebas, pero la verdad es que el asunto sigue lleno de agujeros. La defensa de Gamboa, representada por Randall Céspedes, insiste en que el documento no existe, que es pura invención. Dicen que solo tienen una foto y que el exministro nunca lo presentó. ¡Imagínate, señores, andar defendiéndote de algo que ni siquiera tienes!
Lo curioso es que, aunque la defensa niegue la existencia del documento, el abogado reconoció que la Fiscalía sí lo admitió como evidencia. ¡Qué brete! Parece sacado de una telenovela, con giros inesperados y personajes que te hacen rascar la cabeza. Y encima, el tipo no explica por qué Gamboa querría presentar esa constancia si él no estaba en el edificio. ¿Será que tiene algo que ocultar?
Pero la cosa no termina ahí, porque justo hoy el Tribunal Penal de San José va a decidir sobre la solicitud de extradición a Estados Unidos contra Gamboa. ¡Doble tensión, parceros! Si lo declaran culpable por el documento falso, la posibilidad de que lo deporten se hace aún más grande. Esto se pone interesante... y complicado para el exministro.
La Fiscalía, por supuesto, tiene otra versión de la historia. Dice que investigaron a fondo y encontraron pruebas que confirman la autenticidad de la firma de Malespín en el documento. Incluso pidieron análisis técnicos, aunque no pudieron hacer una prueba grafoscópica completa porque necesitaban el original y solo tenían una fotografía. ¡Una torta! Pero dicen que las grabaciones de las cámaras de seguridad del Edificio MIRA no muestran a Gamboa entrando o saliendo ese día. Un detalle clave que apunta a la falsedad del documento.
Y es que, según la Fiscalía, Malespín cometió un delito de falsedad ideológica al afirmar que Gamboa estuvo en el edificio cuando realmente debía estar en Cartago atendiendo otro caso. Además, argumentan que la ausencia de Gamboa retrasó el proceso judicial y causó gastos adicionales al Estado. ¡Qué lata! Parece que la cosa es más seria de lo que pensábamos inicialmente. El juicio, que prometía ser rápido, se ha prolongado indefinidamente, con audiencias semanales que parecen no llegar a ninguna parte.
Ahora bien, la gran pregunta que queda en el aire es: ¿Realmente existió ese documento, o es toda una artimaña para perjudicar a Celso Gamboa? ¿Fue Malespín víctima de sus propias ambiciones, o actuó encubriendo a alguien más poderoso? Y lo más importante: ¿Justificará el tribunal la extradición de Gamboa, o tendrá que enfrentar las consecuencias de estos presuntos delitos en suelo costarricense? ¡Compas del foro, háganme saber sus opiniones! ¿Cuál creen que será el desenlace de esta novela judicial?