¡Ay, Dios mío! Se armó un chayote monumental en la Asamblea Legislativa este lunes. Resulta que el PUSC, buscando desesperadamente salir del atasco legislativo, intentó meterle turbo al proyecto de jornadas 4-3 con una jugada exprés, pero el PLN, pa’lante, le cerró el paso. Ahora, el Plenario sigue igual de atorado que un carro en la bajada de Pacayas un día lluvioso.
La idea original del PUSC era mandar el proyecto a una comisión especial, creando un nuevo expediente, buscando una salida rápida a la situación. Según ellos, esto permitiría que el Plenario pudiera seguir avanzando con otras leyes importantes, evitando quedar paralizado por este tema que ya lleva dando vueltas como trapo en pandemónium. Pero parece que la cosa no anduvo tan sencilla como pensaban los socialcristianos.
Después de varias idas y venidas, de cinco versiones distintas de la enmienda, el intento de acelerar el proceso terminó en cero. Se necesitaban 38 votos para lograrlo, pero primero terminaron empatados 21-21. Luego, en la segunda votación, la cosa empeoró: 20 a favor y 21 en contra. ¡Qué pena! Una verdadera torta, diríamos nosotros.
Y colorín colorado, acudieron varios diputados a apoyar la iniciativa del PUSC, incluyendo gente del oficialismo, Nueva República, el Liberal Progresista, algunos independientes y hasta Andrea Álvarez, que rompió la línea del PLN. Por un momento, parecía que sí podrían mover el asunto, pero al final, el PLN, junto con el Frente Amplio y algunas disidentes dentro del propio PUSC, como Vanessa Castro, dijeron “no se va”.
Las cosas llegaron a tal punto que se vivieron intercambios bastante picantes entre Daniela Rojas, del PUSC, y Óscar Izquierdo, del PLN. Rojas cuestionaba por qué se pedía consenso si luego no se estaba dispuesto a aceptar propuestas. Izquierdo, por su parte, defendió la postura del PLN, afirmando que habían hablado de incorporar las votaciones de los trabajadores y que eso no había sucedido. ¡Un verdadero choque de titanes!
Pero la polémica no acabó ahí. Además del rechazo a la moción del PUSC, también se tumbó una enmienda del Frente Amplio para dejar sin efecto la vía rápida del proyecto 24.290. Esto significa que ahora el Plenario tendrá que seguir votando mociones de forma tradicional, una tarea que se prevé larga y tediosa. Rosaura Méndez, Pedro Rojas y Montserrat Ruiz, del PLN, fueron los únicos que se animaron a apoyar la propuesta del FA, pero no fue suficiente.
Ante este panorama desalentador, la Asamblea Legislativa seguirá arrastrando las cadenas del estancamiento legislativo. Quedan cientos de mociones pendientes, desde la 626 hasta la 2.564, y además hay que revisar otras tantas. Un brete descomunal que amenaza con mantener al país en vilo por mucho tiempo. Algunos analistas políticos aseguran que esto refleja las profundas divisiones existentes en la Asamblea, dificultando cualquier intento de llegar a acuerdos.
Ahora bien, con este batallar constante y la incertidumbre sobre cuándo se resolverá el tema de las jornadas laborales, me pregunto: ¿Consideran ustedes que el PLN actuó correctamente al bloquear la iniciativa del PUSC, priorizando sus posiciones políticas sobre la necesidad de desbloquear la agenda legislativa? ¿O creen que el PUSC debería haber buscado un enfoque más conciliador para lograr avances?
La idea original del PUSC era mandar el proyecto a una comisión especial, creando un nuevo expediente, buscando una salida rápida a la situación. Según ellos, esto permitiría que el Plenario pudiera seguir avanzando con otras leyes importantes, evitando quedar paralizado por este tema que ya lleva dando vueltas como trapo en pandemónium. Pero parece que la cosa no anduvo tan sencilla como pensaban los socialcristianos.
Después de varias idas y venidas, de cinco versiones distintas de la enmienda, el intento de acelerar el proceso terminó en cero. Se necesitaban 38 votos para lograrlo, pero primero terminaron empatados 21-21. Luego, en la segunda votación, la cosa empeoró: 20 a favor y 21 en contra. ¡Qué pena! Una verdadera torta, diríamos nosotros.
Y colorín colorado, acudieron varios diputados a apoyar la iniciativa del PUSC, incluyendo gente del oficialismo, Nueva República, el Liberal Progresista, algunos independientes y hasta Andrea Álvarez, que rompió la línea del PLN. Por un momento, parecía que sí podrían mover el asunto, pero al final, el PLN, junto con el Frente Amplio y algunas disidentes dentro del propio PUSC, como Vanessa Castro, dijeron “no se va”.
Las cosas llegaron a tal punto que se vivieron intercambios bastante picantes entre Daniela Rojas, del PUSC, y Óscar Izquierdo, del PLN. Rojas cuestionaba por qué se pedía consenso si luego no se estaba dispuesto a aceptar propuestas. Izquierdo, por su parte, defendió la postura del PLN, afirmando que habían hablado de incorporar las votaciones de los trabajadores y que eso no había sucedido. ¡Un verdadero choque de titanes!
Pero la polémica no acabó ahí. Además del rechazo a la moción del PUSC, también se tumbó una enmienda del Frente Amplio para dejar sin efecto la vía rápida del proyecto 24.290. Esto significa que ahora el Plenario tendrá que seguir votando mociones de forma tradicional, una tarea que se prevé larga y tediosa. Rosaura Méndez, Pedro Rojas y Montserrat Ruiz, del PLN, fueron los únicos que se animaron a apoyar la propuesta del FA, pero no fue suficiente.
Ante este panorama desalentador, la Asamblea Legislativa seguirá arrastrando las cadenas del estancamiento legislativo. Quedan cientos de mociones pendientes, desde la 626 hasta la 2.564, y además hay que revisar otras tantas. Un brete descomunal que amenaza con mantener al país en vilo por mucho tiempo. Algunos analistas políticos aseguran que esto refleja las profundas divisiones existentes en la Asamblea, dificultando cualquier intento de llegar a acuerdos.
Ahora bien, con este batallar constante y la incertidumbre sobre cuándo se resolverá el tema de las jornadas laborales, me pregunto: ¿Consideran ustedes que el PLN actuó correctamente al bloquear la iniciativa del PUSC, priorizando sus posiciones políticas sobre la necesidad de desbloquear la agenda legislativa? ¿O creen que el PUSC debería haber buscado un enfoque más conciliador para lograr avances?
