Maes, pónganle atención a este nombre: Gloriana Sánchez Arguedas. Apúntenlo, guárdenlo, pónganle un recordatorio en el cel. Esta semana, esta güila de Santa Bárbara de Heredia no solo va a competir, va a patear la puerta de la historia para Costa Rica. Se fue para Río de Janeiro a representar a Tiquicia en el Campeonato Mundial de Gimnasia Rítmica, y la vara es que es la PRIMERA VEZ que una tica llega a ese nivel. ¡Qué nivel! Hablamos de un evento donde están las mejores del planeta, y ahí, en medio de todas, va a estar ella con la bandera tricolor. No es poca cosa, es un hito gigantesco para un deporte que aquí, seamos honestos, no tiene ni la cuarta parte del apoyo que debería.
Y es que ahí está el detalle que hace esto todavía más impresionante. No estamos hablando de la Sele, que tiene patrocinadores hasta en la sopa. La gimnasia rítmica en Costa Rica es un brete de hormiga, de pura pasión, de familias haciendo malabares y de atletas que se la juegan con las uñas. Gloriana es el resultado de ese esfuerzo titánico. Imagínense el sacrificio, las horas de entrenamiento, la disciplina de acero para llegar a un mundial sin tener una infraestructura de potencia mundial detrás. Es la prueba viviente de que el talento tico, cuando se le pone y se le apoya un poquito, puede llegar a cualquier lado. Esto va más allá de un viaje; es la culminación de un sueño que se veía casi imposible desde nuestra pequeña media cancha.
Ahora, para los que les gusta el detalle técnico, la cosa va así: el campeonato es del 20 al 24 de agosto en el Parque Olímpico de Río. El miércoles 20 la veremos dándolo todo con la pelota y el aro, y el jueves 21 le toca el turno a las cintas y las mazas. Cada uno de esos "chunches" requiere una coordinación y una elegancia que ya quisiera uno para levantarse de la cama. Y no va sola, por supuesto. A su lado está su entrenadora, Melissa Brenes Villarreal, que sin duda ha sido una pieza clave en todo este proceso. Es un equipo de dos que representa el esfuerzo de muchísimos más que han creído en este proyecto desde el día uno.
Ojo, que Gloriana no es ninguna novata que llegó ahí por un golpe de suerte. La mae tiene un currículum que ya muchos atletas consolidados envidiarían. Ha brillado en Juegos Deportivos Nacionales y de ahí saltó a la Sele, logrando un histórico sexto lugar en mazas y un octavo en cintas en los Centroamericanos y del Caribe de San Salvador. Hace poco se fue a foguear con las grandes a la Copa Mundial en Bakú, Azerbaiyán. O sea, ha estado midiendo el aceite contra la élite para llegar a Brasil en su mejor momento. Y por si fuera poco, mientras hace todo eso, le está poniendo bonito a las generales en la UNED. La mae no solo es una carga en la gimnasia, sino que le está poniendo al estudio. ¡A cachete!
Al final del día, lo de Gloriana Sánchez es más que una simple noticia deportiva. Es un recordatorio de que en Costa Rica hay talento de sobra en disciplinas que a menudo ignoramos. Es una luz para un montón de güilas que vienen detrás, soñando con seguir sus pasos. Ella está poniendo el nombre de Tiquicia en un mapa donde nunca habíamos estado, demostrando que con dedicación y coraje se pueden romper todas las barreras. Así que esta semana, cuando estén scrolleando en redes, hagan una pausa y búsquenla. Mandémosle toda la buena vibra, porque una tica está a punto de hacer historia, y eso, maes, es algo que todos deberíamos celebrar.
Y es que ahí está el detalle que hace esto todavía más impresionante. No estamos hablando de la Sele, que tiene patrocinadores hasta en la sopa. La gimnasia rítmica en Costa Rica es un brete de hormiga, de pura pasión, de familias haciendo malabares y de atletas que se la juegan con las uñas. Gloriana es el resultado de ese esfuerzo titánico. Imagínense el sacrificio, las horas de entrenamiento, la disciplina de acero para llegar a un mundial sin tener una infraestructura de potencia mundial detrás. Es la prueba viviente de que el talento tico, cuando se le pone y se le apoya un poquito, puede llegar a cualquier lado. Esto va más allá de un viaje; es la culminación de un sueño que se veía casi imposible desde nuestra pequeña media cancha.
Ahora, para los que les gusta el detalle técnico, la cosa va así: el campeonato es del 20 al 24 de agosto en el Parque Olímpico de Río. El miércoles 20 la veremos dándolo todo con la pelota y el aro, y el jueves 21 le toca el turno a las cintas y las mazas. Cada uno de esos "chunches" requiere una coordinación y una elegancia que ya quisiera uno para levantarse de la cama. Y no va sola, por supuesto. A su lado está su entrenadora, Melissa Brenes Villarreal, que sin duda ha sido una pieza clave en todo este proceso. Es un equipo de dos que representa el esfuerzo de muchísimos más que han creído en este proyecto desde el día uno.
Ojo, que Gloriana no es ninguna novata que llegó ahí por un golpe de suerte. La mae tiene un currículum que ya muchos atletas consolidados envidiarían. Ha brillado en Juegos Deportivos Nacionales y de ahí saltó a la Sele, logrando un histórico sexto lugar en mazas y un octavo en cintas en los Centroamericanos y del Caribe de San Salvador. Hace poco se fue a foguear con las grandes a la Copa Mundial en Bakú, Azerbaiyán. O sea, ha estado midiendo el aceite contra la élite para llegar a Brasil en su mejor momento. Y por si fuera poco, mientras hace todo eso, le está poniendo bonito a las generales en la UNED. La mae no solo es una carga en la gimnasia, sino que le está poniendo al estudio. ¡A cachete!
Al final del día, lo de Gloriana Sánchez es más que una simple noticia deportiva. Es un recordatorio de que en Costa Rica hay talento de sobra en disciplinas que a menudo ignoramos. Es una luz para un montón de güilas que vienen detrás, soñando con seguir sus pasos. Ella está poniendo el nombre de Tiquicia en un mapa donde nunca habíamos estado, demostrando que con dedicación y coraje se pueden romper todas las barreras. Así que esta semana, cuando estén scrolleando en redes, hagan una pausa y búsquenla. Mandémosle toda la buena vibra, porque una tica está a punto de hacer historia, y eso, maes, es algo que todos deberíamos celebrar.
