¡Ay, Dios mío! Pues resulta que otra empresa gringa le dio vuelta al quite a Costa Rica, dejando a 50 ticos sin brete. Se trata de Synter Resource Group, una compañía de BPO que operaba acá, y parece que las cosas no les anduvieron bien allá afuera.
La verdad, esto es como cuando te preparas un plato bien rico y justo cuando vas a probarlo, ¡zas!, alguien te lo quita. Así le pasó a estos trabajadores, que recibieron la noticia de golpe el martes pasado, el mismo día que cerraron las puertas. Edward Mora, el director de la firma acá, comentó a La Nación que el problema era plata, pura y dura, problemas financieros que se acumularon y los llevaron a tomar esta decisión tan bronca.
Para ponerles un poco de sabor a la historia, Synter llegó al país en enero de 2021, metiéndose de lleno a aprovechar el talento bilingüe que tenemos nosotros, los nacionales. Tenían oficinas aquí en la gran área metropolitana y hacían toda la onda atendiendo clientes y dando soporte técnico para empresas del lejano norte. Era una oportunidad para crecer y mostrarle al mundo que Costa Rica sí sabe hacer las cosas bien, pero pues... vaya, a veces no alcanza.
Y ojo, porque esto no es un caso aislado, chunches. Últimamente hemos visto varios movimientos raros en el sector de los call centers y el outsourcing. Parece que la cosa está cambiando, que ya no basta con tener gente que hable bien inglés. Ahora quieren servicios más avanzados, con tecnología de punta, y eso requiere una inversión que muchas empresas, especialmente las chicas, no tienen.
Mora, con cara de pocos amigos, dijo que están tratando de resolver la vara de las prestaciones y demás papeleo, pero ya se acabó la fiesta. Él también quedó en el paro, así que imagínate cómo se siente el bato. Una lástima, porque a uno le gusta ver cómo los extranjeros invierten en nuestro país y generan empleos, pero si no hay lana, ¡qué vamos a hacer!
Ahora, algunos expertos dicen que esto es una señal de alerta para el gobierno y para las empresas. Necesitamos ponernos las pilas y empezar a ofrecer servicios de mayor valor agregado, porque sino, nos quedamos atrás. Ya no es suficiente con hablar bien inglés; tenemos que saber programar, analizar datos, y ser creativos para encontrar soluciones innovadoras.
Más allá de los números y los tecnicismos, esto significa que 50 familias tendrán que apretarse el cinturón, buscar nuevos trabajos y lidiar con la incertidumbre. Un recordatorio de que la economía mundial es un resorte complicado, y que aunque tengamos ventajas competitivas, siempre estamos expuestos a sorpresas desagradables. Es como jugar lotería, a veces ganas, a veces pierdes. ¡Qué sal!
En fin, es hora de reflexionar. ¿Debería el gobierno costarricense implementar políticas más agresivas para atraer inversiones que generen empleos de calidad y sean más resilientes a las crisis económicas internacionales? ¿O deberíamos enfocarnos en fortalecer el emprendimiento nacional para crear nuestras propias empresas competitivas a nivel global? ¡Dime tú, qué piensas al respecto?
La verdad, esto es como cuando te preparas un plato bien rico y justo cuando vas a probarlo, ¡zas!, alguien te lo quita. Así le pasó a estos trabajadores, que recibieron la noticia de golpe el martes pasado, el mismo día que cerraron las puertas. Edward Mora, el director de la firma acá, comentó a La Nación que el problema era plata, pura y dura, problemas financieros que se acumularon y los llevaron a tomar esta decisión tan bronca.
Para ponerles un poco de sabor a la historia, Synter llegó al país en enero de 2021, metiéndose de lleno a aprovechar el talento bilingüe que tenemos nosotros, los nacionales. Tenían oficinas aquí en la gran área metropolitana y hacían toda la onda atendiendo clientes y dando soporte técnico para empresas del lejano norte. Era una oportunidad para crecer y mostrarle al mundo que Costa Rica sí sabe hacer las cosas bien, pero pues... vaya, a veces no alcanza.
Y ojo, porque esto no es un caso aislado, chunches. Últimamente hemos visto varios movimientos raros en el sector de los call centers y el outsourcing. Parece que la cosa está cambiando, que ya no basta con tener gente que hable bien inglés. Ahora quieren servicios más avanzados, con tecnología de punta, y eso requiere una inversión que muchas empresas, especialmente las chicas, no tienen.
Mora, con cara de pocos amigos, dijo que están tratando de resolver la vara de las prestaciones y demás papeleo, pero ya se acabó la fiesta. Él también quedó en el paro, así que imagínate cómo se siente el bato. Una lástima, porque a uno le gusta ver cómo los extranjeros invierten en nuestro país y generan empleos, pero si no hay lana, ¡qué vamos a hacer!
Ahora, algunos expertos dicen que esto es una señal de alerta para el gobierno y para las empresas. Necesitamos ponernos las pilas y empezar a ofrecer servicios de mayor valor agregado, porque sino, nos quedamos atrás. Ya no es suficiente con hablar bien inglés; tenemos que saber programar, analizar datos, y ser creativos para encontrar soluciones innovadoras.
Más allá de los números y los tecnicismos, esto significa que 50 familias tendrán que apretarse el cinturón, buscar nuevos trabajos y lidiar con la incertidumbre. Un recordatorio de que la economía mundial es un resorte complicado, y que aunque tengamos ventajas competitivas, siempre estamos expuestos a sorpresas desagradables. Es como jugar lotería, a veces ganas, a veces pierdes. ¡Qué sal!
En fin, es hora de reflexionar. ¿Debería el gobierno costarricense implementar políticas más agresivas para atraer inversiones que generen empleos de calidad y sean más resilientes a las crisis económicas internacionales? ¿O deberíamos enfocarnos en fortalecer el emprendimiento nacional para crear nuestras propias empresas competitivas a nivel global? ¡Dime tú, qué piensas al respecto?