Ay, comadres y comelos, parece que el asunto de las jornadas 4-3 se ha ido pa' atrás, ¡y qué torta! Después de tanto rodeo y de que los diputados se hayan tomado cartas en el asunto con sus mociones, resulta que ahora ni se atreven a tocar el tema. El Poder Ejecutivo le bajó el acelerador al proyecto, dejando todo en pausa mientras resuelven otros bretes.
Para ponerlos al día, el expediente 24.290, aquel que buscaba implementar esas jornadas de 12 horas para algunas empresas, estaba programado para retomarse el 17 de noviembre. Pero, ¡sorpresa!, Pilar Cisneros, la jefa del oficialismo, soltó la bomba: no van a mover un dedo hasta que no se apruebe el presupuesto del 2026. Imagínense, ¡el futuro del trabajo en Costa Rica depende de unas cuentas!
Lo cierto es que el proyecto ya había pasado por varias idas y vueltas. Después de la presentación inicial por parte de la diputada socialcristiana Daniela Rojas, se aprobaron cinco mociones, cada una generando debates y más modificaciones al texto original. Desde permitir que los trabajadores voten si quieren trabajar 12 horas, hasta dejar fuera a los agricultores y constructores – ¡parecía que cada quien quería meter su chinchorrito al asunto!
Y ni hablar de las enmiendas que surgieron. Una proponía un plan piloto para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales, cortesía del Ministerio de Trabajo. Otra buscaba proteger a las personas refugiadas y aquellas con problemas de salud mental, asegurando que estas jornadas no les afectaran demasiado. ¡Parece que quisieran cubrir todos los posibles escenarios y ablandar la medida, eh!
Pero claro, esta constante modificación y consulta ha llevado a que los propios diputados estén jugando al gato y al ratón. Según Cisneros, cada vez que proponen algo, inmediatamente surge una moción para modificarlo y volver a enviarlo a consulta. Un círculo vicioso que, según ella, va a seguir así por un buen rato. ¡Qué cargada!
La verdad es que esto nos deja a todos pensando: ¿realmente hay voluntad política para impulsar estas jornadas 4-3? Parece que entre el presupuesto, las mociones y los intereses encontrados, el tema se ha complicado más de lo que nadie esperaba. Recordemos que inicialmente la propuesta pretendía agilizar la contratación laboral y darle mayor flexibilidad a las empresas, pero a este paso, no sabemos si alguna vez verá la luz.
Algunos analistas señalan que la dilación se debe a la presión de diferentes sectores, desde sindicatos preocupados por los derechos laborales hasta empresarios temerosos de incurrir en costos adicionales. Otros creen que simplemente se trata de una estrategia política para ganar tiempo y evitar tomar decisiones impopulares en vista de las próximas elecciones. Diay, qué cosas pasan en este país…
Así que ahí lo tienen, compadres: el tema de las jornadas 4-3 sigue estancado. Mientras tanto, los trabajadores seguimos trabajando bajo la modalidad actual, esperando que finalmente alguien tome una decisión clara. Ahora dime tú, ¿crees que esta dilación beneficia realmente a la economía y a los trabajadores costarricenses, o es una señal de que el proyecto no tiene el respaldo suficiente?
Para ponerlos al día, el expediente 24.290, aquel que buscaba implementar esas jornadas de 12 horas para algunas empresas, estaba programado para retomarse el 17 de noviembre. Pero, ¡sorpresa!, Pilar Cisneros, la jefa del oficialismo, soltó la bomba: no van a mover un dedo hasta que no se apruebe el presupuesto del 2026. Imagínense, ¡el futuro del trabajo en Costa Rica depende de unas cuentas!
Lo cierto es que el proyecto ya había pasado por varias idas y vueltas. Después de la presentación inicial por parte de la diputada socialcristiana Daniela Rojas, se aprobaron cinco mociones, cada una generando debates y más modificaciones al texto original. Desde permitir que los trabajadores voten si quieren trabajar 12 horas, hasta dejar fuera a los agricultores y constructores – ¡parecía que cada quien quería meter su chinchorrito al asunto!
Y ni hablar de las enmiendas que surgieron. Una proponía un plan piloto para reducir la jornada laboral a 40 horas semanales, cortesía del Ministerio de Trabajo. Otra buscaba proteger a las personas refugiadas y aquellas con problemas de salud mental, asegurando que estas jornadas no les afectaran demasiado. ¡Parece que quisieran cubrir todos los posibles escenarios y ablandar la medida, eh!
Pero claro, esta constante modificación y consulta ha llevado a que los propios diputados estén jugando al gato y al ratón. Según Cisneros, cada vez que proponen algo, inmediatamente surge una moción para modificarlo y volver a enviarlo a consulta. Un círculo vicioso que, según ella, va a seguir así por un buen rato. ¡Qué cargada!
La verdad es que esto nos deja a todos pensando: ¿realmente hay voluntad política para impulsar estas jornadas 4-3? Parece que entre el presupuesto, las mociones y los intereses encontrados, el tema se ha complicado más de lo que nadie esperaba. Recordemos que inicialmente la propuesta pretendía agilizar la contratación laboral y darle mayor flexibilidad a las empresas, pero a este paso, no sabemos si alguna vez verá la luz.
Algunos analistas señalan que la dilación se debe a la presión de diferentes sectores, desde sindicatos preocupados por los derechos laborales hasta empresarios temerosos de incurrir en costos adicionales. Otros creen que simplemente se trata de una estrategia política para ganar tiempo y evitar tomar decisiones impopulares en vista de las próximas elecciones. Diay, qué cosas pasan en este país…
Así que ahí lo tienen, compadres: el tema de las jornadas 4-3 sigue estancado. Mientras tanto, los trabajadores seguimos trabajando bajo la modalidad actual, esperando que finalmente alguien tome una decisión clara. Ahora dime tú, ¿crees que esta dilación beneficia realmente a la economía y a los trabajadores costarricenses, o es una señal de que el proyecto no tiene el respaldo suficiente?