¡Ay, Dios mío, qué situación más despache en Honduras! Ya van dos semanas sin saber quién va a estar timoneando ese país, y la tensión se siente hasta acá en Costa Rica. Parece que estamos viendo otra telenovela política, pero con consecuencias bien gordas.
La verdad, la cosa está complicada. Después de unas elecciones que causaron más ruido que un carreton con piedras, la Misión de Observación Electoral de la OEA finalmente soltó su informe, y aunque dicen que no vieron indicios de trampas flagrantes, la demora en dar a conocer los resultados oficiales sigue siendo un dolor de cabeza tremendo. Según la agencia AFP, más del 99% de los votos ya están contados, pero aún quedan miles de actas con “inconsistencias”. ¡Imagínate!
Loizaga, el ex canciller paraguayo, quien presentó el informe, fue claro: el retraso “no es justificable”. Eso puso a muchos a pensar, porque entre Nasry Asfura, el candidato conservador con el apoyo de Trump, y Salvador Nasralla, otro derechista, la diferencia es mínima – apenas unos dos puntitos porcentuales. Las acusaciones de fraude vuelan como mosca china en estos días, y ni siquiera el gobierno de Xiomara Castro se queda callado; ellos alegan que Trump metió mano en la elección a favor de Asfura.
Y hablando de Trump, ahí está él, amenazando con “consecuencias graves” si el resultado final cambia y le quita el liderato a Asfura. ¡Uy, qué bronca! Como si fuera poco, el Consejo Nacional Electoral (CNE) reporta casi 2.800 actas con esas inconsistencias que necesitan un escrutinio especial. Total, parece que todavía falta bastante brete para definir quién estará viviendo en la casa presidencial.
Pero la OEA, aunque reconoce que hubo “demoras en la gestión del material electoral” y una “marcada falta de pericia en el diseño, desarrollo y ejecución de las soluciones tecnológicas”, insiste en que no encontraron “dolo ni manipulación evidente”. Dicen que las herramientas tecnológicas fallaron, pero eso no significa necesariamente que haya habido intención de hacer trampa. ¡Menos mal que así lo ven ellos, aunque a ver qué dice Nasralla!
Los observadores de la OEA hicieron un llamado urgente a las autoridades hondureñas para que aceleren ese escrutinio especial. Qué se diga de nosotros, pero aquí en Costa Rica sabemos valorar la transparencia electoral, y que esto se arrastre tanto da mala espina. Este asunto ya se está convirtiendo en una vara bien delicada, y podría tener repercusiones que van más allá de las fronteras de Honduras.
Aunque la misión de la OEA encontró deficiencias en el sistema tecnológico utilizado para el conteo de votos, enfatizan que estas no constituyen, por sí mismas, evidencia de fraude. Esto indica que, aunque hubo problemas técnicos, no necesariamente implicaba una acción intencional para manipular los resultados. Esto no quiere decir que no haya margen de mejora, pero es importante recordar que las imperfecciones técnicas no equivalen automáticamente a actos fraudulentos, aunque la espera es agobiante.
Definitivamente, la situación en Honduras es un verdadero ejemplo de cómo la tecnología puede complicar un proceso electoral si no se maneja correctamente. Al final, la paciencia es clave en estos momentos críticos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que la presión internacional será suficiente para obligar a las autoridades hondureñas a resolver esta disputa pronto, o estaremos escuchando sobre esto por mucho más tiempo?
La verdad, la cosa está complicada. Después de unas elecciones que causaron más ruido que un carreton con piedras, la Misión de Observación Electoral de la OEA finalmente soltó su informe, y aunque dicen que no vieron indicios de trampas flagrantes, la demora en dar a conocer los resultados oficiales sigue siendo un dolor de cabeza tremendo. Según la agencia AFP, más del 99% de los votos ya están contados, pero aún quedan miles de actas con “inconsistencias”. ¡Imagínate!
Loizaga, el ex canciller paraguayo, quien presentó el informe, fue claro: el retraso “no es justificable”. Eso puso a muchos a pensar, porque entre Nasry Asfura, el candidato conservador con el apoyo de Trump, y Salvador Nasralla, otro derechista, la diferencia es mínima – apenas unos dos puntitos porcentuales. Las acusaciones de fraude vuelan como mosca china en estos días, y ni siquiera el gobierno de Xiomara Castro se queda callado; ellos alegan que Trump metió mano en la elección a favor de Asfura.
Y hablando de Trump, ahí está él, amenazando con “consecuencias graves” si el resultado final cambia y le quita el liderato a Asfura. ¡Uy, qué bronca! Como si fuera poco, el Consejo Nacional Electoral (CNE) reporta casi 2.800 actas con esas inconsistencias que necesitan un escrutinio especial. Total, parece que todavía falta bastante brete para definir quién estará viviendo en la casa presidencial.
Pero la OEA, aunque reconoce que hubo “demoras en la gestión del material electoral” y una “marcada falta de pericia en el diseño, desarrollo y ejecución de las soluciones tecnológicas”, insiste en que no encontraron “dolo ni manipulación evidente”. Dicen que las herramientas tecnológicas fallaron, pero eso no significa necesariamente que haya habido intención de hacer trampa. ¡Menos mal que así lo ven ellos, aunque a ver qué dice Nasralla!
Los observadores de la OEA hicieron un llamado urgente a las autoridades hondureñas para que aceleren ese escrutinio especial. Qué se diga de nosotros, pero aquí en Costa Rica sabemos valorar la transparencia electoral, y que esto se arrastre tanto da mala espina. Este asunto ya se está convirtiendo en una vara bien delicada, y podría tener repercusiones que van más allá de las fronteras de Honduras.
Aunque la misión de la OEA encontró deficiencias en el sistema tecnológico utilizado para el conteo de votos, enfatizan que estas no constituyen, por sí mismas, evidencia de fraude. Esto indica que, aunque hubo problemas técnicos, no necesariamente implicaba una acción intencional para manipular los resultados. Esto no quiere decir que no haya margen de mejora, pero es importante recordar que las imperfecciones técnicas no equivalen automáticamente a actos fraudulentos, aunque la espera es agobiante.
Definitivamente, la situación en Honduras es un verdadero ejemplo de cómo la tecnología puede complicar un proceso electoral si no se maneja correctamente. Al final, la paciencia es clave en estos momentos críticos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que la presión internacional será suficiente para obligar a las autoridades hondureñas a resolver esta disputa pronto, o estaremos escuchando sobre esto por mucho más tiempo?