¡Aguante la ciencia tica, raza! Resulta que unos investigadores de Nottingham, Reino Unido –con colaboración de mentes puravidas– han sacado un inventazo que podría cambiarle la cara a la odontología. Se trata de un gel que promete curar las caries sin tener que recurrir al temido taladro. Sí, leerán bien: ¡adiós al sillón del dentista y a la angustia!
Todo comenzó con la idea de replicar cómo se forma el esmalte dental, esa capa dura que nos protege de ácidos y bacterias. Como saben, el esmalte no se regenera solito una vez que está dañado, razón por la cual siempre estamos batallando con flúor y otras medidas preventivas que, siendo justas, solo hacen lo suyo, pero nunca revierten el daño.
Pero aquí viene lo bueno. Este equipo, liderado por el profe Álvaro Mata, desarrolló un gel basado en una proteína llamada amelogenina, la misma que usa nuestro cuerpo para formar el esmalte cuando somos niños. Imagínense: básicamente, el gel le dice a nuestros dientes “¡Vamos, recréate!”, y estos empiezan a producir nuevos cristales de calcio y fosfato, los bloques constructores del esmalte.
Y no es cualquier gel, brete. Lo interesante es que este aprovechamiento la saliva, esa cosita pegajosa que todos tenemos en la boca, para activarse. En pruebas de laboratorio, vieron que en solo una semana ya se había formado una capa nueva de esmalte de hasta 10 micrómetros de espesor. ¡Diez micros! No es mucho, pero es suficiente para empezar a cerrar esas goteras que causan las caries.
Lo más impresionante es que esta nueva capa de esmalte se pega súper bien al diente original, como si fuera parte de él. No se despega al cepillarse, rellena fisuras... ¡parece magia, diay! El profe Mata dice que este proceso imita casi exactamente cómo se formaba el esmalte cuando éramos chamacos, una imitación biológica pura.
Ahora, claro, hay que ponerle pausa a las expectativas. Aunque los resultados en el laboratorio son prometedores, todavía queda mucho camino por recorrer. Ya están preparando ensayos clínicos con personas reales, programados para empezar el próximo año. Si todo sale bien, podrían tener el gel listo para los consultorios dentales hacia finales de 2026. Mintech-Bio, la empresa que fundó el profe Mata, es quien estará encargada de sacar esto adelante.
Esto va más allá de simplemente evitar el taladro, chunches. Si funciona como dicen, podríamos estar hablando de una revolución en la salud bucodental. Menos caries, menos dolor de cabeza (y de mandíbula), y quizás hasta tratamientos regenerativos para otros tejidos dañados. Una verdadera bocanada de aire fresco para nuestra salud.
Dejemos atrás el miedo al dentista y celebremos este invento tico que podría salvar nuestras sonrisas. Pero vamos, díganme: ¿ustedes creen que realmente este gel cumplirá todas estas promesas o es otro espejismo científico? ¿Se atreverían a probarlo si estuviera disponible?
Todo comenzó con la idea de replicar cómo se forma el esmalte dental, esa capa dura que nos protege de ácidos y bacterias. Como saben, el esmalte no se regenera solito una vez que está dañado, razón por la cual siempre estamos batallando con flúor y otras medidas preventivas que, siendo justas, solo hacen lo suyo, pero nunca revierten el daño.
Pero aquí viene lo bueno. Este equipo, liderado por el profe Álvaro Mata, desarrolló un gel basado en una proteína llamada amelogenina, la misma que usa nuestro cuerpo para formar el esmalte cuando somos niños. Imagínense: básicamente, el gel le dice a nuestros dientes “¡Vamos, recréate!”, y estos empiezan a producir nuevos cristales de calcio y fosfato, los bloques constructores del esmalte.
Y no es cualquier gel, brete. Lo interesante es que este aprovechamiento la saliva, esa cosita pegajosa que todos tenemos en la boca, para activarse. En pruebas de laboratorio, vieron que en solo una semana ya se había formado una capa nueva de esmalte de hasta 10 micrómetros de espesor. ¡Diez micros! No es mucho, pero es suficiente para empezar a cerrar esas goteras que causan las caries.
Lo más impresionante es que esta nueva capa de esmalte se pega súper bien al diente original, como si fuera parte de él. No se despega al cepillarse, rellena fisuras... ¡parece magia, diay! El profe Mata dice que este proceso imita casi exactamente cómo se formaba el esmalte cuando éramos chamacos, una imitación biológica pura.
Ahora, claro, hay que ponerle pausa a las expectativas. Aunque los resultados en el laboratorio son prometedores, todavía queda mucho camino por recorrer. Ya están preparando ensayos clínicos con personas reales, programados para empezar el próximo año. Si todo sale bien, podrían tener el gel listo para los consultorios dentales hacia finales de 2026. Mintech-Bio, la empresa que fundó el profe Mata, es quien estará encargada de sacar esto adelante.
Esto va más allá de simplemente evitar el taladro, chunches. Si funciona como dicen, podríamos estar hablando de una revolución en la salud bucodental. Menos caries, menos dolor de cabeza (y de mandíbula), y quizás hasta tratamientos regenerativos para otros tejidos dañados. Una verdadera bocanada de aire fresco para nuestra salud.
Dejemos atrás el miedo al dentista y celebremos este invento tico que podría salvar nuestras sonrisas. Pero vamos, díganme: ¿ustedes creen que realmente este gel cumplirá todas estas promesas o es otro espejismo científico? ¿Se atreverían a probarlo si estuviera disponible?