¡Ay, pata! Aquí seguimos viendo cómo la cosa va rodando en la carrera presidencial. Las encuestas recientes han dejado claro un panorama que muchos ya sabíamos: la oposición anda con pie flojo, sin saber muy bien qué hacer con toda la gente que dice estar indecisa. Laura Fernández, la candidata del oficialismo, parece tener atajada la bolita, pero ni loco diré que tiene el gallo en la mano.
Mario Quirós, nuestro querido analista político, lo explicó clarito: tres encuestas –del CIEP de la UCR, Opol Consultores y la Universidad Nacional– pintan un cuadro similar. Un buen porcentaje de votantes, entre el 39% y el 55%, todavía no sabe a quién darle su voto. ¡Qué brete! Pero en lugar de aprovechar ese vacío, la oposición se queda parada, mirando para todos lados sin tomar decisiones.
Lo que nos lleva a preguntarnos, ¿qué le pasa a la oposición? Con 19 candidatos buscando la silla presidencial, pareciera que cada quien jala para su lado, sin buscar una estrategia unificada. Sumados, alcanzan apenas el 19,5% según IDESPO, un número que no inspira mucha confianza. Por momentos da la sensación de que les falta un empujón, un líder que los una y les dé dirección. Diay, qué desazón verlos así tan dispersos.
Fernández, por su parte, parece ir sacando provecho del respaldo del presidente Chaves. No estamos hablando de números arrolladores, ojo, pero sí de una ventaja considerable sobre el resto. Quirós menciona que todavía necesita crecer, necesita “encontrar el punto de equilibrio” para convertir esa ventaja en una victoria segura. Es decir, todavía hay margen de maniobra, tanto para ella como para la oposición.
Y ahí radica la clave, ¿no creen? Mientras Fernández busca cómo fortalecer su posición sin caer en el desgaste, la oposición tiene la oportunidad de juntarse, presentar propuestas claras y demostrar por qué merecen el voto del pueblo. Pero, ¿lo harán? Ahí está la gran incógnita. Muchos analistas señalan que la falta de cohesión interna es su talón de Aquiles. ¡Qué carga!
Lo interesante es que, aunque Fernández tiene una ventaja, las encuestas apuntan a una segunda ronda. Eso significa que el juego todavía no ha terminado. Hay tiempo para que cambie el panorama, para que surjan sorpresas y para que la oposición demuestre de lo que es capaz. La cosa está lejos de definirse, y eso, francamente, es bueno para la democracia.
Pero vamos siendo honestos, la tarea no es fácil. Necesitan articular un mensaje sólido, conectar con las preocupaciones de la gente y ofrecer soluciones reales a los problemas del país. No basta con criticar al gobierno; hay que presentar una alternativa creíble y atractiva. Que no sean solamente críticas, sino propuestas bien pensadas y aterrizables. Porque aquí en Costa Rica, el pueblo no es bobo, eh.
Así que la pelota está en su techo, oposición. Demuestren que tienen madera de gobernar, que pueden unir al país y ofrecer un futuro mejor para todos. Ahora, díganme, ¿creen que la oposición logrará remontar y capitalizar esa indecisión o seguiremos viendo a Laura Fernández encaminada a la presidencia? ¿Cuál sería, en su opinión, la mejor estrategia para la oposición?
Mario Quirós, nuestro querido analista político, lo explicó clarito: tres encuestas –del CIEP de la UCR, Opol Consultores y la Universidad Nacional– pintan un cuadro similar. Un buen porcentaje de votantes, entre el 39% y el 55%, todavía no sabe a quién darle su voto. ¡Qué brete! Pero en lugar de aprovechar ese vacío, la oposición se queda parada, mirando para todos lados sin tomar decisiones.
Lo que nos lleva a preguntarnos, ¿qué le pasa a la oposición? Con 19 candidatos buscando la silla presidencial, pareciera que cada quien jala para su lado, sin buscar una estrategia unificada. Sumados, alcanzan apenas el 19,5% según IDESPO, un número que no inspira mucha confianza. Por momentos da la sensación de que les falta un empujón, un líder que los una y les dé dirección. Diay, qué desazón verlos así tan dispersos.
Fernández, por su parte, parece ir sacando provecho del respaldo del presidente Chaves. No estamos hablando de números arrolladores, ojo, pero sí de una ventaja considerable sobre el resto. Quirós menciona que todavía necesita crecer, necesita “encontrar el punto de equilibrio” para convertir esa ventaja en una victoria segura. Es decir, todavía hay margen de maniobra, tanto para ella como para la oposición.
Y ahí radica la clave, ¿no creen? Mientras Fernández busca cómo fortalecer su posición sin caer en el desgaste, la oposición tiene la oportunidad de juntarse, presentar propuestas claras y demostrar por qué merecen el voto del pueblo. Pero, ¿lo harán? Ahí está la gran incógnita. Muchos analistas señalan que la falta de cohesión interna es su talón de Aquiles. ¡Qué carga!
Lo interesante es que, aunque Fernández tiene una ventaja, las encuestas apuntan a una segunda ronda. Eso significa que el juego todavía no ha terminado. Hay tiempo para que cambie el panorama, para que surjan sorpresas y para que la oposición demuestre de lo que es capaz. La cosa está lejos de definirse, y eso, francamente, es bueno para la democracia.
Pero vamos siendo honestos, la tarea no es fácil. Necesitan articular un mensaje sólido, conectar con las preocupaciones de la gente y ofrecer soluciones reales a los problemas del país. No basta con criticar al gobierno; hay que presentar una alternativa creíble y atractiva. Que no sean solamente críticas, sino propuestas bien pensadas y aterrizables. Porque aquí en Costa Rica, el pueblo no es bobo, eh.
Así que la pelota está en su techo, oposición. Demuestren que tienen madera de gobernar, que pueden unir al país y ofrecer un futuro mejor para todos. Ahora, díganme, ¿creen que la oposición logrará remontar y capitalizar esa indecisión o seguiremos viendo a Laura Fernández encaminada a la presidencia? ¿Cuál sería, en su opinión, la mejor estrategia para la oposición?