¡Ay, Dios mío! ¿Hasta cuándo vamos a estar así con este proyecto de las jornadas laborales? Parece que la Asamblea Legislativa anda con freno de mano y revisando cada puntito con lupa. Ya estamos arrastrando semanas de debates que no llevan a ningún lado, y la verdad, qué depa se pone.
El asunto es que la sesión de este jueves fue otra muestra de cómo se complica todo. Entre rompimientos de quorum, problemas técnicos que te hacen querer tirarle la toalla y hasta recesos porque el PLN y el PUSC necesitaban aclarar sus ideas, apenas le sacaron unas 21 mociones aprobadas. Unos números bien bajos considerando el tiempo que estuvieron ahí sentados.
Para darle más sabor a la cosa, el tema de la Universidad de Costa Rica y esa amenaza de ataque armado vino a meterse en medio de todo. Imagínate, justo cuando intentaban avanzar con la discusión de las jornadas, toca parar para hablar de seguridad y de los discursos que tanto han encendido la polémica últimamente. ¡Qué sal!
Según los cálculos del diputado Carlos Felipe García, ya se ha superado el 27% de las enmiendas presentadas, que suman ni más ni menos que 2.564. Pero ojo, eso sin contar las revisiones, que si las sumas, apenas van en el 13%. Así que todavía nos queda un brete por delante, mi pana. La dinámica sigue siendo igual: lenta, pesada y con algunos diputados pidiendo a gritos que busquen una forma de salir rápido de este lío.
Y hablando del lío, no podemos pasar por alto lo que pasó en la UCR. El diputado Antonio Ortega del Frente Amplio no dudó en responsabilizar al gobierno por lo ocurrido, argumentando que los discursos de odio y la polarización han ido en aumento, especialmente contra el Tribunal Supremo de Elecciones. Varios legisladores se sumaron a la crítica, haciendo un llamado a la reflexión y a cambiar la actitud, pero la cosa parece estar muy caliente, ¿eh?
Algunos analistas políticos señalan que el quórum constante faltante refleja una falta de compromiso real por parte de algunos legisladores, quienes parecen más interesados en evitar controversia que en resolver el problema. Otros sugieren que hay intereses creados detrás de la demora, buscando diluir el proyecto o modificarlo a favor de ciertos sectores económicos. La verdad, diay, que aquí hay mucha tela que cortar.
Recordemos que el proyecto tuvo prioridad hasta el 9 de septiembre, pero luego se pausó para consultas obligatorias después de la aprobación de una moción que incluía la votación de los trabajadores. Se retomó el 7 de octubre, volvió a pausarse por una semana, y ahora seguimos atascados en este limbo. El tiempo corre y la incertidumbre aumenta, afectando principalmente a los miles de trabajadores que esperan una solución a esta problemática.
En fin, este panorama pinta complicado y deja muchas preguntas abiertas. ¿Logrará la Asamblea Legislativa aprobar el proyecto de las jornadas laborales antes de que se agoten las opciones? ¿Podrá el gobierno calmar las tensiones políticas y garantizar la seguridad en nuestras universidades? ¿Estamos condenados a seguir discutiendo este tema indefinidamente, mientras el país se va al traste? Compadre, ¿cuál crees que será el desenlace de esta telenovela política?
El asunto es que la sesión de este jueves fue otra muestra de cómo se complica todo. Entre rompimientos de quorum, problemas técnicos que te hacen querer tirarle la toalla y hasta recesos porque el PLN y el PUSC necesitaban aclarar sus ideas, apenas le sacaron unas 21 mociones aprobadas. Unos números bien bajos considerando el tiempo que estuvieron ahí sentados.
Para darle más sabor a la cosa, el tema de la Universidad de Costa Rica y esa amenaza de ataque armado vino a meterse en medio de todo. Imagínate, justo cuando intentaban avanzar con la discusión de las jornadas, toca parar para hablar de seguridad y de los discursos que tanto han encendido la polémica últimamente. ¡Qué sal!
Según los cálculos del diputado Carlos Felipe García, ya se ha superado el 27% de las enmiendas presentadas, que suman ni más ni menos que 2.564. Pero ojo, eso sin contar las revisiones, que si las sumas, apenas van en el 13%. Así que todavía nos queda un brete por delante, mi pana. La dinámica sigue siendo igual: lenta, pesada y con algunos diputados pidiendo a gritos que busquen una forma de salir rápido de este lío.
Y hablando del lío, no podemos pasar por alto lo que pasó en la UCR. El diputado Antonio Ortega del Frente Amplio no dudó en responsabilizar al gobierno por lo ocurrido, argumentando que los discursos de odio y la polarización han ido en aumento, especialmente contra el Tribunal Supremo de Elecciones. Varios legisladores se sumaron a la crítica, haciendo un llamado a la reflexión y a cambiar la actitud, pero la cosa parece estar muy caliente, ¿eh?
Algunos analistas políticos señalan que el quórum constante faltante refleja una falta de compromiso real por parte de algunos legisladores, quienes parecen más interesados en evitar controversia que en resolver el problema. Otros sugieren que hay intereses creados detrás de la demora, buscando diluir el proyecto o modificarlo a favor de ciertos sectores económicos. La verdad, diay, que aquí hay mucha tela que cortar.
Recordemos que el proyecto tuvo prioridad hasta el 9 de septiembre, pero luego se pausó para consultas obligatorias después de la aprobación de una moción que incluía la votación de los trabajadores. Se retomó el 7 de octubre, volvió a pausarse por una semana, y ahora seguimos atascados en este limbo. El tiempo corre y la incertidumbre aumenta, afectando principalmente a los miles de trabajadores que esperan una solución a esta problemática.
En fin, este panorama pinta complicado y deja muchas preguntas abiertas. ¿Logrará la Asamblea Legislativa aprobar el proyecto de las jornadas laborales antes de que se agoten las opciones? ¿Podrá el gobierno calmar las tensiones políticas y garantizar la seguridad en nuestras universidades? ¿Estamos condenados a seguir discutiendo este tema indefinidamente, mientras el país se va al traste? Compadre, ¿cuál crees que será el desenlace de esta telenovela política?
