¡Ay, Dios mío! Esto del tema de las jornadas 4-3 se ha puesto más complicado que encontrar parqueado en Escazú los fines de semana. Resulta que el Gobierno, que andaba todo contento diciendo que esto iba a ser prioridad nacional, de repente lo bajó de la estufa durante las sesiones extraordinarias. Se enfocaron primero en el presupuesto, ¡claro!, porque a fin de cuentas, pagarle a todos siempre es lo primero, ¿no?
Según dicen, el expediente 24.290, donde venía toda la movida de las jornadas, quedó varadito en la lista de pendientes. Pilar Cisneros, la jefa del oficialismo, soltó que una vez aprobado el presupuesto sí lo retomarían, pero parece que esta vez se les fue el avión. La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿realmente decidieron tirar la toalla con esta iniciativa, o están jugando a hacer nosotras como si no estuvieran enteradas?
Pero espérense, porque Cisneros salió a defenderse con uñas y dientes. Dice que no se van a rendir ni tantito, y que lo que hicieron fue darle prioridad a otros proyectos que considera más urgentes. Según ella, con las jornadas iban a estar entrando y saliendo de la convocatoria como quien saca y mete monedas de un llavero. Un brete, vamos.
Ahora, la jugada maestra es dejar todo este asunto para la próxima Asamblea Legislativa, que empieza a funcionar el 1 de mayo del 2026. ¡Eso significa esperar casi dos años! Imagínate, entre tanto tiempo, quién sabe qué nuevas variables pueden surgir. Dicen que esperan ir poco a poco, avanzando lo más que puedan y cruzar los dedos para que en el próximo Congreso finalmente salga adelante.
Lo curioso es que a pesar de todo este vaivén, el proyecto, que tenía vía rápida aprobada, comenzó su camino en el Plenario el 7 de julio. Hasta inicios de noviembre, apenas habían logrado discutir 858 de las 2.564 mociones presentadas. ¡Una locura! Y encima, hay que sumar las 2.564 mociones de revisión. Total, solo cinco enmiendas han sido aprobadas hasta ahora, todas cortesía de los diputados de Liberación Nacional (PLN).
Y hablando de PLN, parece que Cisneros cree que algunos diputados no están jugando limpio. Acusa al PLN y al Frente Amplio de utilizar una estrategia para frenar el avance del proyecto. Según ella, dejan que avancen unas cuantas mociones, luego aprueban una, se ponen de acuerdo y envían todo a consulta. Luego, vuelven a meterlo en pausa por unos días. ¡Un juego sucio, vamos! Por eso, prefiere avanzar con otras iniciativas, como el caso de Crucitas, donde buscan permitir la exploración y explotación de oro en Cutris.
Para entender mejor todo este embrollo, vale la pena echar un vistazo a las enmiendas que sí lograron aprobación. Primero, se propuso que serían los trabajadores de cada empresa quienes decidirían, mediante votación, si aceptaban el régimen de jornadas de 12 horas. Después, excluyeron las labores agropecuarias, agrícolas y de construcción de la posibilidad de jornadas excepcionales. Las últimas enmiendas fueron presentadas por Monserrat Ruiz, quien propone crear un plan piloto para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, además de incluir ajustes para personas refugiadas y con problemas de salud mental. Incluso, exige un estudio técnico completo antes de aplicar las jornadas de 12 horas, evaluando aspectos psico sociales, de género y de salud mental.
En fin, este tema de las jornadas 4-3 parece que sigue dando para rato. Parece que todavía quedan muchas vara por resolver, y muchos debates que tendremos que seguir vigilando. Ahora me pregunto, ticos y tis, ¿creen que el gobierno realmente tiene la intención de sacar adelante este proyecto, o simplemente lo están usando como cortina de humo mientras se enfocan en otras prioridades? ¿Consideran que es realista esperar a 2026 para ver resultados, o deberían buscar alternativas más rápidas para abordar la necesidad de mejorar las condiciones laborales en Costa Rica?
Según dicen, el expediente 24.290, donde venía toda la movida de las jornadas, quedó varadito en la lista de pendientes. Pilar Cisneros, la jefa del oficialismo, soltó que una vez aprobado el presupuesto sí lo retomarían, pero parece que esta vez se les fue el avión. La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿realmente decidieron tirar la toalla con esta iniciativa, o están jugando a hacer nosotras como si no estuvieran enteradas?
Pero espérense, porque Cisneros salió a defenderse con uñas y dientes. Dice que no se van a rendir ni tantito, y que lo que hicieron fue darle prioridad a otros proyectos que considera más urgentes. Según ella, con las jornadas iban a estar entrando y saliendo de la convocatoria como quien saca y mete monedas de un llavero. Un brete, vamos.
Ahora, la jugada maestra es dejar todo este asunto para la próxima Asamblea Legislativa, que empieza a funcionar el 1 de mayo del 2026. ¡Eso significa esperar casi dos años! Imagínate, entre tanto tiempo, quién sabe qué nuevas variables pueden surgir. Dicen que esperan ir poco a poco, avanzando lo más que puedan y cruzar los dedos para que en el próximo Congreso finalmente salga adelante.
Lo curioso es que a pesar de todo este vaivén, el proyecto, que tenía vía rápida aprobada, comenzó su camino en el Plenario el 7 de julio. Hasta inicios de noviembre, apenas habían logrado discutir 858 de las 2.564 mociones presentadas. ¡Una locura! Y encima, hay que sumar las 2.564 mociones de revisión. Total, solo cinco enmiendas han sido aprobadas hasta ahora, todas cortesía de los diputados de Liberación Nacional (PLN).
Y hablando de PLN, parece que Cisneros cree que algunos diputados no están jugando limpio. Acusa al PLN y al Frente Amplio de utilizar una estrategia para frenar el avance del proyecto. Según ella, dejan que avancen unas cuantas mociones, luego aprueban una, se ponen de acuerdo y envían todo a consulta. Luego, vuelven a meterlo en pausa por unos días. ¡Un juego sucio, vamos! Por eso, prefiere avanzar con otras iniciativas, como el caso de Crucitas, donde buscan permitir la exploración y explotación de oro en Cutris.
Para entender mejor todo este embrollo, vale la pena echar un vistazo a las enmiendas que sí lograron aprobación. Primero, se propuso que serían los trabajadores de cada empresa quienes decidirían, mediante votación, si aceptaban el régimen de jornadas de 12 horas. Después, excluyeron las labores agropecuarias, agrícolas y de construcción de la posibilidad de jornadas excepcionales. Las últimas enmiendas fueron presentadas por Monserrat Ruiz, quien propone crear un plan piloto para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, además de incluir ajustes para personas refugiadas y con problemas de salud mental. Incluso, exige un estudio técnico completo antes de aplicar las jornadas de 12 horas, evaluando aspectos psico sociales, de género y de salud mental.
En fin, este tema de las jornadas 4-3 parece que sigue dando para rato. Parece que todavía quedan muchas vara por resolver, y muchos debates que tendremos que seguir vigilando. Ahora me pregunto, ticos y tis, ¿creen que el gobierno realmente tiene la intención de sacar adelante este proyecto, o simplemente lo están usando como cortina de humo mientras se enfocan en otras prioridades? ¿Consideran que es realista esperar a 2026 para ver resultados, o deberían buscar alternativas más rápidas para abordar la necesidad de mejorar las condiciones laborales en Costa Rica?
