A ver, maes, seamos honestos. ¿Quién aquí no ha perdido un día entero de brete, gastado una fortuna en pases y almuerzos, solo para ir a San José a entregar un papel que se pudo haber mandado por correo? ¿O quién no se ha topado con ese funcionario que parece que la misión de su vida es ponerle peros a su trámite? Es un despiche nacional, una herencia maldita que nos hace pensar que mover al Estado es más difícil que enseñarle a un perezoso a bailar salsa. Es el pan de cada día, y la verdad, ya cansa.
Diay, en medio de este panorama tan “alentador”, sale Jose Aguilar, el candidato del partido Avanza, con una propuesta que, de entrada, suena bastante tuanis. El mae básicamente dice que va a agarrar la tecnología y la va a meter “a troche y moche, a golpe de tambor” en todo el aparato estatal. La idea, según él, es doble: primero, hacerle la vida más fácil al ciudadano de a pie (¡gracias, Creador!) y segundo, y aquí es donde la vara se pone seria, cerrarle el portillo a los vivazos de siempre. Quiere que todo deje un rastro digital, una huella que no se pueda borrar con un cafecito o una llamada “amiga”.
El punto más caliente, y donde Aguilar le pone más picante al asunto, es en la contratación pública. Todos sabemos que ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Las famosas “licitaciones a la medida”, donde el compa del primo del ministro, que iba de último en la fila, de repente se gana el proyecto millonario. ¡Qué sal! Aguilar propone que con sistemas transparentes, donde cada paso quede registrado, esa jugada se acaba. La tecnología, dice él, pondría orden y “trazabilidad”. O sea, que cualquiera podría meterse a ver por qué la empresa “Patito S.A.”, creada antier, se ganó la construcción de un puente. Suena bien, ¿verdad?
Para que no digan que es pura hablada, Aguilar hasta trae ejemplos y un plan de cómo financiar el chuzo. El mae menciona las “concesiones de obra tecnológica”, que es como decir: “Estado, usted no tiene plata para este mega sistema, entonces que una empresa privada lo monte, lo opere por un tiempo y después nos lo dé”. Es un modelo que ya se usa en carreteras y que, en teoría, podría acelerar la modernización sin quebrar las finanzas públicas. Y para rematar, pone de ejemplo a Estonia. ¡Qué nivel Estonia! Allá, según cuenta, se puede hacer de todo desde el celular, hasta divorciarse (¡ojo ahí!). Se acabaron los viajes de dos días desde La Cruz a Migración solo por un sello. La vara de Estonia suena a otro nivel, casi a ciencia ficción para nosotros.
Ahora, la pregunta del millón: ¿nos compramos el cuento? La propuesta, en papel, es una maravilla. Es todo lo que hemos pedido por años. Pero del dicho al hecho… ya sabemos el trecho. Implementar un gobierno digital de verdad es una tarea titánica que va más allá de comprar computadoras. Requiere un cambio de mentalidad, capacitación y, sobre todo, voluntad política para enfrentarse a los que se benefician del desorden actual. Porque, seamos claros, a mucha gente le sirve que todo sea un enredo. Así que, la gran duda es si esto es una visión real de país o simplemente el nuevo y brillante “chunche” electoral que se guardará en una gaveta el día después de las elecciones.
Yo les dejo la bola picando, maes. ¿Ustedes le creen a Aguilar? ¿Será que un gobierno digital de verdad nos saca de este despiche burocrático, o solo le añade al brete una capa nueva de complejidad, pero ahora con clave y usuario? ¡Los leo en los comentarios!
Diay, en medio de este panorama tan “alentador”, sale Jose Aguilar, el candidato del partido Avanza, con una propuesta que, de entrada, suena bastante tuanis. El mae básicamente dice que va a agarrar la tecnología y la va a meter “a troche y moche, a golpe de tambor” en todo el aparato estatal. La idea, según él, es doble: primero, hacerle la vida más fácil al ciudadano de a pie (¡gracias, Creador!) y segundo, y aquí es donde la vara se pone seria, cerrarle el portillo a los vivazos de siempre. Quiere que todo deje un rastro digital, una huella que no se pueda borrar con un cafecito o una llamada “amiga”.
El punto más caliente, y donde Aguilar le pone más picante al asunto, es en la contratación pública. Todos sabemos que ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Las famosas “licitaciones a la medida”, donde el compa del primo del ministro, que iba de último en la fila, de repente se gana el proyecto millonario. ¡Qué sal! Aguilar propone que con sistemas transparentes, donde cada paso quede registrado, esa jugada se acaba. La tecnología, dice él, pondría orden y “trazabilidad”. O sea, que cualquiera podría meterse a ver por qué la empresa “Patito S.A.”, creada antier, se ganó la construcción de un puente. Suena bien, ¿verdad?
Para que no digan que es pura hablada, Aguilar hasta trae ejemplos y un plan de cómo financiar el chuzo. El mae menciona las “concesiones de obra tecnológica”, que es como decir: “Estado, usted no tiene plata para este mega sistema, entonces que una empresa privada lo monte, lo opere por un tiempo y después nos lo dé”. Es un modelo que ya se usa en carreteras y que, en teoría, podría acelerar la modernización sin quebrar las finanzas públicas. Y para rematar, pone de ejemplo a Estonia. ¡Qué nivel Estonia! Allá, según cuenta, se puede hacer de todo desde el celular, hasta divorciarse (¡ojo ahí!). Se acabaron los viajes de dos días desde La Cruz a Migración solo por un sello. La vara de Estonia suena a otro nivel, casi a ciencia ficción para nosotros.
Ahora, la pregunta del millón: ¿nos compramos el cuento? La propuesta, en papel, es una maravilla. Es todo lo que hemos pedido por años. Pero del dicho al hecho… ya sabemos el trecho. Implementar un gobierno digital de verdad es una tarea titánica que va más allá de comprar computadoras. Requiere un cambio de mentalidad, capacitación y, sobre todo, voluntad política para enfrentarse a los que se benefician del desorden actual. Porque, seamos claros, a mucha gente le sirve que todo sea un enredo. Así que, la gran duda es si esto es una visión real de país o simplemente el nuevo y brillante “chunche” electoral que se guardará en una gaveta el día después de las elecciones.
Yo les dejo la bola picando, maes. ¿Ustedes le creen a Aguilar? ¿Será que un gobierno digital de verdad nos saca de este despiche burocrático, o solo le añade al brete una capa nueva de complejidad, pero ahora con clave y usuario? ¡Los leo en los comentarios!