Ay, mae, esto de las jornadas 4-3 parece que se nos va a ir al traste. El lunes, la Unidad Social Cristiana (PUSC) sacó a relucir otra vez la propuesta, pensando que podían darle un empujón rápido al proyecto. Pero, ¡qué torta!, la idea de meterle mano a través de una comisión especial se cayó como fruta verde. Parecía fácil, ¿verdad? Pues no tanto.
Liberación Nacional, esos siempre poniendo las barbas a remojar, no dieron ni media vuelta. Solo la diputada Álvarez se animó a votar a favor, y los demás, silencio sepulcral. Resulta que tenían un problemita con el texto original, argumentando que no se había considerado la votación de los trabajadores, algo que ya habían aprobado antes en medio de un brete legislativo. Ahí se vio que la cosa estaba más complicada de lo que parecía al principio.
Ante semejante rechazo, la diputada socialcristiana, Daniela Rojas, se puso a buscar salidas. Sacó tres alternativas a relucir, intentando convencer al PLN de que consensuaran algo para desbloquear el Plenario, que anda tan atascado que parece que se ha pegado en la pared. “Muchos se levantaron a pedir que consensuáramos algo… ¿cuál es la otra propuesta que hay para desenterrar esto?”, preguntó a sus colegas, dejando caer que se estaban haciendo bolas.
Y ahí vino la jugada maestra, o al menos eso pensaba ella. Rojas ofreció retirar su proyecto inicial, el 25.224, y le propuso al PLN que tomaran como base la moción 625, aprobada el 9 de septiembre. Le dijo que podía aplicar el artículo 234 bis a esa moción, buscando una forma de salir del embrollo. ¡Un ofrecimiento jugoso, diay!
Pero la cosa no terminó ahí, porque Rojas, demostrando que tiene de todo, lanzó otra propuesta aún más audaz. Sugirió incluir la votación de los trabajadores directamente en el proyecto, dejándole claro al PLN que si ellos querían echarle mano, pues que lo firmaran como suyo. “Me dijo que querían respetar la autoría”, justificó, mostrando flexibilidad. Incluso se comprometió a dar su voto a cualquier opción que surgiera del PLN, dejando claro que estaba dispuesta a ceder terreno si eso significaba avanzar.
Lo que más molestó a Rojas fue la falta de claridad por parte del PLN. “Podrían decir que no quieren que el proyecto avance, pero que sean claros en eso. Lo que no se vale es pedir propuestas, no aceptarlas y luego no tener nada más que aportar”. ¡Qué vara!, se escuchó murmurar entre los presentes. La tensión se palpaba en el ambiente, como un chubasco a punto de estallar.
Después del fiasco del lunes, el martes los diputados llegaron hasta la moción 654, otra enmienda sustitutiva presentada por el verdiblanco Joaquín Hernández. Esta vez sí lograron aprobarla de manera unánime, aunque con algunas modificaciones importantes. Se mantuvo la votación de los trabajadores, pero se excluyeron las labores agrícolas y agropecuarias, así como las de construcción, de la posibilidad de incorporarse a estas jornadas. Un pequeño paso adelante, pero que aplaza el asunto para las consultas obligatorias y probablemente para las sesiones extraordinarias, donde el Poder Ejecutivo recuperará el control de la agenda. ¡Qué nivel de burocracia, mae!
En fin, este lío de las jornadas 4-3 sigue dando para hablar y parece que no hay solución a la vista. Entre ofertas, rechazos y propuestas confusas, el proyecto se mantiene estancado en el Plenario, mientras los trabajadores aguardan ansiosamente una respuesta. ¿Creen que el PLN encontrará la forma de romper este nudo gordiano o seguiremos arrastrándonos por este brete legislativo indefinidamente? ¿Y qué papel deberían jugar los sindicatos en este proceso?
Liberación Nacional, esos siempre poniendo las barbas a remojar, no dieron ni media vuelta. Solo la diputada Álvarez se animó a votar a favor, y los demás, silencio sepulcral. Resulta que tenían un problemita con el texto original, argumentando que no se había considerado la votación de los trabajadores, algo que ya habían aprobado antes en medio de un brete legislativo. Ahí se vio que la cosa estaba más complicada de lo que parecía al principio.
Ante semejante rechazo, la diputada socialcristiana, Daniela Rojas, se puso a buscar salidas. Sacó tres alternativas a relucir, intentando convencer al PLN de que consensuaran algo para desbloquear el Plenario, que anda tan atascado que parece que se ha pegado en la pared. “Muchos se levantaron a pedir que consensuáramos algo… ¿cuál es la otra propuesta que hay para desenterrar esto?”, preguntó a sus colegas, dejando caer que se estaban haciendo bolas.
Y ahí vino la jugada maestra, o al menos eso pensaba ella. Rojas ofreció retirar su proyecto inicial, el 25.224, y le propuso al PLN que tomaran como base la moción 625, aprobada el 9 de septiembre. Le dijo que podía aplicar el artículo 234 bis a esa moción, buscando una forma de salir del embrollo. ¡Un ofrecimiento jugoso, diay!
Pero la cosa no terminó ahí, porque Rojas, demostrando que tiene de todo, lanzó otra propuesta aún más audaz. Sugirió incluir la votación de los trabajadores directamente en el proyecto, dejándole claro al PLN que si ellos querían echarle mano, pues que lo firmaran como suyo. “Me dijo que querían respetar la autoría”, justificó, mostrando flexibilidad. Incluso se comprometió a dar su voto a cualquier opción que surgiera del PLN, dejando claro que estaba dispuesta a ceder terreno si eso significaba avanzar.
Lo que más molestó a Rojas fue la falta de claridad por parte del PLN. “Podrían decir que no quieren que el proyecto avance, pero que sean claros en eso. Lo que no se vale es pedir propuestas, no aceptarlas y luego no tener nada más que aportar”. ¡Qué vara!, se escuchó murmurar entre los presentes. La tensión se palpaba en el ambiente, como un chubasco a punto de estallar.
Después del fiasco del lunes, el martes los diputados llegaron hasta la moción 654, otra enmienda sustitutiva presentada por el verdiblanco Joaquín Hernández. Esta vez sí lograron aprobarla de manera unánime, aunque con algunas modificaciones importantes. Se mantuvo la votación de los trabajadores, pero se excluyeron las labores agrícolas y agropecuarias, así como las de construcción, de la posibilidad de incorporarse a estas jornadas. Un pequeño paso adelante, pero que aplaza el asunto para las consultas obligatorias y probablemente para las sesiones extraordinarias, donde el Poder Ejecutivo recuperará el control de la agenda. ¡Qué nivel de burocracia, mae!
En fin, este lío de las jornadas 4-3 sigue dando para hablar y parece que no hay solución a la vista. Entre ofertas, rechazos y propuestas confusas, el proyecto se mantiene estancado en el Plenario, mientras los trabajadores aguardan ansiosamente una respuesta. ¿Creen que el PLN encontrará la forma de romper este nudo gordiano o seguiremos arrastrándonos por este brete legislativo indefinidamente? ¿Y qué papel deberían jugar los sindicatos en este proceso?